viernes, 13 de mayo de 2016

Mayo y nuestra reconciliación

Durante diez años mayo siempre fue un cabrón. Muertes, dolores, accidentes, despedidas, ausencias... En respuesta lo he odiado. Mucho.

Aún así, desde hace unos años, cuatro para ser exactos, he buscado la manera de reconciliarme con mayo y conmigo misma. Creo que al fin lo he logrado. Reconciliarme conmigo y con cualquiera que me maltrate pasa por escribir. Eso es lo que hago, es lo que soy. Empecé a escribir a los 14 años cuando no entendía nada de la vida y sigo sin entender, pero acá estoy, reencontrándome con la escritura en este blog que ha estado olvidado; lo he encontrado un poco polvoso, un poco ajadito, poca gente nos ha visitado, pero no importa, le vamos a poner una flores, vamos a abrir las ventanas y vamos a sacudir; para eso, he abierto una página en Facebook para llamar a gente que venga y lea, no por vanidad, no por vanagloria, sino porque así no olvido que debo escribir a diario, que... como me dijo Delmy la semana pasada... una debe estar agradecida con lo que la vida nos da. 

Mayo me ha dado de todo, tristezas y ahora alegrías. Se lo agradezco.

Hace ocho años abrí este espacio, intentando salvarme, de encontrar respuestas y alivio. No he querido cerrar este remanso de letras porque al final recoge mi vida y mis ficciones, mis amores y desamores, los proyectos (fallidos y exitosos). En el inicio, el primer post, fechado un 27 de marzo de 2008, era solo el enlace de una canción, esa canción que siempre me alivia en tristezas, justo en ese momento en el que decido que la vida debe continuar. 

Hoy la posteo de nuevo, porque mayo y yo somos amigos de nuevo, porque soy consciente de la tranquilidad que me rodea, porque simplemente con esta canción, yo soy yo de verdad. Porque simplemente hay que dar gracias por las cosas buenas... y por las malas también.


No hay comentarios: