martes, 24 de marzo de 2015

Carta post-pedrada

Estimado conductor del carrito gris, que le tiró una piedra al motorista de la 101D:
Espero, de todo corazón, que su día mejore... entiendo que un busero se le meta y casi lo golpee no ha de ser el mejor de los inicios del día.
Le escribo para confirmarle que la piedra que le tiró al busero cumplió el objetivo de dañar, no precisamente al busero, pero si a la señora que iba a mi lado y a mi. Lástima que no se dio cuenta porque, tirada la piedra, usted pisó el acelerador para huir y no pudo ver que la ventana donde impactó el objeto contundente fue precisamente en la ventana donde íbamos la señora y yo. La piedra la recibí yo en mi brazo izquierdo y los vidrios que volaron... y que menos mal... solo asustaron a la señora que los recibió en casi su totalidad.

Por si estaba con el pendiente, no... no creo que el golpe de su piedra me deje cicatriz perenne, posiblemente solo tendré un morete algunos días, pero si me perturba pensar que sus reacciones violentas seguirán afectando a terceros, como la mujer que viajaba a su lado, que tenía evidente cara de asustada ante sus gritos desproporcionados.
Me despido de usted, pensando que sería precioso que usted pudiera leer esta pequeña nota, entiendo que sus reacciones se deban a frustraciones, tristezas y desequilibrios que nada tienen que ver ni con el busero, ni con nosotros los pasajeros, ni con nada. Solo le recuerdo, solo usted y nada más que usted es el responsable de sus actos, así que por favor, por lo que más quiera... ¡REVISE SU VIDA!
Saludos,
KR


Nota aclaratoria: Esta carta no nació acá en el blog, sino en un post de desahogo en FB, pero ha pasado acá para registrar lo sucedido.

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