Hay toda una variedad de finales. Unos son buenos, otros son malos... unos llenos de alegría y esperanzas de nuevos inicios, otros son simplemente un mal momento en el que se cree que todo está perdido. Hay toda una variedad de finales, definitivamente.
Yo no puedo hablar de finales, porque a veces no sé cómo enfrentar a la incertidumbre de los cambios. Lo que me hace pensar en que para mí, los finales no son el problema en realidad, sino el cambio. El cambio. ¡Ni que fuera campaña política!
El cambio es lo que me cansa, me deja con la ironía pegada como sudor a la piel, como mala gripe de las que te pegan y te tiran a la cama. El cambio es una mierda (la mayoría de veces, lo personal).
Cuando pienso en todo esto, mientras estoy terminando LA PRIMERA de las actividades, que es SOLO el 10% de todo el Proyecto es irónico... porque es el final más feliz que he tenido en meses. Cuando regresé a la oficina, campante, chuca y sudada luego de 8 horas de taller de Autoestima dirigido a jóvenes, llena de papeles que tabular, informes que redactar y experiencias que sistematizar... me siento tan feliz!
Hay toda una variedad de finales.. y aunque no me guste el cambio, aunque me aterroricen nuevas experiencias y vengan nuevos y viejos amores... siempre habrán más finales, y no tengo más remedio que abrazarlos con serenidad.
En Suchitoto atardece y yo encuentro calma por primera vez en mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario