A diario a cientos... miles de salvadoreños nos caen dos correo diarios, sin falta, de dos empresas que se dedican a promover, a base de oferta a diferentes empresas de servicios.
¡Qué joden con los dichosos correos!
No he de negar que en algún momento cae una oferta que tiene el poder de hacerme levantar la ceja derecha en señal de interés. De los dos años que tienen de estar enviándome correos, solo UNA VEZ he comprado un cupón.
Restaurantes, cervezas alemanas, manicura y pedicura... servicios de salas de belleza, depilaciones, polvo de diamantes para dejar terso el rostro, mantenimiento para el vehículo, aventuras a granel... pero sobre todo... ante todo y como cuestión primordial: paquetes de reducción de peso.
¡Qué ganas de moldearla a una!
En todo sentido... me hicieron pensar, todos estos correos, que el modelar a una persona, en especial a una mujer, es sacar su instinto comercial y hacerla gastar... gastar, gastar.... comprar... comprar... además de dejarla tal cual quinceañera... fresca y rozagante... piel fina, sin vellos y sobre todo... delgada. Me parece que si es una cuestión de buena salud (física y mental) estar en un parámetro aceptable de peso, es justificable... pero si no?
¿Será que hay demasiada tendencia a gastar los muy limitados recursos nacionales en moldeo de caderas? Así lo dictamina la señora sociedad, la buena costumbre de ser como todas las demás, la tendencia a gastar desmedidamente.
Qué jodidas estamos, si pensamos que para ser reconocidas y/o aceptadas debemos ser la copia latinoamericana de otras razas muy distintas a la nuestra.
Claro... compre un cupón para ir a comer parrillada y luego un cupón para ir a rebajar las calorías de la cena. Todo está al alcance de su mano y de su tarjeta de crédito o débito.
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