Vivir con miedo es una opción, tan válida como decidir vivir sin él.
Posiblemente otras personas pasan peores ratos de los que yo paso, simplemente siempre "hay alguien más jodido que una". Pero eso no nos salva de sentir miedo en ciertos momentos.
Tener un "diagnóstico reservado" no es una gracia, es fuente de inseguridades, es fuente de miedo.
Miguel dice que tengo una coraza, que me hago la fuerte, pero que tras esta pinta de mujer racional y valiente, existe una versión mía que solicita un poco más de compañía. Me conoce tan bien... tanto que me sorprende.
Hoy al salir del consultorio del doctor, con más papeles en mano, solicitando exámenes, confesiones y desengaños, me sentí terriblemente sola, parada justo en una esquina me di cuenta que no quiero seguir, que me valen un pepino los exámenes, que solo quiero cerrar los ojos y no pensar en cánceres, ni manchas, ni tumores, ni operaciones, ni crioterapias, ni en nada. No quiero ver a mi mamá preocupada, ni a Lorena siendo optimista para contagiarme, no quiero que llegue un momento en el que tenga que depender de alguien. No quiero cargar a los que me rodean de mis malos humores, de mis lágrimas sin sentido, de mis desesperaciones que hasta ahora he vivido totalmente sola, pensé que solo tres personas han logrado dimensionar lo terrible que ha sido el paso de estos tres meses. Solo tres personas me han visto en lo peor de mis miedos. Tres meses es un lapso de tiempo demasiado grande para vivir así.
Y si, he cubierto con trabajo, con obligaciones familiares, con momentos divertidos todo este miedo y esta frustración que he sentido y ha habido momentos en los que ha sido bueno no pensar, ha sido bueno no sentir, ha sido bueno tener gente sonriente a mi lado. Pero regresar a esta dimensión donde solo somos mi útero y yo ha sido tan difícil, tan postergado, tan lleno de miedo. He pensado en eso toda la tarde, terminé llorando en el pasillo de un supermercado mientras compraba leche evaporada y leche condensada porque estúpidamente me sentí sola, pero me sentí así porque siento que no puedo hablar claramente de esto que siento, no porque en realidad lo esté, a unos metros estaba mi papá, decidiendo qué canela molida es la mejor para que Gabriela le ponga a un tres leches.
Si ahorita siento todo esto, ¿qué sentiré más adelante? sentí, en ese momento, que nos salía más práctico y más barato el artificio de otra muerte.
Y mi papá no atina qué decirme si me ve llorando, no encuentra palabras y no lo culpo... yo no encuentro las palabras para decírmelas yo solita... no encuentro la manera de prodigarme valentía en noches como esta. "Necesito dormir" pensé... "Buenas noches"... y el silencio.
A la 1 a.m. abrí los ojos, el llanto me había pasado mientras soñaba con viajes y reencuentros pero la valentía aún no aparecía. 1:30 a.m. y apareció Miguel. "Tenes que resolver". La valentía, como el amor propio no debe depender de otras personas más que de una misma, pero qué buen empuje nos dan los que nos quieren. Él tiene razón, necesito compañía, no porque sea inútil o porque no logre encontrar el coraje, es para darme cuenta que hay una fuerza dentro de mí que no está muerta y que es bueno que, al darme cuenta, la comparta con otras personas.
Tal vez este proceso solo inicie, a lo mejor sea más corto de lo pensado... el tiempo no importa... lo importante es vivirlo con coraje y la primera valentía que debo permitirme es admitir dos cosas: 1. que tengo miedo y 2. que necesito cierta compañía.
El mundo no se acaba, solo tiene un giro inesperado e interesante. Mis planes no cambiarán, mis planes solo se adaptarán a lo que digan la respuesta de todos esos papeles que me dio el doctor esta tarde. Ahora sé, ahora confirmo que tengo gente que está pendiente, que me pregunta, que me acompaña.
Yo elijo vivir con coraje, vivir con valentía... hasta en mis momentos más débiles.
1 comentario:
Claro que aquí estamos, ud sabe dónde buscar para encontrar.
Dicen que mi bisabuela, a sus 70 y no sé cuántos años, con la "úlcera" del estómago estallada, pidió un cigarro en la cama del hospital. Jamás dejó de ser ella hasta el último momento.
Ud nunca va a dejar de ser, solo tiene que hacer eso, dejarse ser.
Venga, la acompaño.
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