La semana pasada cumplió años mi papá, se hicieron dos celebraciones, ya casi que parecía fiesta patronal, la primera fue el sábado por la noche, nos reunimos todos los Rauda-Quintanilla y dimos rienda suelta a toda nuestra capacidad de joder.
Mi tía Jaquie preparó sus famosos super y gigantes panes.
- Tía ¿de qué son los panes? – preguntó mi hermana
- de Pollo hijita, ya no hago con carne de cerdo porque toda esta tanatada de viejitos ya no digieren bien.
La tanatada mencionada son mis tíos y mi papá. El menor es Melvin, según los cálculos matemáticos llegará a los 40 años este 25 de diciembre próximo, luego va mi tía Evelyn, que anda por estos rumbos de visita porque ella hizo su vida en los yunais, le sigue el tío Yin, que es el más piqui de todos, después va mi tía Jaquie, a quien le admiro su capacidad inmensa de amar mucho, tuvo tres hijos pero ha criado (si sigue criando) a otros tres y les aseguro que si le ponen otro bebé enfrente es capaz de adoptarlo también, le sigue el tío Moncho, mítico en la familia por su capacidad de joder gente y de autoproclamarse ciclista nacional, después mi tía Rosy, apodada “la niña Tula”, ya se imaginará el estimado lector por qué, no añadiré más, después iba mi tío Ricardo, quien murió durante el conflicto armado, después el tío Betillo, menor que mi papá por solo dos años y por último mi papá que llegó a los 55.
Como verán son un montón… a todos ellos hay que añadir: esposas, esposos, hijos, hijas y nietos. En resumen, la última nieta tiene 6 meses, hija de mi primo “El Chato”, que a su vez es hijo de mi tía Jaquie y mi tío David y el mayor de todos era el tío Rico con 73 años encima e importado directamente desde las lejanas tierras de Nueva Granada, Usulután para la ocasión.
La foto oficial del evento fue una odisea: ordenarnos, tratar de que parecieramos normales todos y que Lucas (el perro de los Saravia Quintanilla) se estuviera quieto, porque también tenía que salir en la foto, tomó más de diez minutos… justo cuando todos estabamos ya calladitos y sonriendo para la cámara, Sebastián soltó una carcajada tipo Sheldon “wa.. ja ja” que sacó la risa sonora a todos los presentes y determinó que todos salieramos con la boca abierta.
Luego de eso… ponernos de acuerdo con Gaby, la recién estrenada esposa del tío Moncho, para que nos pasara la foto digital.
- pero mira… ¿tenés Facebook? – le pregunta Gaby a Elisa, otra de mis primas
- sí… agregame y así las podemos compartir… - le contesta la Elisa
- y vos Karla, dame tu cuenta del Face – me dice Gaby
- eh….. no tengo… (inserte aquí ojos cuadrados a Gaby y Elisa)… pero tengo un blog y apuesten a que voy a escribir sobre esta reunión… :D
- ssssssssiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií! te voy a mandar la foto para que la subas también XD (las expresiones faciales en este bloque son cortesía de Gaby porque le parecieron adecuadas e imprescindibles)
Así que he aquí el listado de familias, porque de cada uno… no termino nunca: Rauda Palacios, Quintanilla Gallardo, Quintanilla Guardado, Romero Quintanilla, Saravia Quintanilla, Quintanilla Hernández, Herrera, Taura Herrera, Soarez Quintanilla, Hernández, Guardado, Romero Sánchez, Saravia Torres, y otras que no recuerdo…
Ya cuando declinaba la reunión, luego de unos cuantos litros y litros de cerveza, gaseosa y no sé cuántos panes con pollo, luego de dos mini-pasteles y que los primeros empezaban a despedirse, luego de intercambiarse los correos electrónicos, números de celulares y de definir la próxima fecha de reunión.
- Pu!!! a esta mara ya les gustó esto de estar reuniéndonos, vamos a razón de una vez por mes – señaló mi primo Ricar
- Es que ya estamos viejos hijo – le dijo mi tía Jaquie
- Además hay que hacer presentación oficial de los nuevas nuevas adquisiciones dentro del plantel familiar, vea Zule – dijo el tío Melvin dirigiéndose a Zulema, la primera novia oficial de mi primo Ricar, de quien se creía nunca aparecería con una muchacha de la mano en casa de su madre.
- Sí! – dijo entusiasmada mi madre y dice Cristo a padecer, es decir… yo –
- Ajá… Marthita… cuénte… cuénte… - y es que la mara… está avida de novedades, y mi mamá callaba luego de tirar el comentario, como cuando alguien tira la piedra y esconde la mano.
- Jejejeje… te están jodiendo – señaló Ricar dirigiéndose a mí
- Vos callate mono fello – dijo el tío Moncho y mi tía Jaquie seguía la plática tal cual juego de tenis sin comprender (o haciéndose la que no comprendía)
- ¿y qué pasó pues!? – la impaciencia familiar!
- La Karla tiene novio! – dice sin preambulos Ricar, como si fueran bichitos se comportan, pensé en el momento.
- Tenés que traerlo para la próxima!, ¿cómo se llama?
- Se llama ER… pero a saber si va a poder – quise quitarme el golpe… y el resto de la conversa derivó en joderme y hacerme leña hasta que les recordé que también Ricar y su recién estrenado era tema de novedad y pude zafarme.
Los Quintanilla siempre me han parecido festivos y adecuados para buenos y malos momentos, en su diversidad se dan a querer, unos son como Joaquín Sabina, otros como Mocedades, unos parecen locos, otros parecen cuerdos estándo deschabetados, pueden reproducir muy bien uno de aquellos bacanales romanos de la antigüedad, religiosos, ateos, sedentarios, deportistas, jóvenes y los que se creen jóvenes, los legales y los ilegales, los sanos y los enfermos, los vivos, los muertos, los cercanos y los lejanos, los chefs y los comensales, los silentes y los bulliciosos, los boxeadores, los ciclistas y las arqueras… los vegetarianos, los carnívoros y todos los que creemos que el mundo es nuestro.
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