viernes, 20 de marzo de 2015

Estereotipos de belleza

A veces cuesta estar cómoda en la propia piel.
Que si estamos gordas, que si los brazos, que si la panza, que si el pelo... que si todo... 

A veces pienso que los estereotipos de belleza impuestos están tan impregnados que nos vamos haciendo a la idea de que uno es fellito por naturaleza porque no nos parecemos a la mujer seca, chelita, de ojos pristinos y cabellos de oro que nos plantea la publicidad. Nos autoengañamos. Negamos nuestra naturaleza y maldecimos al punto de convertir la palabra "indio" en un insulto.

Luego viene el proceso de auto-desengañarnos y cuesta, cuesta mucho y entonces sucede el pleito interno más grande: ¿para qué rebajar? ¿para qué cambiarme el corte de cabello? ¿para qué cambiar de guardaropas? ¿Eso me va a hacer sentir bien conmigo misma? ¿Es vanidad o parte de nuestra salud (física y mental)?

No tenemos misericordia, no solo las mujeres, algunos hombres también pasan por este proceso.

Estoy segura que la salud tendría que ser un derecho sustancial para que la plenitud nos llegue mientras la podamos disfrutar. Así que decidí empezar a hacer ejercicio y tengo un par de semanas de estar ordenando mis horarios de comida y poco a poco con esfuerzo a veces, a comer más sano. 

Ayer mientras hacía un mi pedazo de plátano sancochado para la cena me puse a pensar no solo en lo que yo tengo metido en el inconsciente sobre la belleza, sino lo que tienen los hombres metidos en la cabeza sobre la belleza y es complicado. 

Recordé la vez que un hombre me dijo (sin decírmelo en realidad) que una de las razones por las que no seguía conmigo era porque no me arreglaba... "no me arreglaba". Por supuesto, mi feminista ortodoxa interior me dijo que no valía la pena una persona que se decía que no juzgaba a las personas por su apariencia y que al final pesó el hecho de que yo no me maquillara todos los días o me alisara el cabello o no me pusiera hermosos zapatos de tacón alto. Nunca comenté a nadie el trasfondo de la ruptura, mis amigas lo habrían matado y luego colgado de un palo, para mi fue un replanteamiento de cómo "debería" verme a mí misma.

¿Cómo me veo a mi misma? 

Simple, hay día en que me siento terriblemente bella y otros en los que quisiera meterme en un saco con dos hoyitos a la altura de los ojos. Hay días en que la bascula me dice que he bajado 4 libras y luego me dice que he aumentado 6 y así... Todo esto sería demasiado trágico si no hubiera algo que me sostiene, no... no es el amor o los piropos de algún hombre... es el amor que pueda tener a mi ser, con o sin panza, siempre me he querido mucho, con todo y mis imperfecciones (físicas y mentales)

Más de alguna me dirá "pero es lindo que otros se fijen en una" y claro, es lindo cuando un hombre le dice a una "qué guapa te ves" o "linda se mira en esa foto"... más si es el hombre o la persona que la quiere a una, una suele sentirse como miss Venezuela en esas ocasiones, pero no debería ser lo que alimente nuestro ego. Mi ego se alimenta de cuando me siento plenamente feliz conmigo, cuando digo con toda sinceridad "mis manos son feas" cuando hacen casting de manos en la agencia, cuando veo las cicatrices que he ido coleccionando a lo largo de 37 años, cuando con todo el amor del mundo me trenzo los cabellos como lo hacía mi abuela, la indita de Panchimalco. Lo que pueda decirme Miguel o cualquier otro hombre es solo una confirmación de cómo me veo.

¿Qué pasa cuando otras mujeres nos ven y "critican" a otras mujeres? Bueno... esta mañana vi esta campaña de Dove, donde se hace palpable lo que les decía... la autopercepción que las mujeres tenemos de nuestros cuerpos, ahí se los dejo...  


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