viernes, 26 de septiembre de 2014

¿Por qué no escribir?

Es la pregunta que me he estado haciendo desde hace varios meses.

Luego de toda una vida escribiendo casi a diario, de repente el torrente parece que se empezó a detener. Algún post ocasional, alguna queja, un par de cuentos en Nongirly Blue y ya... nada más salía.

Y tengo una larga y muy amplia lista de "quizás" por los que me alejé del ritual de escribir.

- Quizás estaba cansada.
- Quizás mi nuevo horario de trabajo (nuevo, relativo) me sacó de mi zona de confort.
- Quizás lo que he estado viviendo desde mi familia ha sido tan complicado que ni siquiera me dio tiempo para escribir.
- Quizás tengo síndrome de la página en blanco.
- Quizás he estado demasido ocupada aprendiendo sobre social media.
- Quizás he tenido demasiadas dudas.
- Quizás... todo.

Desde hace tres semanas he estado en un taller, impartido en la Casa Tomada, lo está dando Jacinta Escudos y quisiera tener la esperanza de que esto va a dar como resultado que se me aflojen las palabras y salgan a diario, como antes. Espero. Pero hay que ser realista, esta sequedad no la voy a resolver con talleres, ni con la presencia de escritores laureados a mi al rededor. Ni con exorcismos. Pero algo ha aportado esta experiencia.

No sé si esta sequedad de palabras seguirá. A veces siento que tengo más razones para escribir, que para dejar de hacerlo, pero así es todo esto... no se le puede atinar al corazón siempre.