No suelo ser tan amorosa con ellos, digo.. en mis demostraciones físicas, soy quizá demasiado áspera en ese sentido, pero resulta que no solo yo soy así, la mayoría somos bastante secos... allá al tiempo nos nace darnos algún abrazo o un beso.. pero honestamente son escasos.
Nosotros somos más bien del tipo "me preocupo y hago algo por vos", somos más concretos, por ejemplo... cuando alguien está enfermo, Lorena, se desvive por cuidar y chinchenear al enfermo en cuestión, es como una Florence Nightingale. Gabriela es más amorosa, siempre lo fue, tiene esa persistente maña de querer pasar encima de uno... como si fuéramos almohadas... ¬¬ mi papá es más bien del tipo reflexivo, le encanta platicar de cualquier cosa y le gusta que le regalen libros n_n y pues... mi mamá es un caso peculiar que no analizaré, lo que puedo decir es que he llegado a la conclusión que solo un inmenso amor puede permitir la convivencia entre dos personas como ella y esta que escribe.
Anoche regresaba con mi papá a casa y un tráfico del demonio en la carretera de los Chorros nos dio tiempo para conversar sobre lo que pensamos de la familia.
Es curioso caer en la cuenta que más de 30 años han forjado no solo a una familia, que con sus diferencias y disgustos, con lo bueno y lo malo, sigue estando ahí, producto de una sola cosa... la decisión de seguir siendo parte de la vida de todos. Supongo que el amor es eso... una decisión.
Honestamente, es lindo saber que con este grupo, no hay nada a la fuerza.
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