lunes, 12 de noviembre de 2012

Resumiendo

Las palabras siempre son magníficas para dar explicaciones, para contar historias, para pedir perdones... las palabras siempre son magníficas flores en un florero que adorna nuestra conciencia. Tus palabras, mis palabras y las que escuchamos de ajenos a nuestro entorno.  Esas que me gustan, esas que detesto, las palabras de mi madre, las de Sebastian... las del libro que nunca termino.

Todo lo que es mío y lo que nunca me pertenecerá en verdad. Solo y solamente, las disyuntivas de cuándo lleva tilde y la anárquica forma de la Real Academia de jodernos la costumbre ortográfica. Mis palabras en los recuerdos, en mis poemas, en un libro que nunca desee. Los correos, los reclamos, los recados. Los poemas en los que te haces presente, sos el anfitrión de mis deseos, el paradigma que nunca pensé destrozar, el coautor de varios orgasmos. 

Las palabras al anochecer, estas al amanecer, las que tejen un nuevo día, las que desenmarañan las estrellas cada noche. Porque las palabras son así, como estrellas, aunque no las veamos siempre están ahí. 




CUANDO ESTALLE LA GUERRA ESTARÉ EN LA TRINCHERA CONTIGO

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