Sí, en este mundo ahora podemos ser mujeres por, con y desde una opción.
Mis amigas, mis maestras, mi madre y mis hermanas, mis congéneres, mis adversarias, las que conozco y las desconocidas, las lesbianas, las bisexuales, las mujeres que antes fueron hombres u hombres que sienten un alma femenina que vive en ellos, las mujeres que encuentran en sus cuerpos una manera de sustento, aprecian su cuerpo como envase de un alma buena, de luz, de sabiduría y de valentía.
La que vende en el mercado, la que limpia casas, la que cuida hijos ajenos, la que limpia lágrimas, sacude soledades y lleva esperanzas rezagadas a otros, las que escuchan, las que dan consejo, las que regalan su presencia, las que de desvelan el pasado y revelan el futuro, las que entienden y las ignorantes, las realistas y las que perseguimos espejimos de conejos, gatos y amores de verdad, las casadas, solteras, viudad y divorciadas... las madres, las estériles, las felices, las tristes, las melancólicas, nostálgicas y tímidas, las arrojadas, las aventadas y aventureras... las libres, las oprimidas, las lindas, feas y horrendas... las santas, las brujas, las prostitutas y las abnegadas protectoras del calor hogareño.
Las visionarias, las místicas, las lectoras de libros, de almas y de estrellas, las que desean llegar más allá del conocimiento, las que encontraron en la sencillez la paz, las que lograron ver el nirvana, las que disfrutan de un orgasmo, las que luchan contra la frustración, la discriminación y contra la ignorancia machista.
Mi abuela, la mujer que me visita en sueños, la que me dice... "aún no es el tiempo", la que me dice que tengo que esperar, que tengo que aprender a tener paciencia, que todavía me hace falta descubrir algunas cosas antes de regresar al verdadero hogar de mi espíritu. La que me lleva de la mano, la que me alienta a amar, a buscar y a darme a las personas que quiero. La que me dice... que tengo que ser valiente, que tengo que cerrar los ojos y ver con el corazón lo que la razón ya no me puede explicar, que tengo que reconocer que la realidad, lo tangible, lo asible, lo concreto es una manera de compartir este universo con los que no logran entender del todo mi ser.
Todas soy yo... y yo soy todas ellas... vivo, respiro, escribo, leo y trato de aprender, sueño, imagino y construyo un mundo de maravillas, camino, corro y vuelo; desato mis miedos y me despido de la soledad. Soy conciente y me hago la loca, la esquizofrénica, la suicida, la insomne, la paranoíca, la ansiosa, la sociópata, la psicópata... la demente.
Sano, hiero y acaricio, cuido, abandono y me descubro en una piel en la que me siento cómoda y satisfecha.
Es hora de seguir otros conejos.
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