Ya basta de estar esperando...
nunca se materializa lo que quiero... lo que deseo.
Busco mi arco y mis flechas, recuerdo el consejo útil que me dieron hace poco:
ajusto el blanco,
calculo la distancia,
mido el viento,
aspiro lenta y profundamente
y disparo al momento de exhalar.
¿A qué le apunto?
A la estrella de la que vino el Principito,
a una Holanda de mieles aromadas,
a una vida tranquila y serena...
a un amor con enfoque Junguiano,
a un "art-terapy" musical,
a un beso electrico!
¿daré en el blanco?
¿mi objetivo se moverá de nuevo?
No lo sé...
tengo preparadas mis flechas.
2 comentarios:
Me ha encantado mucho tu poema, este blog lo podre en mis favoritos!!!
Desde su escondrijo, apostado y presto, paciente, premeditado, alevoso y aventajado, el tirador es como un dios, disfrutando la sensación de decidir quien vive y quien muere, a quien ejecuta y a quien perdona.
Si será placentera la acechanza, ¡que hasta el maricón de Cupido es un sniper!
Saludos...
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