lunes, 17 de septiembre de 2012

Patria

A mí no me gusta hablar sobre patriotismo, quizá porque no me siento tan patriota o nacionalista... quizá todo radica porque pocas personas saben de las verdaderas diferencias entre ambos términos. 

Siendo niña se me enseñó a no recitar una oración a la bandera, se me perdonó no cantar el himno nacional cada 15 de septiembre a las 5 p.m., durante toda la adolescencia no se me exigió marchar bajo el ardiente sol por las calles de San Salvador, mi padre nunca me dejó maravillarme por los aviones que bien podían soltar paracaistas, como balas o bombas, al contrario... me dijo que jamás confiara en los vuelos aquellos, que simplemente rastreaban a "los muchachos".

Joven supe que la mejor manera de celebrar la sensación de sentirme salvadoreña era aprender la historia, y de ésta, las dos versiones y sacar mis propias conclusiones; joven aprendí a caminar los senderos de los países centroamericanos y a recorrerlos con alegría en algunas ocasiones y otras con la tristeza de muertes ajenas. 

Patria es un poema olvidado, una canción de cuna, una "señal de la cruz" hecha por la madre antes de dormir, es un abuelo agricultor y otro mujeriego, es morderse la lengua por prudencia y no destrozar a cualquiera que piense que somos ignorantes, pendejos o ambos... que viene siendo lo mismo; patria es una luna enorme brillando en el cielo de Suchitoto, o el agua fresca de Juayúa, también el calor insoportable de un lago o el bullicio de mi sobrino o el amor insoportable por un hombre, por un pájaro o un proyecto.

A mí no me gusta hablar de la patria, porque muchas veces, muchísimas, he pensado que no tengo la misma patria que el resto de salvadoreños, que nos han engañado y que somos de otro planeta o de otro sentimiento, no lo sé, pero mientras lo averiguo sigo creyendo en la patria que me hace llorar con sus tristezas, sus desavenencias y sus malos cálculos sociales, con esa patria de ojos grandes, piel morena y cabellos oscuros, chorreada de paleta y orgulloso de sus pocos años de existencia. Esa es la patria que me conmociona, que me llena de buenos sentimientos, que me hace sentirme, aunque sea un momento, parte de un colectivo. 

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