lunes, 11 de marzo de 2013

El libro

Querido Stieg Larsson: 

Donde quiera que estés, quiero escribirte esta carta para agradecerte que hayas escrito.

En realidad no he terminado tu primer libro, voy por la página 418 y he de confesar que sos el primer escritor (en mucho tiempo) que me hace quedarme leyendo todo el día por el puro placer y morbo de ver qué sucede en la próxima pagina de tu historia. 

Dejame decirte que tenías el cerebro bien retorcido como para poder combinar tan bien la belleza de tus descripciones con cosas tan horribles como son las violaciones y los feminicidios; como también la delicadeza de dar vida a Lisbeth Salander. Estabas bien loco.

Te quiero confesar un par de cosas: 
1. Hace como dos años vi tus libros expuestos en algún Sanborns, los vi... los tres... con sus tapas rojas donde tres distintas mujeres vestidas de rojo (también) y con aspecto anoréxico y con esas feas sombras rojas sobre los párpados... hicieron que sintiera repulsión de siquiera tocarlos. Cerrada como soy, te catalogué, gracias a la poca imaginación del diseñador gráfico que se encargó de la portada de la versión en español de tus libros, como uno  de esos nuevos escritores que hablan de vampiros, orgías y otros temas menos importantes para mí. Qué equivocada estaba.

2. El año pasado, justo por estas fechas, más o menos, fui a ver la segunda versión cinematográfica de tu primer libro de la trilogía Millenium, ya sabes cómo es Hollywood... no le tiene respeto a nada y aunque en su momento me pareció una película buena, llena de tormentosa ternura y delirante violencia, no le hizo ni pizca de justicia a tu prosa. 

Te preguntarás, querido Stieg, por qué te estoy escribiendo a estas altas horas de la noche, bueno, resulta que nuevamente tengo insomnio, duermo dos horas al día y entre presiones del trabajo, pleitos con mis hermanas y silencios incómodos con otras personas, me he dedicado a encontrarte y vos te has encontrado con grandes secretos de miles de mujeres que guardamos en el estrecho más escondido de nuestras mentes y recuerdos. Yo no tengo tatuajes, siempre dije que quería hacerme uno, pero creo que ya llegué a la edad en la que se piensa no una, ni dos, ni tres veces... sino muchas veces, hacerse uno. En cambio tengo varias cicatrices. Te confieso que las estoy tratando de quitar, diariamente me aplico un gel muy recomendado contra ellas. 

Pensaras quizás que soy una cobarde o que quiero olvidar. Pero no es así, no... posiblemente no me haga el tatuaje, posiblemente me vaya a la tumba solo con las marcas que ya tengo. Pero de lo que si estoy segura, es que como le sucedió a Lisbeth, siempre habrá algo en mi piel, que me haga recordar. 

Prometo regresar en unos cuantos días, para escribirte otra carta. Es una lástima que hayas muerto tan joven, de verdad te lo digo... al menos me queda la esperanza de leer los otros dos libros de la trilogía. 

Cuidate Stieg... se te empieza a apreciar.

KR

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