Durante los últimos meses me ha caído el cinco de esto, siempre decimos "voy a..." y pocas veces echamos a andar un proyecto. Culpo a la distracción y a la hueva.
Por ejemplo, yo tengo un año de estar diciendo que me equiparé y haré un mini huerto casero con las especias que tanto me gusta usar en la cocina. Tengo 8 meses de estar diciendo que haré algo para bajar peso, súmenle los 6 meses de estar diciendo que pondré cortinas (aunque sea) en mi cuarto. Tolstoi va ya para 3 meses de espera para llevarlo a su castración y alrededor de un mes y medio de estar diciendo que iré a sacar mi pasaporte.
¿Por qué nos tardamos para hacer cosas que sabemos que debemos hacer?
Excusas siempre habrán, lo sé.
El fin de semana tuve que topar e hice varias cosas que tenía en el tintero desde hace meses. Fui a visitar a alguien que debía visitar desde hace 9 meses. Con Miguel nos dedicamos a hacer limpieza profunda en casa y al fin pusimos orden y limpieza para el cuarto donde he puesto un hermoso escritorio donado por Norman y al fin tengo un estudio en casa. Ah, si. También mis papás conocieron a Miguel.
Supongo que son cosas que tenían que pasar en algún momento, este último hecho siempre me pone nerviosa, tanto que siempre lo he evitado, a excepción de Edgar, antes que Miguel, mis papás jamás han conocido a mis parejas. Con Edgar, gracias a la falta de experiencia y aorillada (a la orilla) el asunto tomó dimensiones demasiado gigantes y al pobre le tocó enfrentarse a la experiencia, botella de vino en mano y cuando vine a reaccionar era demasiado tarde. Lo bueno fue que aprendí (creo).
Aunque ya había considerado (luego de casi tres años de relación estable con "él") presentarle a mis papás y ya hasta lo habíamos hablado en algún momento, todo se había dilatado. El sábado, mientras esperaba a que llegaran mis papás a la casa, recordé el día cuando Gabriela y Miguel se conocieron, la más nerviosa era yo.
Como no fue algo planificado, y casi que me agarraron sin anestesia, decidí que era la mejor manera, como cuando nos sacan el primer diente a la hora de mudar los de leche. Me acerqué a Miguel y le dije que acababa de hablar por teléfono con mi papá y que me anunciaron que llegarían. No recuerdo bien lo que le dije, pero fue algo así como "de todos modos tendrá que pasar en algún momento, así que mejor que sea hoy". Estuvo de acuerdo y ya. Sin anestesia.
No sirvo para las formalidades, pero tengo que admitir que a veces es necesaria. Ayer, mientras veía True Detective escuché la frase que resume todo lo sentido el fin de semana: "Por eso siempre decía que Rusty necesitaba una familia... pone límites, los límites son buenos" (Marti). Siendo la arisca solitaria que siempre he sido eso es importante. Mi familia.
El domingo hice algo que también tenía pendiente... y que adrede estaba dilatando... fui a casa de mi mamá. Con la excusa de ir a almorzar y luego de su "indique" al despedirse una tarde antes, fui y pasé por el filtro que ellos siempre son. Además, y es la razón por la que tenía que ir, al fin pude hablar con Lorena, mi otra hermana.
Quizá muchas personas nunca entenderán por qué hago las cosas, por qué quiero a la gente que quiero y muchos otros porqués. A veces ni yo los sé. Solo los siento.
Al regresar a mi casa, ordenada, limpia y segura, recordé todo lo que aún tengo pendiente, que serán muchas cosas, poco o muy importantes, pero más que eso... me di el tiempo para alegrarme por lo que ya hice, porque al final es eso... sigo avanzando.
1 comentario:
Al final, la familia es la familia y, por lo general, querrán siempre lo mejor para nosotros... dilatemos las cosas cuánto podamos, la familia no cambiará y su reacción será siempre la misma.
Creo que en la vida tenemos que aprender a dejar ciertas cosas para después, cuando ya tenemos la fuerza necesaria para ejecutarlas. Recalco, "ciertas cosas": una taza de café no debe esperar demasiado, se enfría.
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