Para mi la movilización no solo implica el mero hecho de moverme de lugar, siempre implica un cambio de rutina, de presupuesto y -- en algunas ocasiones -- hasta se convierte en un progreso emocional.
Coincide este tiempo en la búsqueda de mi mudanza a San Salvador, luego de soportar con estoicismo la viajadera a "Pueblo Quieto", que también en la oficina andamos buscando una casa para mudar la sede de nuestra benemérita institución.
Es decir... ando buscando dos casas...
Ayer fui a ver una, para mi, parece adecuada, me entusiasmo y hago planes... tengo que comprar: cama, una cocinita (aunque sea para hacer mi café), tazas, vasos, cubiertos y platos, dos sartenes (uno peque y uno mediano) una ollita, (máximo que agarre un litro), un sofá cama (por si hay algún refugiado)... una mesita multiusos (mesa de centro, centro de entretenimiento, comedor y escritorio), un par de sillas... y creo que con eso sobrevivo... Lo demás... es decir... mi ropa, que está lista para ser embolsada y mis libros están prácticamente empaquetados para la mudanza. No me disgustó el apartamento que vi ayer: está bien seguro, pisos blancos (que no me gustan tanto, pero ni modo) pila adecuada a mis necesidades,
La casa que busco para la oficina también tiene ciertos requisitos, primero: que esté en la misma zona donde viviré ^^, al menos 4 cuartos, cocina, comedor y sala... segura... con patio donde sobrevivan nuestras plantitas.
Muchas decisiones tengo que tomar en estos días: compartir o no el apartamento, pegarle fuego a un montón de basura de la oficina (no pienso llevarlas en la mudanza ¬¬), ver al menos tres opciones más a parte de las ya vistas, cómo pintaré mi hogar, a quiénes invitaré a la inauguración ^^, qué planta tendré.
No importa... estoy feliz.
Mi casa es de papel
porque es el corazón...
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