jueves, 26 de marzo de 2015

Algo que me pasa por la mente...

Muchas cosas pasan por mi mente, tantas que a veces me pierdo... el trabajo, la familia, la gente que me rodea, las ideas, lo que no logro escribir, lo que sueño, las obligaciones de maitra vieja, la salud, la economía, el pseudo negocio que emprendí, todo abonado con mi manera particular de ver la vida, que a veces me sorprende a mí misma.  Muchas cosas pasan por mi mente.

Si me pongo seria, fría, serena y analista puedo decir que mi vida no ha cambiado sustancialmente en los últimos tres años, todo sigue su curso, los trabajos, los amigos, la familia y yo sigo siendo siendo yo, con unas libras y canas más, pero no es cierto, todo sigue igual, pero todo cambió. 

Siempre he estado completamente segura, totalmente convencida de que la felicidad es algo que depende de mi, si estoy de buenas o malas, no es culpa de otra personas, a veces si logran inyectarme alguna alegría o alguna pena ajenas y así... voy viviendo, pero no a expensas de otros. 

Sigo con mis miedos habituales, con mis viejas mañas, con mis acostumbradas incoherencias, también he estrenado emociones, sentimientos e ideas, que he podido evaluar como buenas y malas, no importa cómo sean, son mías.

Hace tres años me fui a tomar un café, sola. Creo que en ese entonces me sentía tan cómoda con mi soltería, era tan feliz, tan autónoma... hoy sigo siendo feliz y autónoma, pero ya no estoy soltera (dentro de lo que la palabra suele significar). Hoy me voy a tomar un café, pero voy con él. "Él" llegó hace exactamente tres años a este blog, leyó que me fui a tomar un café y se burló de mi... me divertí tanto con su comentario que acá estoy, junto a él. 

Hoy sigo siendo feliz, no por él, sino por mi... pero admito que estar a su lado (y al lado de sus cipotes) me ha proporcionado una felicidad que jamás había explorado, me dio otro matiz, otra perspectiva, otro impulso, nuevas ideas y desempolvé algo que estaba guardando para más tarde. Ese "más tarde" inició un día como hoy, era lunes, yo estaba ahí sola, sintiéndome como me siento hoy. Feliz, incluso cuando estoy triste.

Algo, no sé cómo decirle, nació hace tres años.

Hoy, Miguel y yo vamos a ir juntos a tomarnos un café, con otra persona que nos hablará de un proyecto que estoy segura me dejará otras alegrías y otras esperanzas.




Todavía soy el tipo al que le cuesta sonreír,
y todavía me hacen sospechar las buena intensiones.

Sigo sin creer en el final feliz de la canción,
en la balada cursi, en la ilusión con tantas pretensiones.

El beso y todo eso a veces solo es un ritual
en el que no creía, pero me estás haciendo cambiar.
Contigo se me olvida la ironía
el lado triste de la vida
el sarcasmo, la agonía
y aunque haga frío
contigo algo florece cada día
y lo primero que me pasa por la mente
sorprendentemente al verte es simplemente
es ser feliz.

Todavía sé que queda otro poquito que aprender
no sé si en un minuto o en un beso con buenas intensiones.

Me haces sospechar,
te juro que tú me haces sospechar
que el mundo no es tan duro en realidad
que hay simples soluciones.

martes, 24 de marzo de 2015

Carta post-pedrada

Estimado conductor del carrito gris, que le tiró una piedra al motorista de la 101D:
Espero, de todo corazón, que su día mejore... entiendo que un busero se le meta y casi lo golpee no ha de ser el mejor de los inicios del día.
Le escribo para confirmarle que la piedra que le tiró al busero cumplió el objetivo de dañar, no precisamente al busero, pero si a la señora que iba a mi lado y a mi. Lástima que no se dio cuenta porque, tirada la piedra, usted pisó el acelerador para huir y no pudo ver que la ventana donde impactó el objeto contundente fue precisamente en la ventana donde íbamos la señora y yo. La piedra la recibí yo en mi brazo izquierdo y los vidrios que volaron... y que menos mal... solo asustaron a la señora que los recibió en casi su totalidad.

Por si estaba con el pendiente, no... no creo que el golpe de su piedra me deje cicatriz perenne, posiblemente solo tendré un morete algunos días, pero si me perturba pensar que sus reacciones violentas seguirán afectando a terceros, como la mujer que viajaba a su lado, que tenía evidente cara de asustada ante sus gritos desproporcionados.
Me despido de usted, pensando que sería precioso que usted pudiera leer esta pequeña nota, entiendo que sus reacciones se deban a frustraciones, tristezas y desequilibrios que nada tienen que ver ni con el busero, ni con nosotros los pasajeros, ni con nada. Solo le recuerdo, solo usted y nada más que usted es el responsable de sus actos, así que por favor, por lo que más quiera... ¡REVISE SU VIDA!
Saludos,
KR


Nota aclaratoria: Esta carta no nació acá en el blog, sino en un post de desahogo en FB, pero ha pasado acá para registrar lo sucedido.

viernes, 20 de marzo de 2015

Estereotipos de belleza

A veces cuesta estar cómoda en la propia piel.
Que si estamos gordas, que si los brazos, que si la panza, que si el pelo... que si todo... 

A veces pienso que los estereotipos de belleza impuestos están tan impregnados que nos vamos haciendo a la idea de que uno es fellito por naturaleza porque no nos parecemos a la mujer seca, chelita, de ojos pristinos y cabellos de oro que nos plantea la publicidad. Nos autoengañamos. Negamos nuestra naturaleza y maldecimos al punto de convertir la palabra "indio" en un insulto.

Luego viene el proceso de auto-desengañarnos y cuesta, cuesta mucho y entonces sucede el pleito interno más grande: ¿para qué rebajar? ¿para qué cambiarme el corte de cabello? ¿para qué cambiar de guardaropas? ¿Eso me va a hacer sentir bien conmigo misma? ¿Es vanidad o parte de nuestra salud (física y mental)?

No tenemos misericordia, no solo las mujeres, algunos hombres también pasan por este proceso.

Estoy segura que la salud tendría que ser un derecho sustancial para que la plenitud nos llegue mientras la podamos disfrutar. Así que decidí empezar a hacer ejercicio y tengo un par de semanas de estar ordenando mis horarios de comida y poco a poco con esfuerzo a veces, a comer más sano. 

Ayer mientras hacía un mi pedazo de plátano sancochado para la cena me puse a pensar no solo en lo que yo tengo metido en el inconsciente sobre la belleza, sino lo que tienen los hombres metidos en la cabeza sobre la belleza y es complicado. 

Recordé la vez que un hombre me dijo (sin decírmelo en realidad) que una de las razones por las que no seguía conmigo era porque no me arreglaba... "no me arreglaba". Por supuesto, mi feminista ortodoxa interior me dijo que no valía la pena una persona que se decía que no juzgaba a las personas por su apariencia y que al final pesó el hecho de que yo no me maquillara todos los días o me alisara el cabello o no me pusiera hermosos zapatos de tacón alto. Nunca comenté a nadie el trasfondo de la ruptura, mis amigas lo habrían matado y luego colgado de un palo, para mi fue un replanteamiento de cómo "debería" verme a mí misma.

¿Cómo me veo a mi misma? 

Simple, hay día en que me siento terriblemente bella y otros en los que quisiera meterme en un saco con dos hoyitos a la altura de los ojos. Hay días en que la bascula me dice que he bajado 4 libras y luego me dice que he aumentado 6 y así... Todo esto sería demasiado trágico si no hubiera algo que me sostiene, no... no es el amor o los piropos de algún hombre... es el amor que pueda tener a mi ser, con o sin panza, siempre me he querido mucho, con todo y mis imperfecciones (físicas y mentales)

Más de alguna me dirá "pero es lindo que otros se fijen en una" y claro, es lindo cuando un hombre le dice a una "qué guapa te ves" o "linda se mira en esa foto"... más si es el hombre o la persona que la quiere a una, una suele sentirse como miss Venezuela en esas ocasiones, pero no debería ser lo que alimente nuestro ego. Mi ego se alimenta de cuando me siento plenamente feliz conmigo, cuando digo con toda sinceridad "mis manos son feas" cuando hacen casting de manos en la agencia, cuando veo las cicatrices que he ido coleccionando a lo largo de 37 años, cuando con todo el amor del mundo me trenzo los cabellos como lo hacía mi abuela, la indita de Panchimalco. Lo que pueda decirme Miguel o cualquier otro hombre es solo una confirmación de cómo me veo.

¿Qué pasa cuando otras mujeres nos ven y "critican" a otras mujeres? Bueno... esta mañana vi esta campaña de Dove, donde se hace palpable lo que les decía... la autopercepción que las mujeres tenemos de nuestros cuerpos, ahí se los dejo...