Cuando alguien me cuenta que está padeciendo de insomnio, le comprendo y trato de ser empática, porque aunque en los últimos días he estado regresando al buen dormir... pues en tiempos conmocionados mis horarios se disparan.
Pero sucedió que mi sobrino que, sea dicho de paso, el martes llega a sus tres años, anoche le dió por no dormir, no es algo raro en él, desde que nació nos dio a entender que heredó de mi parte el horario "trasroscado" para dormir... pero anoche... ah!!!! anoche fue terrible. Lloró durante horas y horas, iniciando a eso de la medianoche... tomando una pausa a eso de las tres de la mañana y reiniciando su constante lloriqueo a eso de las cuatro. Al inicio pensamos que estaba enfermo, pero luego de un pausado análisis llegué a la conclusión que lloraba por puro berrinche.
Saqué la poca paciencia que he ido abonando a través de los tiempos y traté de comprender que a lo mejor su incomodidad se debía a los recientes cambios habitacionales o a alguna causa física, pero ya cuando empezó a decir (entre estridentes gritos) que le dolía el pelo... fue lo ÚLTIMO!!
Confieso ante el Señor de los Hebreos que nunca me habían dado ganas de darle un su par de nalgadas, pero anoche se las merecía. Sin embargo... y como siempre he dicho... no he parido hijos para andar corrigiendo a nadie en este mundo... entonces concluí que quien merecía un su par de zapes era mi hermana quien no lo ha educado bien desde un inicio.
Esta mañana, cuando todos nos levantamos a las cinco para prepararnos y salir a nuestras rutina diaria, ambos, mi hermana y el chillón de medianoche, estaban profundamente cuajados, mientras el resto seguíamos en vela. Me encabroné. Con ambos.
El malestar no era solo mío, mi madre andaba de un humor terrible y terminamos discutiendo quién de las dos tiene el modo más feo, yo solo me escudo en que el mío es horrible gracias a su herencia y al condicionamiento que durante mi infancia ella misma me dio. No encontró argumento para rebatirme y terminó aceptando (silenciosamente) el fin de la batalla. Mientras tanto mi papá andaba en modalidad zombie y no decía nada más que "apúrense que ya es tarde", cuando el que no se apuraba era él. Inicio de otra discusión sin sentido. Mientras los causantes del desvelo estaban totalmente dormidos.
En un acto de vengaza mi madre despertó a mi hermana con el único objetivo de joderle la vida. Malévolamente estuve de acuerdo. No la jodí, pero disfruté escuchar lo que escuché, luego pensé que igual, al salir del "sacro-santo" hogar ella seguiría durmiendo hasta no-sé-qué-hora mientras nosotros no podríamos descansar, me volví a molestar.
No tengo paciencia después de todo.
4 comentarios:
Se les hace un zarandeo, y si no escarmienta se le hace un super zarandeo, si sigue pues se le encierra en el servicio... Funciona! Tengo testigos!
Te juro que lo intentaré cuando vuelva a pasar... ya sea a él o a ella...
A ella se le encierra en el baño y al niño se le cuelga de los pies una hora para que la sangre que irriga la cabeza lo haga meditar profundamente.
jajaja... ustedes dos si que tienen métodos nada ortodoxos del manejo de la crisis (como dirían los ortodoxos psicólogos) con razón me caen bien... jejejeje
Publicar un comentario