jueves, 26 de junio de 2014

El mensaje

El viernes, mientras la vida me transcurría entre una llamada de Skype, mi preocupación por no tener nada de comer en la refri y el intento de organizar un fin de semana de fútbol y trabajo, me cayó la notificación de que tenía un inbox en FB.

Eso no es raro, ya que es justo por inbox de esa red social por donde me comunico de manera exclusiva con algunas personas. La sorpresa fue ver el remitente al abrirlo.

28 meses habían pasado desde que no sabía de esta persona. Pocas palabras hicieron que miles de recuerdos regresaran de golpe, de patada y de torrente. Me quedé inmóvil, casi asustada, revisé la fecha del mensaje, pensé que era uno de los antiguos que nos mandábamos casi a diario con esta amiga. No, era de ese día, a pocos minutos de haber sido redactado. No supe de mí por un par de segundos.

Cuando la razón me regresó, agarré mis llaves y me fui a hacer las compras de la semana al supermercado, porque al fin y al cabo, la vida sigue... aún con recuerdos que aún logran sacarme una sonrisa, aunque sea momentánea.


miércoles, 25 de junio de 2014

La familia

Debo decir que provengo de una familia muy tradicional y cuadrada... no sé por qué soy como soy ante un contexto católico-conservador-ortodoxo.

Dicho esto, paso a analizar un poco lo que está sucediendo en mi familia y empiezo admitiendo que mi familia no está pasando la mejor de sus fases.

Cualquiera que nos haya conocido en estos casi 40 años de ser familia habría pensado que terminaríamos matándonos unos a otros o al menos que seríamos capaces de hacernos un daño permanente, pero no, acá estamos, hemos sobrevivido y lejos han quedado los sobresaltos propios de la crianza de adolescenstes, todas mujeres.

También lejos quedaron las grandes crisis económicas y mis hermanas y yo andamos por la vida tratando de vivir como podemos o como nos dejan.

Confieso que, como me pasó en la adolescencia, no entiendo a mi familia en muchos aspectos, a veces me botan la poca paciencia que he logrado trabajar en muchos años, que a veces me limito solo a escuchar sus conflicto y que a veces me da por tomar distancia, claro, sin salir de su radio de acción, pero si una distancia prudente, confieso también que en algunas ocasiones no me alejo, sino que me acerco y me quedo expectante a algo que cambie lo que está pensando y a veces soy la que hace "algo". Confieso que estoy cansada también.

Anoche hablé con mi mamá y desde entonces suena esta canción en mi cabeza, porque la familia sigue siendo la familia en todo momento: cuando se está en el hospital, cuando se pasa por confusiones, cuando ya no se tienen fuerzas.

Hoy, mis papás celebran un aniversario más del día en que fueron a la alcaldía de San Salvador y firmaron un papel que dice que son esposos. La familia había entrado a la legalidad.

lunes, 23 de junio de 2014

De por qué le voy a Alemania en el Mundial

Hablemos de fútbol: Alemania es mi favorito. Punto. No hay mucho más que decir.

Todo empezó en 1994. Hace exactamente 20 años, tenía 16 años y un muchacho (un año mayor que yo) llegó y me dijo lo más horrible que pudo decirme: yo le gustaba.

No me mal interpreten, me gustaban (y siguen gustándome) los hombres, solo que en aquel entonces yo tenía mucho que recorrer en el torturoso  camino de la inteligencia emocional, así que hice lo que tenía que hacer: le destrocé el corazón.

¿Qué tiene que ver toda esta historia de desamor con que yo le vaya a Alemania? Sencillo, resulta que el pobre bicho llega una tarde, mientras yo gastaba una pelota de BKB en el aro de la cancha del colegio y me informa que el mundial USA 94 ha iniciado y que él le va a no me acuerdo qué equipo. Yo que no sabía nada del acontecimiento deportivo le suelto un "yo voy con Alemania" al azar y recuerdo sus enormes ojos saltones abriéndose desorbitadamente y me dice... "las niñas lindas como vos no deberían de ir por un país nazi".

Debo confesar que en ese momento terminé de lanzarlo al desprecio al pobre. Detuve la pelota y me le acerqué... y le dije "el problema de este puto planeta es gente como vos que no puede enterarse de alguien (en este caso, de un país) que la caga en algo porque entonces son el diablo toda la vida". Lo dejé parado a media cancha y yo me fui a la biblioteca a pedirle a Toyita (la bibliotecaria) un libro de historia universal. A la pregunta de que qué andaba buscando contesté "historia europea del siglo XX"... lo dije con la misma desfachatez que hubiera usado una mujer de abolengo al pedir un "Chanel No. 5" en una perfumería de Paris. Tomé el grueso y polvoriento libro y me fui a mi rincón de lectura habitual. Pasé tres horas leyendo sobre ambas guerras mundiales y sobre la post-guerra... hacía pocos años había caído el muro de Berlín y al llegar a ese hecho, caí en la cuenta que se me había pasado la hora de irme a casa. Llegué tarde y por supuesto mi papá me regañó, creo que el pobre creyó que me había entretenido con alguna amiga de cuchicheos o con algún novio clandestino.

- "¿y me puede decir, usted señorita, por qué viene tarde?"
- Me quedé leyendo en la biblioteca y me agarró la tarde

Mi papá había llegado algo temprano a casa porque los partidos del mundial no se los perdía, aquel año mi mamá sacó a plazos en Simán un hermoso sillón reclinable y le dio su regalo del día del padre, justo para la inauguración cuando cantó la Gloria Stefan y no sé qué otros artistas latinos en la ceremonia.

Tratando de hacer las paces con aquel hombre, le pregunté por qué equipo iba... "Brasil" contestó (hasta la fecha sigue yendo por ellos, con la única excusa de que son latinoamericanos), se me quedó viendo como preguntándome cuál era mi equipo de preferencia y yo entendí... solo dije "Alemania". La misma reacción... ¿por qué les sorprendía a los hombres que yo fuera por los teutones?

Ante su reacción me atreví a ir más allá... y agregué: "y cuando me gradúe del colegio voy a irme a Alemania a estudiar medicina". Casi se atraganta con la limonada que estaba tomando en aquel momento, con un movimiento decidido enderezó su flamante y bello sillón reclinable y me dijo... "¡Estás loca!" Por supuesto me dio risa, con él nunca he podido ser pésima.

Recuerdo que aquella noche, mientras cenábamos me preguntó por qué iba con un país lleno de odio. Y le contesté que me daba mucha pena que solo porque habían habido errores de sus dirigentes se les señalara eternamente, que además que los que la habían cagado ya estaban muertos... y añadí... para sorprender y vanagloriarme frente a mi papá... "Además... una selección que ganó el mundial justo después de la guerra en Suiza... debe tenérsele respeto, porque el 'Milagro de Berna' en 1954 no fue así nomasito, era primera vez que jugaban después de que la FIFA los suspendió de participar en el mundial del 50" dije.

Mi papá no dijo nada.

"Si ya los habían castigado - añadí - ya deberían de ir perdonando que los majes hicieron algo malo"

Obviamente aquello lo había leído en el libro de historia germánica que Toyita me había prestado aquella tarde. Es cierto, honestamente pensaba que era injusto que a aquellas alturas - 1994 - la gente siguiera pensando que Alemania seguía siendo la "bitch" de Europa. Los que nos portábamos "mal" no teníamos derecho a la redención... eso quería decir. Estaba en apuros. Al final sería tratada como la pobre Alemania. Y eso que no le conté a mi papá sobre su recuperación económica en la post-guerra y de los avances tecnológicos y científicos de la gran hundida germania.

Posiblemente la "bitch" fui yo al insultar la inteligencia de Alfredo, quien se quedó parado a media cancha sin entender por qué yo siempre parecía enojada con él, o a lo mejor no debí tratar de impresionar a mi papá con la perorata histórica porque seamos honestos... a mi el fútbol no me importaba... lo que me interesaba era encontrar a alguien que como yo, le tuviera un poco de piedad a una nación mal portada que trataba de ser un poco más gente luego de haberla cagado 'diagalán'.

No recuerdo quién ganó el mundial de 1994, no tengo muchos recuerdos tampoco de otros mundiales... soy mala aficionada, solo recuerdo, cada cuatro años, que yo le voy a Alemania, más que por sus estadísticas o por el subcampeonato en el 66, cuando perdió frente a Inglaterra, por su Franz Beckenbauer en 1974 y luego en 1990, o sus hermosos estadios para Alemania 2006 o su mítico portero Oliver Kahn o su Klose, Podolski y su hermoso y actual entrenador Joachim Löw, sin pasar por alto a sus nada teutones Özil y Mario Gómez y la 'h' de Khedira... o el "hat trick" de Müller... más que por todos ellos, yo voy por Alemania por el divino derecho de rectificar los errores del pasado.

Alfredo se perdió a dos años de habernos graduado de bachillerato y mi papá sigue siendo hincha de Brasil y como él me ha enseñado lealtad (a veces de esa ciega) yo sigo siendo de Alemania.

Necesito comprarme una camiseta de esa selección, no tanto porque van a ser los campeones (aunque sea solo para mí), sino para acordarme que uno no debe andar juzgando errores ajenos.

viernes, 20 de junio de 2014

Junio y como todo lo que planeo no se realiza

pero igual sigue siendo lindo.

Junio siempre me gustó, a lo mejor porque justo luego de mayo, que siempre se pasea en mi existencia, junio siempre es un tiempo para reponer fuerzas y disfrutar de las mañanas frescas y de las lluvias que me alivian tanto.

Este junio empezó por mandarme a descansar, pasé siete días en el hospital, mi organismo decidió que tanta presión, tristeza y desapego era suficiente. No más. Justo en esos días la mudanza y Tolstoi, en su infinita empatía conmigo, también estuvo enfermo y tristozo hasta que regresé a nuestro nuevo apartamento y me di a la tarea de pasar cinco días más en total recuperación que implicó pasar entre el sillón y mi cama.

Para mientras el mundo siguió girando, el mundial de fútbol empezó y tuve suficiente tiempo para evaluar y valorar ciertas cosas. Creo que mi organismo es bien sabio, por lo general, cuando me exije detenerme es para evaluar cómo estoy llevando esto que se llama vida.

Justo el día que me dieron el alta en el isss recibí dos correos, digamos bastante importantes. La vida siempre sorprende.

He vuelto a clases, he vuelto al trabajo y he vuelto a todo lo que dejé en pausa, incluso este espacio, ya escribí también mi relato pendiente en Non-girly Blue y ya llevé al gato al veterinario. La casa ha tomado otro tono, Miguel se había encargado de ordenar todas mis pertenencias mientras vegeté en el hospital, pero ahora ya tiene otro toque.

Junio me gusta cómo va... siempre me ha gustado. Siempre me ha parecido que la vida propone buenas cosas en este mes. Porque junio siempre me bota los planes, me dice... "no, no vas a ir a Guatemala, mejor te quedas... descansas, te repones y te voy a mandar un par de sorpresas para que estés entretenida", sin embargo no es doloroso, es esperanzador... como esta canción.



Quedate un rato más junio.


lunes, 16 de junio de 2014

Carta dos años después

Querido Miguel:

Hace dos años exactamente nos fuimos a conocer. Nos habíamos escrito correos y mensajes durante casi dos meses y en un momento, en el que ni me di cuenta, decidí darme la oportunidad de salir de mis rutinas, mis aflicciones y mis temores. Cosa que ya sabes, es bien difícil para mi.


Por supuesto, viendo cómo sucedió todo hace dos años, nadie (es decir, yo) habría apostado a que esto durara o fuera significativo, porque así soy... nunca he podido calcular realmente el impacto de la gente en mi y opto (casi siempre) por hacerme la maje al poco tiempo, para no salir lastimada, para no comprometerme, para no gastarme. Así fue... hasta ahora. Tal vez sea feo que lo diga, pero no le tenía "fe" a esta relación. De hecho, cuando meses después pasamos por un tiempo raro de separación, lo vi hasta lógico. Pero como las relaciones no son de una persona, sino de dos, vos te quedaste. Hiciste un espacio para vos y tus grandezas  mal puestas de santaneco y yo acepté dejar que te quedaras y te pudieras instalar en una vida que había dejado olvidada.

Debo confesar abiertamente que he tenido miedos (reales e infundados) de algo que no conozco, la domesticidad siempre un fantasma para mi, pero anoche, mientras lavábamos, cocinábamos y hacíamos cálculos para comprar muebles para el apartamento me di cuenta que no costaba nada. Nada. Solo que nunca lo había hecho y ahora ya no resulta aterrador.

Aquella tarde, mientras te vi llegar con unas Orsai bajo el brazo, a tomarte un café conmigo, no sospeché que dos años después estaría escribiéndote esta carta, haciendo planes y preparándome para lo que tenga que venir (que en realidad no sé qué será). Ha sido bueno verte  a mi lado la semana pasada, el día que regresé a casa luego de pasar tanto tiempo sola en el hospital. Me sorprendí al escucharte murmurar "dormite"; por supuesto no pude, pero fue bueno sentir que - por primera vez en mucho tiempo - me he sentido acompañada.

El tiempo seguirá su curso, no sé cuánto nos dure, en realidad no quiero pensarlo mucho, puede ser que me asuste, pero para mientras yo trataré de terminar el diplomado, buscaré otros entusiasmos para regresar a escribir y vos leerás a la carrera y seguirás afinando nuestro presupuesto para ir a México. Seguiré teniendo mala salud y vos la salud de hierro que tanto presumis. Tal vez dentro de dos años quiera escribirte otra carta o tal vez haya borrado ya las 23 cartas que nunca te entregué mientras viví en Suchitoto. De momento, este fin de semana tenemos que seguir viendo fútbol, pintar el apartamento y experimentar nuevos sabores en la cocina.

Te mando los besos asignados para este día.


KR