martes, 19 de abril de 2016

Las afirmaciones vienen de donde menos uno lo espera

Resulta que una de mis canciones favoritas de toda la vida es "You don't own me", canción original de Lesley Gore, quien tenía a penas 17 años cuando la grabó en 1963, tiempo muy difícil para un tema tan áspero como la revolución sexual y la lucha de los derechos de las mujeres. Pero alguien debía hacer el trabajo sucio, gracias Lesley, donde sea que estés.



Pero se preguntarán cómo fui a caer a esta canción... bueno, fácil, gracias a que Diane Keaton, Bette Midler y Goldie Hawn la interpretaron en la película de 1996, The First Wives Club. Esa historia reúne a tres mujeres total y completamente distintas entre si, pero que emprenden el camino a la liberación de sus respectivos esposos, quienes evitan que avancen en el crecimiento personal. Entre risas una se da cuenta que la vida en pareja puede ser buena, contradiciendo las historias clichés de maridos infieles o desconsiderados, cuánto hemos avanzado. Yo me alegro de tener una sólida y hermosa relación conmigo misma, para tener una buena relación con Miguel.





En mi infinita curiosidad, un día de mis años veintes me enteré que Joan Jett, una de las grandes rockeras de los ochentas también hizo una gloriosa versión de este himno del feminismo. En aquellos años, al inicio del siglo yo solo tenía un objetivo, no pertenecerle a nadie. Sigo en pie.



I'm young and i love be young
i'm free and i love be free...

¿Cómo sobrevive un legado desde 1963? Sencillo, a través del recordatorio de dicho legado en diferentes lugares y espacio, por ello, de repente nos encontramos una interpretación de Lily Rabe, en pleno 2011, en un capítulo de la segunda temporada de American Horror Story, con referencias claramente religiosas, en su papel de una joven y linda monja posesa por un demonio.




Para ir terminando la reseña de esta magnífica obra de arte, debo apuntar que el año pasado, la cantante australiana Grace sacó una versión con un rapero, una combinación más pensada para las nuevas generaciones, pero que para cuarentonas como yo  no deja un buen sabor y que ha sido incluida en la banda sonora del trailer de Suicide Squad y que está ligada a la figura de Harley Quinn.




Y como en esta vida nadie se salva, reconozco y admito que tan solo una vez en la vida he estado en una relación abusiva con un hombre, por suerte no duró mucho y no dejó daños permanentes, es más, creo que el dolor que sentí terminó justo cuando terminé de cantar esta canción el día que lo mandé al chorizo. De nuevo, gracias Lesley Gore.

jueves, 14 de abril de 2016

Instrucciones para volar

Respire, sé que ha deseado salir corriendo, salir volando. Lo sé... yo también.

Ni el calendario, ni el reloj avanzan a su antojo, calma...  olvidémonos un momento de todo lo que tenemos que hacer como adultos responsables. seamos infantes responsables de nuevo, seamos responsables con esa parte adolescente que sigue dentro de nosotros.

Paso 1: Busque no pensar en las preocupaciones cotidianas durante 5 minutos, más bien piense que ya va siendo hora de ir a cortarse el cabello, de arreglarse las uñas, de tomar esos 18 libros que la esperan para ser leídos, de hacer lo que le ronque la grandísima gana.

Paso 2: Cierre los ojos un momento, véase a sí mismo siendo feliz, escuchando música, dándose una larga ducha, viajando a donde le plazca. Desee profundamente hacer algo que le gusta y que lo deja con una sonrisa de estúpido en la cara.

Paso 3: Respire profundamente, busque un lugar alto, las gradas de la casa, las gradas de la oficina, no importa si son solo tres gradas que separan la casa de la cochera, imagine que está a la orilla de un tremendo risco donde ve un espectacular paisaje (puede ser donde haya estado antes o imaginario), póngase en ese lugar alto y vea hacia abajo. Admire la inmensidad que inicia en sus pies.

Paso 4: Póngase los audífonos y busque en su repertorio una canción que le calme, que lo llene de dicha y felicidad, en mi caso y para este día, le recomiendo la versión de Café Tacvba de "Déjate caer", dele volumen, escuche los acordes, cranee la letra, en especial cuando dice:

Consélame otra vez
porque no pienso volver,
el suelo tiene sed,
la vida es imprecisa, déjate caer.

Las horas no demoran
a mi alma desertora
explícalo muy bien
se abre la tierra
el cielo está a mis pies...

Paso 5: Para que el vuelo que va a iniciar sea favorable y que el viento no lo lleve a donde no quiere debe aligerar peso, sáquese los prejuicios, las preocupaciones, los desvelos, los sustos, los miedos y los odios, nada de eso sirve en ninguna circunstancia. Bote todo eso y alégrese, vivir con ligereza ayuda a vivir mejor.

Paso 6: No importando si está solo o lo rodea una multitud, cierre los ojos, extienda sus brazos/alas, sea consiente de su respiración, suspire profundo, piense en lo mucho que ama su tiempo en soledad, piense en lo mucho que ama su tiempo de creación, piense en lo mucho que se ama. Tome impulso flexionando sus piernas y ¡salte!... cuando sus pies hayan tocado la grada de abajo, se habrá liberado.

Acá le dejamos el video de la canción recomendada, por si la llegara a necesitar:


lunes, 11 de abril de 2016

Gustavo

Murió hace una semana. 

Era mi primo, segundo hijo de mi tía Isabel, segundo hijo que se le muere, de los 3 que tuvo más uno que crió como suyo. Mi tía y mi madre están destrozadas, no solo por su muerte, sino por el tiempo que implicó su enfermedad, 37 días de desvelo, dolor y esperanzas fallidas, al final un cáncer en los pulmones se encargó de quitarle la respiración.


Gustavo no era en especial cercano a mi, lo es más su hermano menor, Miguel, mi primo que me cuidaba y que me inició en la música británica a los 5 años, Gustavo era 3 años mayor que su hermano, mientras Miguel era un quinceañero, Gustavo estaba graduándose de bachiller del Cristobal y luego se fue a estudiar alguna ingeniería en no sé qué universidad. 

Durante muchos años, Gustavo y yo nos vimos en celebraciones familiares, en visitas inesperadas y en coincidencias casi cósmicas. Siempre nos saludábamos cordialmente y una tan sola vez me preguntó si era cierto que estaba escribiendo un libro de un cura. Me lo dijo claramente, debía buscar mejores y más interesantes historias, tenía razón. 

En una de esas etapas de la vida que tenemos todos los seres humanos, cuando sentía que la vida tenía muy poco sentido y poco propósito, me dijo algo que siempre recuerdo... "para atrás, pero ni para tomar impulso". Me sorprendió su consejo, porque en realidad más que primos, éramos dos seres humanos con un cuarto de la misma sangre.

En sus últimos días de vida, pasó dormido, acostado, entubado, yo lo fui a visitar dos veces, más para hacerle compañía a mi tía, él simplemente no me sentía, no nos sentía a nadie. 

Ayer hablé con mi mamá, está triste, tanto que lloró por teléfono, no sé si es que ella andaba tan sentimental que me lo pasó, porque hasta el momento no había caído en la fatalidad de las pérdidas familiares, la semana en que velaron y enterraron a Gustavo yo me batí en guerra contra una bronquitis aguda que amenazó en pasar a ser neumonía por segunda vez. Soy una egoísta. O quizá le tengo amor a la vida. 

No le he llamado a mi tía, no tengo los ovarios suficientes para escucharla, cuando murió su primer hijo (que era de ella, pero no lo era en realidad) era mucho más joven y no había pasado por penas mayores, pero creo, estoy casi segura, que esta vez la muerte le ha pegado un zarpazo  mucho mayor. Como a mi madre. 

Gustavo se ha ido, se fue sin que yo lo conociera de verdad.