Yo tenía una vida solitaria... nunca me dio roña ir sola al cine, a una librería o a tomarme un café... a veces me acompañaba Lelouthan o Iba Pasando, a veces Nelson se apuntaba, a veces Emilia y otras FlorsyPower... en definitiva gente con la que me sentía a gusto, cómoda; por aquel entonces, también había un par de hombres que insistían en acompañarme, pero no los dejaba acercarse demasiado, no me daban buena espina. Para mí, ir a tomarse un café es un acto de intimidad, no se hace con cualquiera.
Hace un año, fui a tomarme un café, sola para variar... escribir sobre ello fue un juego, fue una forma de burlarme, no solo de otros, sino de mí misma, eso hago cuando hay situaciones que no me gustan, trato de verle el lado bueno a éstas y me burlo de mis preocupaciones, recuerdo que ese día había sido muy duro, había dado mil vueltas en el afán de demandar a los sindicalistas con los que trabajaba, estaba cansada y creí que nada valía la pena. Ir a tomarme ese café era una especie de recompensa también, escribir sobre ello me pareció inofensivo, nunca pensé que eso me cambiaría el panorama... siendo que en el fondo, no sentía que tuviera un buen panorama.
No fue lo que sucedió ahí, mientras me tomaba ESE café, lo que me modificaría la vida. Al día siguiente, de la nada, Miguel llegó y se burló un poco de mí y de mi manera de expresarme. No sé desde cuándo llegaba y me observaba, él mismo se confiesa como un "voyerista", llega a varios blogs y solo lee, nunca comenta, pero entonces lo hizo.
No me pregunten cómo, ni por qué, pero desde el primer momento... aunque se burló... me cayó bien. Mi respuesta a su sarcasmo fue invitarlo a tomarnos un café, cosa que JAMÁS se me había ocurrido hacer con otro lector desconocido del blog. Desde entonces, contrariando mi instinto de conservación, permití que se acercara. No me arrepiento.
Hoy iré a tomarme un café, con él.
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