lunes, 19 de noviembre de 2012

Escribir de mis asuntos

Me escribió mi runmeit, ha sido la carta más linda que he recibido en estos días. Supongo que tenía que ser así porque son pocas las personas que te preguntan cómo te sentis. No me mal interpreten, otros que me rodean y que me tienen afecto me han preguntado lo que dice el doctor o los exámenes, y está bien... pero qué diferencia hay cuando alguien solo te dice "debes descansar lo que merece tu cuerpo".

Yo que soy una obsesiva  le decía lo que haría en estos días en los que estaré en casa de mi madre, cuando me interrumpió... "usted escriba sobre usted y sus menesteres"

Y mis menesteres no se reducen a este miedo que he sentido por más de un mes, no es trabajo... mis menesteres incluyen un sobrino bullicioso que me niega besos pero se contradice porque no desaprovecha ocasión de acostarse sobre mí y contarme que le gusta ver las estrellas en la noche y que le encantan los gatitos bebés. Mis menesteres incluyen no solo dolor de vientre y cicatrices viejas, también incluyen conclusiones que me salen de no-sé-donde que me dejan cansada porque las hormonas y las relaciones interpersonales son una mala combinación. Mis menesteres incluyen mis libros olvidados, mis ganas de dormir y los poemas que nunca fueron leídos, mis menesteres abarcan todas las canciones que me gustan y que suenan mientras tomo una ducha, las flores que mi mamá cuida, un nuevo aroma, una nueva cana.

Mis menesteres están repartidos en el amor que ejerzo y los sueños que tengo y los planes que deseo completar, esos planes que dicen México, España y Cuba. Mis menesteres son las películas que veo una y otra y otra vez, las horas de la fresca noche, mis ganas de viajar, mis ganas de descansar en los brazos de él. Mis menesteres también incluyen el deseo ferviente de vivir, no importa si es mucho o poco, mis ganas de llorar y mis ganas de reír, es la soledad y la compañía.

Mi runmeit me escribió y me ordenó escribir sobre mis menesteres, pero al final me doy cuenta que "mis menesteres" es todo, desde cada respiración, cada poro, cada beso, cada enojo, cada sonido... todo. Mis menesteres pueden ser privados, compartidos o públicos. Mis menesteres soy yo.

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