martes, 15 de diciembre de 2015

Cosas de familia

Escena de domingo, previo a salida familiar:

Lorena (mi hermana): Sebastián, ¿ya estás listo?
Sebastián: Si mamá... (en su tono más distraído mientras mi hermana se termina de alistar)

- 3 minutos después -

Lorena: Hijo... ¿ya estás listo? Nos vamos nomás me termine de alistar, no quiero que nos vayas a atrasar...
Sebastián: Ya estoy listo mamá... (sigue tirado en un sillón de la sala, haciendo zapping)

- 3 minutos más tarde -

Lorena: ¡Sebastián! ¿estás seguro que ya estás listo?
Sebastián: ¡Mamá! ya te dije, ya estoy listo, te estoy esperando...
Lorena:  vaya.

Nótese que Lorena es la que no se está apurando para salir y que en esa preguntadera a mi sobrino sobre su estado de arreglo está dilatando aún más el tiempo...

Lorena:  Sebastián Rauda, ya casi salgo, no quiero ver que no estés listo!
Sebastián (ya exaltado por la preguntadera):  ¡Mamá... yo ya nací listo!


¡Amo a mi sobrino!
*Cualquier parecido genético en nuestros caracteres es mera coincidencia*

lunes, 14 de diciembre de 2015

Nerviosismos

Lo confieso, soy un nudo de nervios en algunas ocasiones. 

Habiendo dicho eso, confieso que por lo general eso pasa en mis ámbitos más cercanos, como ayer, cuando por primera vez mi familia se sentó a comer con Miguel en lo que fue una especie de "formalización" de mi relación con el hombre. 

Siendo que somos pareja desde hace más de tres años, este hecho no había sucedido... lo confieso, también lo había postergado durante mucho tiempo. No es por pena, no es por falta de ocasión, sino por falta de ovarios. Me daba miedo exponer a Miguel a la mirada inquisidora de mi madre. Soy un cliché. 

A todo chompipe se le llega su navidad y así... ayer nos embarcamos a la aventura de compartir un almuerzo con mis papás. Sobrevivimos. No sirvo para las formalidades, pero esta era necesaria, ahora fue divertido contarle a Emilia los detalles de la ocasión, como dice, tenemos esa capacidad intacta de poder burlarnos de nosotras mismas, a punta de risa nos sanamos las aflicciones y agarramos aire para seguir lo que vamos viviendo. Agarramos valentía para los planes que ya hemos emprendido. 

El nerviosismo se me acabó cuando nos levantamos de la mesa y supe que lo hecho, hecho está. Ahora falta solo terminar de armar mis maletas, recoger mis recuerdos más precioso, esos que ando acarreando desde hace diez años, soltar mi tiempo de soltera e instalarme en mi nueva casa. 

Lo confieso, soy un nudo de nervios... casi siempre.