viernes, 31 de mayo de 2013

"Enfermo lo llevamos, sano regrésenlo"

Mi papá sigue en el hospital, el miércoles nos alegraron al decir que le darían el alta... a estas alturas es viernes y lo que hicieron fue trasladarlo a un área "mas estable", por supuesto eso se traduce a pasar ahí días, semanas y en el peor de los casos, meses.

Faltan 16 horas para que mayo se termine y no veo que quiera dejar de joder. Es un ingrato. u_u

Esta mañana fui a visitar a don Oscar, lo encontré bien bañadito y pidiéndome un peine... como si yo fuera mujer de peines y esas vanidades... nos sentamos un rato a conversar mientras le ponía los calcetines, como siempre, ya hizo amistad con todos los demás enfermos al rededor, mis hermanas salieron a él en lo sociable. Me regañó porque anoche me agarró la tarde en San Salvador y me tocó irme en el último microbus. "Imaginate que pase algo... ¿quién te va a auxiliar?" me dijo. Me dio tanta ternura. 

No le dije nada, ¿qué le iba a decir?, solo un... "voy a tener cuidado, no te preocupes", pero es mentira... se preocupa, aún estando jodido, tirado en la cama, está pendiente de que le avise si ya llegué al Serengueti, que si le he regado las plantas (aún viendo que ha llovido como era diluviana), que si Sebastian le ha dado las lecciones a la maestra, que si mi mamá se ha tomado las pastillas, que si Gabriela ha ido a sus clases de inglés, que si Lorena está bien. Decirle "no te preocupes" es casi desconsiderado de mi parte, pero se lo digo. 

Anoche Sebastian andaba acongojado, soltó un melancólico "no viene mi papí" antes de irse a dormir, lo extraña mucho, extraña ese momento de camadería abuelo-nieto, en el que mi papá le cuenta los mismos cuentos que me contaba a mí cuando era niña. 

Yo no le digo esto a nadie, mucho menos a alguien de mi familia, pero he tenido el mismo sentimiento repentino y horrible que he tenido momentos antes de que otras personas hayan muerto, quiero pensar que es solo mayo chingándome la psique. Pero si, debo admitir y decirlo (aunque sea por escrito) que tengo esa sensación que tuve cuando el papá de Lelouatan murió, esa inminencia de una mala noticia. Ya saben que soy una fatalista, pero en el fondo es que solo quiero estar preparada para cualquier cosa. 

Y no es que le desee la muerte a nadie y menos a él, porque al final una sabe que la muerte es una cosa natural que sucede y ya... solo eso... sucede, es parte de  estar vivos. Pero entonces... pienso... que debo estar bien con ese hecho, que igual no sé qué voy a sentir en el momento, pero que algo se va a detonar y no voy a saber qué hacer con esa tristeza.

Esta mañana fui a visitar a don Oscar, estuvimos platicando de todo y de nada, al despedirme me dijo... "no me han dicho cuándo voy a salir" y lo mencionó con la misma melancolía que vive su nieto y con la que yo escribo estas letras y escucho esta, que es parte de nuestro soundtrack oficial.

jueves, 30 de mayo de 2013

Aquí deciden los hombres

Vivir en un país como El Salvador es un riesgo generalizado, pero las mujeres (y tenemos que admitirlo) tenemos el doble de riesgo.

Mientras éramos unas veinteañeras universitarias, con Emilia, nos dimos a la tarea de revisar estadísticas sobre los casos de violencia en el país, bien feo el hobbie, ahí nos dimos cuenta que los hombres entre los 19 a los 28 años tenían un 60% de riesgos de ser asesinados en hechos de violencia. En cambio, para las mujeres del mismo rango edad (al que nosotras también pertenecíamos en ese momento) no solo teníamos un porcentaje mayor al de los hombres (un 68%) sino que además el "tipo" de muerte era distinto... para los hombres era cuestión rápida y limpia... llegaban (incluso en vía pública), identificaban y daban un par de balazos y  asunto terminado. Para las mujeres no, antes de ser asesinadas y descuartizadas, primero pasaban por la tortura psicológica y física de ser violadas, humilladas y denigradas. En resumen: la muerte para las mujeres (en el rubro de violencia) era más lenta y dolorosa. 

Eso no ha cambiado en los últimos años. 

Ahora ya no estamos en el rubro entre los 19 y los 28 años. Ahora ostentamos 35 años y la vida sigue siendo violenta. Ya no somos "target" de violaciones, el porcentaje se ha disminuido considerablemente, aunque hay excepciones. Ahora la violencia a la que somos propensas es distinta, es más sistemática y continua.

Leí hace unos dos días la noticia de la sentencia de un ex asesor jurídico de la Asamblea Legislativa. Un tipo treintón quien agredió a su ex pareja, una mujer joven y profesional. Me alegró saber que 3 de 4 jueces determinó su culpabilidad, según el registro de Medicina Legal, tuvieron que pasar 21 días para que los golpes que recibió la mujer pudieran sanar. Me puse a pensar que hace dos meses a alguien muy querido para mí tuvo un hecho de violencia donde salió golpeado y tuvo que pasar un tiempo más o menos igual para sanar. Es decir, en ambos casos, la violencia fue grave. El comparativo viene a raíz de que me di cuenta lo mucho que cuesta sanar físicamente, ahora bien... sanar emocionalmente es otro rollo bien aparte, en especial cuando quien te verguió no fue un desconocido, sino alguien que vive con vos, que se acuesta con vos, que come con vos y que en "un momento de locura por el alcohol" impuso su fuerza física y te agredió... como si fueras un desconocido.

Además de eso, otro detalle que me llamó la atención fue el hecho de que los abogados del energúmeno van a apelar para que en vez de los 6 años de sentencia, sean reducidos a 3... siendo que toda sentencia menor de 5 años es excarcelable, este tipo gozaría de libertad (tal vez condicionada, pero andaría por las calles campante)... no, no acaba ahí... lo que me horrorizó fueron las declaraciones y argumentos expuestos durante el juicio. 

Cecilia Melendez (pongo el nombre por si ustedes tienen el deshonor de conocerla, por favor retirele el habla inmediatamente) dijo... como argumento principal en el juicio... que la violencia contra las mujeres era una cuestión que viene desde los tiempos de las cavernas, donde hasta en los dibujos rupestres estaba reflejado que los hombres (machos) golpeaban y sometían a las mujeres y que se preguntaba POR QUÉ AHORA la sociedad insiste en promulgar leyes contra "eso" tan natural.

Mejor ni les digo qué sentí y qué pensé al leer eso, porque luego Miguel me dice que ejerzo violencia de género contra mi mismo gremio. 

¿Por qué se protege al hombre agresor? ¿Por qué UNA MUJER protege y defiende a un agresor?

No solamente eso, en este país tan acostumbrado a la impunidad y a la injusticia, ayer la Sala de lo Constitucional, falló en contra a la solicitud de Beatríz, mujer que solicitó que se le permitiera que le realicen un aborto de un embarazo totalmente fallido. Cinco hombre votaron en este caso. Solo uno votó a favor de la mujer, tres votaron en contra y uno, dijo que estaba de acuerdo con los tres anteriores, pero no por los argumentos expuestos, sino por otros (que no sabemos cuáles son).

¿Por qué deciden por nosotras? ¿Quién les ha dado la potestad de seguir pensando que somos las eternas menores de edad y "ellos" nuestros dueños?

Esta semana, entre tantas cosas, me pasó algo curioso (y bueno), al fin, una doctora me preguntó qué quiero hacer yo sobre el tema de mi salud. Durante más de cinco meses he recorrido varias clínicas y varios doctores y dos doctoras han visto mi caso, todos... absolutamente todos... me dieron la impresión de que me veían como objeto de estudio, no como una persona con un padecimiento que me aterra y me llena de angustia. Tuve que pasar cinco meses, dos tratamientos y sin fin de exámenes, para que una mujer me viera a la cara y me dijera que ella tiene otro diagnóstico y que sobre todo, yo puedo y debo decidir qué camino debemos tomar para detener ese padecimiento. Me trató con humanidad. 

Al final una puede decidir, claro, a la gran mayoría no nos dejarán, nos tratarán de disuadir, de tratar de imponer su status de macho alfa, pero una tiene que APRENDER a decidir, aunque nos de miedo, porque eso sucede cuando solo los hombres deciden: no nos dejan ejercitar nuestras capacidades y nos volvemos dependientes. Nos roban el espíritu y la fuerza. Dejamos de ser mujeres.

No importa el ámbito, la edad, el sector social, la capacidad adquisitiva, la educación recibida, la violencia contra la mujer es un problema generalizado, ya no solo es porque siendo joven te pueden violar, o porque de anciana te pueden abandonar a tu suerte, es porque durante toda la vida estamos expuestas a que otra personas, por lo general un hombre, quiera determinar lo que será de tu vida.

Por supuesto, y menos mal, existe un sector de la población masculina que, junto a nosotras, va evolucionando, ha salido de la caverna donde se golpeaban a las mujeres en la pre-historia y ahora caminan a nuestro lado, alentando nuestras luchas, por mínimas que sean.... ya sea una lucha por nuestra salud, por nuestra independencia y autonomía, por nuestra educación, por un salario y un trabajo dignos, a esos hombres, que votan a nuestro favor, que argumentan y que (de alguna manera) nos educan (en artes nobles e innobles), a esos hay que darles una medalla al mérito. 

martes, 28 de mayo de 2013

Pequeñeces

Hemos tenido con mi madre (y con mis hermanas también) unos cuantos días de tensiones, tristezas y aflicciones... sin embargo hubo algo que nos sacó de todo eso malo.

Resulta que mi madre es fan de las orquídeas, es tan fan que todos los miembros de la familia, cuando podemos le andamos buscando y trayendo orquídeas para su colección, durante todo el año espera con ansiedad la exposición de orquídeas que organizan en San Salvador y va y enloquece mirando tantas flores hermosas. Así es ella... floral...

Pues esta noche, al llegar Lorena nos tenía una noticia... a causa de la lluvia, de lo normal en ellas y otras circunstancias... una orquídea que cuelga del Laurel de la India que está a la entrada de la casa... había echado flores, que aún estaban en botones, no era una o dos... ni tres... estaba lleno de capullos, a ojo de buen cubero habían, al menos unos 12 capullos. De repente, mientras ellas admiraban el acontecimiento, yo entré a comer y a descansar... al rato vino Sebastian con voz de susto a decirme que me apurara, que me apurara... pensé que alguna otra desgracia había sucedido, pero no... justo en ese momento los capullos estaban reventado, no se imaginan aquella belleza y festividad... son blancas con leves manchitas rosas, con muchos pétalos que parecen de papel y en el centro tienen una explosión de pistilos y alambritos que no recuerdo cómo se llaman.

Verán, a mi las flores me gustan, pero no tanto como a mi madre, esa mujer de casi sesenta años, quien me pedía que trajera una cámara y le tomara fotos a cada una de las flores, ella que durante más de 72 ha estado asustada, al fin le he visto una sonrisa franca y fresca en toda la semana. Llamó a mi papá, quien está a 60 kms. de nuestra casa, acostado en una cama de hospital, le llamó para contarle, que la orquídea tenía muchas flores, que le iba a tomar fotos para mostrárselas mañana, que lo extrañaba...

Martha: No importa lo mucho que pueda estar en desacuerdo en algunas cosas con vos, siempre hay pequeñeces que me recuerdan lo mucho que me gusta tu corazón.

Mayo tardío

o... de cómo no debo cantar victoria demasiado rápido.

Mi papá está en el hospital. Sabemos sus males y pesares, los síntomas y su padecimiento eterno: diabetes. Los exámenes no nos dicen nada, los hijos de puta están mudos y la doctora, a la cual le tenemos "fe" se nos queda viendo estupefacta y nos dice... "solo sé que tiene una GRAN infección, pero no sé dónde", como si eso nos diera alivio. 

Mi papá está en el hospital. Saben "dios y el diablo" que detesto ir a los hospitales, solo voy por dos razones: o la gente que amo está ahí o mis padecimientos me arrastran hasta allá. Pasé más de dieciocho  horas de la seca a la meca con mi viejo en una silla de ruedas: exámenes de sangre, de orina, tomografía, rayos X, ultrasonografía, reacción neurológica... todo. Si no le tomaron radiografía del alma es porque no han podido inventar ese aparato. 

Mientras tanto, mi madre, mi tío, mi tía, mi primo, mi tía en Boston, mi otro primo, mis hermanas, mi sobrino, mi amiga, mi otra amiga y mi jefa... todos preguntaban... ¿y cómo decirles que "a saber" qué tiene? que solo la fiebre se calmó un lapso de cuatro horas, que llevaba dos bolsas de suero consumidas, que sus ojitos siguen rojos, que solo esperamos. 

A las nueve de la noche aterrizamos con mi madre a la casa, luego de una jornada agotadora, nos dolían los pies, no habíamos comido como la gente decente y creo que mi mamá venía dormida en el micro en el que nos trasladamos al Serengueti. Estas son las situaciones que me ponen a pensar en todo lo que implica la vida familiar. En que sé perfectamente que mis viejos no serán eternos, que un día se van a morir y que, probablemente, antes pasaran por un tiempo de enfermedad y sufrimiento. Soy egoísta porque no quiero que llegue ese momento, por las razones que ustedes quieran: no quiero verlos sufrir, no quiero sufrir con ellos, no quiero estar dando noticias a medio mundo (solo a dos o tres personas), porque mis pensamientos no son los mejores en situaciones como estas... lo que sea...

Mi papá está en el hospital. Lo dejamos acostado en la cama 3 de un cuarto lleno de hombres de mala pinta, con frío, con suero incrustado en el brazo derecho, solo. 

Por favor, por favor... díganle a mayo que ya deje de joder... por favor. 


domingo, 26 de mayo de 2013

A mí nadie me robó abril

Pero mayo circunstancialmente es mal mes para mí. Todo lo que puede suceder mal en un año... sucede en mayo.

El año pasado mis papá estuvieron lisiados de la pierna derecha (si, en ambos casos). Había pensado que este mayo iba a pasar sin dejarme sustos, ni sobresaltos. Muy temprano canté victoria.

Las cosas laborales no me salen como quiero, el seguimiento médico sigue pasándome facturas (en muchos aspectos) y para rematar este domingo tan triste... mi papá se ha enfermado y ha pasado más de 24 con fiebre de la cual no sabemos su origen.

Qué feo sentir soledad estando acompañada.

Tatiana quiso sacarme un poco de mi rutina de tristeza y me invitó a caminar en la mañana... siempre es lindo  encontrarme con otros de mi especie. En medio de todo y de la nada me pregunté qué es lo que me sucede, de verdad, me preocupa no encontrar entusiasmo en lo mínimo, en lo cotidiano.

No importa, mayo se fue al fin. Siempre lo he dicho, termina el 26 y no el 31. Mis muertos siguen muertos y yo sigo respirando... de momento...
- Cambio de medicamentos,
- Cambio de domicilio,
- Cambio de planes,
- Cambio laboral...
Pero ante todos esos cambios... "tenerte a mi lado", como diría Fito.

Podemos seguir con la vida... tal cual venía siendo antes de mayo.




Todos los Migueles son iguales

La experiencia me dice que todos los hombres llamados Miguel son iguales... que es lo mismo que decir que tienen puntos en común.

- Son desconfiados,
- Se venden como antisociales y resultan ser el alma de la fiesta, 
- Siempre buscan una excusa para filosofar,
- Están MUY pendientes de la gente que aman,
- Son algo radicales en algunas cosas, pero van buscando establecerse (de alguna manera bastante extraña) en una normalidad que es bien extraña para mí,
- Son algo parcos para la demostración de afecto, pero (Ay!) cómo me sorprende su manera de querer a la gente, tan genuina y desinteresada. 

Sí, yo lo digo con propiedad porque en mi vida he tenido tres Migueles muy importantes: Mi primo, quien fue el causante de que me guste la música, Miguel, mi actual pareja... pero también Ernesto Miguel, un exalumno que tuve y que por cuestiones de violencia social ya no está en esta vida para leer este post.

Ernesto Miguel tenía 15 años cuando nos conocimos, yo calculo (no lo recuerdo muy bien) que yo rondaría los 22 o 23 años. Él tenía serios problemas disciplinares y yo era una profesora bastante idealista. Recuerdo que en una reunión de profesores, en esas que solo sirven para criticar y moralizar a los alumnos de los colegios religiosos, me lo endosaron, su coordinador de grado casi se daba por vencido pensando que el muchacho no tenía remedio y nadie daba un cinco por él, todos pensaban que al terminar ese año (cursaba noveno grado para entonces) terminaría expulsado, no solo por su mala conducta sino por ese par de materias que no se le daban. A mí me pareció un reto darle seguimiento y tratar de evitar el fatal desenlace. 

No me pregunten por qué pero siempre he pensado que la mejor cura para una rebeldía mal entendida de los cipotes es ponerlos a hacer algo productivo, algo que los rete, algo que los entusiasme. Fue así como  Miguel, quienes todos le decían Tambo, terminó (junto a otros de su misma especie) yendo a un orfanato todos los sábado a trabajar con niños y niñas: les dábamos seguimiento en tareas de la escuela y organizábamos juegos para distraerlos. Era hermoso verlos. Yo sé que quizá algunos de ustedes que leen estas líneas no verán nada "extraordinario" en este tipo de tareas, pero verlos... a ese grupo de adolescentes... reunirse desde días antes, en sus recreos, para organizarse para cada sábado me llenaba de una emoción que pocas veces he podido sentir de nuevo.

Como siempre fui encariñándome con algunos de mis alumnos, Miguel era uno de ellos, siempre que se podía organizábamos excursiones y campamentos (en tiempos de vacaciones) o viajes a donde nos diera la gana. Él era de los que nunca faltaba. Una vez, lo recuerdo tan bien, fuimos a Honduras. En medio de mil tragedias que tuvimos que pasar para llegar a Tela, él me acompañó en mi labor de guía. Iba sentadito en una de las gradas del bus mientras yo parecía suricata meneando la cabeza para descifrar cuál era la mejor ruta para llevar ese bus lleno de adolescentes hacia el Atlántico. Ante mi estrés... hizo lo más cristiano que encontró... sacó un cigarro y me lo ofreció. 

Es increíble, creo que es de las pocas personas con las cuales he podido hablar durante horas y que, a pesar de eso, siempre quedaban temas en el tintero para seguir hablando días después. El día que se graduó de bachillerato, luego de la misa, en medio de aquel caos de abrazos y besos familiares y de amigos, me buscó. Me dio un papelito, de esos ridículos papelitos que los adolescentes hacen para no decir las cosas de frente, decía: "Gracias por tenerme fe". Por supuesto, yo que soy una cursi y una ridícula, aún conservo aquel papelito.

Hace nueve años mataron a Miguel. 

Cuarenta minutos antes de que un par de ladronzuelos le dispararan, nos habíamos despedido en la peatonal de la U, habíamos hablado de Jung, de planes para ir a acampar en las vacaciones de agosto y de fumarnos un cigarro al día siguiente. Él tenía 20 años y yo rondaba los 27 o 28 y la vida me pareció tan injusta como me lo parece ahora también.

Siempre, cada vez que llega esta fecha, busco aquel papelito que me dio el día que por última vez se puso su uniforme de perico y de verdad se lo digo, en esta su ausencia tan enorme, le digo: "gracias Tambo, por haberme tenido fe".

viernes, 24 de mayo de 2013

Yo no sirvo para contar tiempo

Tal vez la frase se "escuche" demasiado radical. Lo siento, soy una exagerada. Pero es cierto... de unos días para acá el tiempo se me ha hecho muy difícil de contabilizar.

Ejemplo:
Ayer amanecí pensando que era martes, era miércoles y cuando llegué a la casa tenía la necia idea de que era jueves. Tres días en uno solo.

¿Sera el tedio? ¿Será que ya quiero terminar el informe? ¿Será que ya quiero que sea 7 de junio? ¿Será mi persistente odio a mayo? No lo sé.

Yo no sirvo para contar tiempo... y menos en mayo.

¿Qué buscan los hombres en las mujeres?

Gerardo, alias mi primo, me envió una encuesta ayer en la mañana, como es un hombre serio no le creí que era una "encuesta bayunca". Tonta de mí.

Aunque la pregunta ya ha surgido en otros momentos de mi vida, nunca me había detenido a pensarlo en serio. Digo... una de mujer siempre se lo pregunta, porque resulta que no solo nosotras somos un enigma, los hombres también lo son. Unos más que otros y creo (sospecho) que sin proponérselo. 

La encuesta decía que una debía colocar un número entre 1 y 9, sabiendo que 1 es el "nivel" más bajo y 9 el más alto. Luego se colocaban una serie de "opciones". No las recuerdo por su nombre exacto... y ahorita tengo hueva de abrir mi correo para sacar los nombres... pero eran en resumen:

1. Apariencia física
2. Buena apariencia
3. Bonita sonrisa
4. Buen trabajo
5. Sentido del humor
6. Que sea buena cocinera
7. Que sea sofisticada
8. Que sea atractiva
9. "otros"_______

Además de que me pareciera una serie de "opciones" bastante superficiales, donde no se dieron ni el chance de poner "que sea inteligente" o al menos "que tenga dos dedos de frente", muchas de las opciones se refieren a una sola cosa: la apariencia. Ya no digamos que se tomaran la molestia de poner como opción "tener una buena compañía para tomar café y hablar de todo" o "que tenga verdaderas ganas de viajar" o mucho menos "que sea capaz de apreciar la compañía mutua".

Le conté a Miguel sobre la encuesta... se limitó a colocar un diplomático "jajaja" cuando le pregunté qué buscan los hombres en las mujeres. Me preocupan esos tipos de sonidos onomatopéicos de risas. ¬¬

Luego pensé en lo que buscamos las mujeres en los hombres. Estamos bien jodidas, en conclusión. Dos simples razones: 

1. Está la porción de población femenina que no sabe qué busca en los hombres. 
2. Está la otra porción de población femenina que cree saber qué busca en los hombres.

Hoy hablábamos con Mayra, mujer de 30 años, profesional, morena y muy inteligente, como toda persona... con líos y con bondades. Nos preguntábamos ¿por qué los hombres que llegaron antes a nuestras actuales parejas no resistieron (o no resistimos) más tiempos juntos? ¿qué es lo que NO tenían estos tipos? Concluimos que hay toda una variedad de razones por las cuales esos hombres no perduraron en nuestros afectos. Pero sobre todo, llegamos a la conclusión de que nada pudo haberlos hecho quedarse... no tenían  lo que buscamos o no teníamos lo que ellos buscaban.

Estoy segura que no hay una persona que reúna TODAS las expectativas de otra persona, con el tiempo y a medida que nos vamos conociendo, nos damos cuenta que la idealización inicial es eso... una idealización y las personas que nos incrustamos un poco en el afecto de los demás y viceversa, poseemos defectos, malos hábitos y pequeñeces que ni nos damos cuenta poseer. 

Yo no sé qué busca Miguel en mí, a lo mejor sea una cosa bien pequeña y sencilla o algo grande, no lo sé, como muchas cosas no sé de él, a un año de conocerlo. Igual pasa a este lado de la relación, él no sabe qué busco yo en él, a veces me da la impresión de que cree que busco grandes cosas ... pero no es así, mi naturaleza etérea y distraída es de otra índole y termino apreciando las pequeñeces: un café, una plática, un plan de escape, una caminata, un mensaje en la noche (preguntándome si llegué bien a casa o confirmándome que él está bien)... un beso. 

"Él" siempre me dice que las relaciones son complicadas. Creo que en realidad eso es lo que yo busco, que (al menos) esta relación que tengo con él no lo sea. 

martes, 21 de mayo de 2013

Andate ya Mayo

Yo sé que nada me has hecho este año... pero igual, tus predecesores dejaron una marca demasiado grande para vos.

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Aquella mañana llegó a su escritorio, a ella le gustaba decirle con ostentosidad... "mi oficina" para no darse cuenta del todo que era el lugar menos indicado para ella.

Amenazaba con llover.

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Jamás me sentí demasiado "adecuada" para el mundo, soy callada, mal humorada, demasiado triste a veces para la gente festiva. Andate Mayo, vos me empeorás.

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Llegar a la casa era enfrentarte a la cantaleta de cinco personas, con sus diferentes conflictos, mayo le  pasaba factura el haber sido "indispensable" durante años y ahora que ya no quería seguir aquel juego se sentía atrapada. Amenazaba con llover.

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La mera verdá, es que no recuerdo desde cuándo ando así, tal vez desde la vez que no pude rescatar al gatito atrapado entre el techo de la cocina y el árbol de marañones, matarlo accidentalmente me marcó. "Accidentalmente"... qué palabra más curiosa. Aquel día amenazaba con llover.

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Mandar un mensaje y no recibir respuesta, llamar y no recibir respuesta, escribir un mail y no recibir respuesta... tanto silencio no era por gusto, a lo mejor era señal de que era tiempo de enconcharse un momento... o agarrar su mochila y decirle alguien "vámonos ya a Guate... o al sur... o donde sea". Ser adultos es tan difícil. ¿Y sus obligaciones... sus trabajos... sus familias... sus tantos años adultos?

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¿Y si mato a alguien accidentalmente? ¿será lo mismo como cuando maté al gatito?

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Había algo ese día que no lograba entender, era como tener una regresión a sus años de estudiante universitaria, como cuando un día le dijo al arquitecto que la amaba que se fuera a la puerta del diablo y se tirara.

El cielo estaba igual de oscuro. Amenazaba con llover.

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Pasó toda la mañana esperando a que el dolor de vientre se le quitara, la hemorragia seguía su curso normal que ya no era catalogado como anormal porque al fin y al cabo hasta lo malo termina siendo normal. Quería arrancarse el útero de una vez por todas, confesar que una vez... tan sola una vez... deseó tener un hijo, que fuera de eso, el útero no le había servido para mucho, más que para joderla.

Por supuesto, nada indicaba que esta mujer tuviera dolor o que derramara sangre o que está atosigada de hormonas, nadie sabía que sentía calor terrible, que buscaba una forma de escapar de su piel, que precisaba más besos que en años anteriores, que necesitaba algo que no sabía definir, todos creían que redactaba más capítulos del informe, del libro, del todo... mientras en sus audífonos sonaba aquella canción.

No llueve, solo amenaza.

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- ¿Qué vas a estudiar cuando te gradues? - preguntó aquel muchacho de ojos claros.
- Medicina - contestó ella de manera mecánica, sin prestarle demasiada atención.
- Yo voy a estudiar ingenieria - dijo con carácter interesante, para seguir una plática unilateral.
- No me interesa - dijo ella sin quitar los ojos del libro.
- Bien dicen que sos bien cabrona - dijo con amargura él.
- Yo no te dije que vinieras, no me gusta que me hablen mientras leo - explicó ella.

Él se levantó y recorrió toda la biblioteca buscando la salida. Dejó un sobrecito sobre la mesa donde ella no se inmutaba por su paso lento.

"Que tenga un lindo día" decía un pedazo de papel... "sé que no te gustan, pero deberias probarlos" y junto a esas lineas había un chocolate.

Vio por la ventana... amenazaba con llover.

Quiso llorar.

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"Niña... dejá de estar viendo esa babosada"... era el grito de su mamá desde la cocina, ella se había detenido unos segundos frente a la tele, era tan temprano que la señal de transmisión de los canales nacionales a penas hacían pruebas... ponían videos.

Un día antes el profesor les dijo... "el arte, cualquiera que sea, es un reflejo del ser humano", para entonces no sabía qué tipo de arte, qué tipo de humanidad le correspondía.

"Que te apures, Karla María!" fue la frase que la sacó de su distracción.

Uniformada con su falta paletoneada, sus calcetas blancas y zapatos de hombre salió camino al colegio. Al abrir la puerta de la casa sonrió. Estaba lloviendo.

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Al conectarse, vio que Miguel estaba conectado. "Buenos días" tipeo ella e inmediatamente su saludo fue enviado a la velocidad de lo instantáneo y llegó a la computadora de él, a kilómetros de ella. "Buen día...¿estabas en reunión?".

Ella supo que alguien la echaba de menos en algunos momentos. Eso le sacó una media sonrisa. Afuera... estaba lloviendo.

Mayo vete ya... necesito que sea junio.

viernes, 17 de mayo de 2013

¿Cuánto tiempo será necesario para sentirnos vivos otra vez?

A veces me pregunto... ¿cuánto tiempo va a pasar para que se gesten nuevas revoluciones sociales? Por supuesto esta pregunta no tiene el tinte bochinchero de siempre, de los inconformes, de los reaccionarios, no. Es una sencilla pregunta que me surge luego de ver dos películas que de alguna forma habla de las revoluciones sociales en siglos pasados.

Creo que el mundo está como estoy yo... en un limbo... vivimos llenos de cosas que no nos gustan, pero no hacemos nada por cambiarlas, o casi nada, que es lo mismo. Posiblemente la pasión de la justicia se nos ha ido muriendo de a poco ante tanta corrupción y hemos sido absorbidos por dinámicas que no construyen nuevas sociedades.

¿Por qué hablo de esto? ¿A qué viene este parloteo?

Lo grave no es que estén pasando cosas malas, como siempre: pobreza, hambre, falta de educación, injusticias. Lo grave es que no tenemos nada por qué soñar, no tenemos la mínima esperanza de que esto pueda cambiar, no tenemos la mínima esperanza de que nosotros podamos cambiar un poco nuestro entorno, nos encapsulamos y solo pensamos en lo que es cómodo y sencillo para cada uno y su mínimo entorno.

¿Qué pasa en nuestros corazones?
¿En qué momento la vida de una mujer que requiere un aborto se vuelve un pleito sin sentido? ¿En qué momento las palabras dejan de tener sentido y los recuerdos se vuelven rutina? ¿Cuándo empeñamos la alegría y el disfrute de la camaradería? ¿Cuándo vendimos el alma por un salario mensual? ¿Cuándo nos acostumbramos a ser infelices?

Quizá sea mayo y su forma de hacerme pensar, porque todas estas preguntas no se las hago a ustedes, me las hago a mí misma. Así es. Esta mañana mientras estaba en una reunión donde no entendí ni el 80% de lo que se habló, porque resulta que ahora el concepto de "ayuda solidaria" mutó en un negocio y para mí no es así el asunto, mientras debatían estrategias yo me preguntaba desde cuándo me he sentido así... muerta. Sin pasión por el trabajo, con flojera anímica, con vacío existencial.

Entonces la pregunta muta... ya no es ¿cuánto tiempo pasará antes de que se gesten revoluciones sociales? sino que se convierte en ¿cuánto tiempo pasará antes de que se geste en mi corazón una nueva revolución que me haga sentir viva?

Solo espero que no pase demasiado tiempo.


Mario

Entre las miles de cosas groseras que nos ha dejado algún mayo en los últimos nueve años, está la fecha de la muerte de Mario Benedetti. 

Sisisisi... toda la gente muere, todos morimos en algún momento y él no era la excepción, ya estaba viejo y puesi, debía hacerle espacio a otros en este mundo. Aún así, recuerdo cuando, hace tres años, nos anunciaron que se había muerto. Lo recuerdo tan bien., es curiosa la manera en que una recuerda cosas, existen hechos más "impactantes" que no recuerdo, pero este hecho es tan claro y vibrante, eran las ocho de la noche, era un domingo aburrido y lleno de soledades, yo me replegaba en mis trincheras, en ese entonces más profundas que ahora y existía porque tenía que existir. Así nada más. En ese entonces yo no quería a nadie, no me quería ni siquiera a mí; sí, existe una dimensión peor que la desidia y aquel domingo muerto, justo cuando me enteré que se había muerto me vino a la cabeza uno de sus poemas, de esos que me generan impacto aún ahora y pensé... "este poema es tan lindo que yo debería de tener algún recuerdo de el y no... está vacío de significado". 

Tuvieron que pasar tres años para que un día, no de mayo, no de tristeza... me llegar un correo de Miguel, de esos correos que me manda y que son tan bellos, a veces no me dicen mucho (de sus propias palabras) pero contienen dos o tres poemas, de muchos autores, han desfilado Alfonsina Storni, Buesa, Cortázar, Gelman, Sabines y por supuesto, Benedetti.

Hoy este viejito tiene otro significado, existe un "algo" que se identificó conmigo, por un correo, por un charla entre cerveza, por una caricia en la oscuridad, por una película llena de sus poemas recitados en alemán...   no importa qué, aquel poema que recordé cuando supe de su muerte cobró sentido, solo porque si, porque resulta que me quieren y yo quiero (no solo a mí misma, sino a otro).

Te quiero
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos,
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Chau Mario, nos encontramos en el próximo mayo. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Carmen

La conocí una noche hace muchos años, alrededor de una fogata, de esas que nos entusiasman cuando somos muy jóvenes. Ella tenía 15 años, yo tenía como 21... ella ostentaba el uniforme que yo ostenté durante 13 años.

Hemos pasado todos estos años conociéndonos y queriéndonos tal cual somos. Es una fortuna tener una amiga como ella, lo digo en serio. No solo fue mi "hija adoptiva" mientras era profesora en el colegio, sino que luego, cuando ya era una bachiller universitaria siguió cerca. Pocos vínculos serios y permanentes he tenido fuera de mi familia, a veces han sido demasiado "temporales". Entre todos mis conocidos, ella es la que más tiempo tiene de estar conmigo. Se lo agradezco mucho, soy consciente de que no soy la mejor amiga, ni la más adecuada, pero eso no le ha importado a ella y se ha dado a la tarea de quererme solo porque sí.

Ella nació un día como hoy, hace veintinueve años, ha crecido y ha luchado por ser la persona que siempre quiso, ha sido valiente y de paso ha sido una fuerte columna para los que nos atrevemos a acercarnos a ella por un poco de apoyo.

Mayo a mi no mucho me gusta, pero eso si... si algo le agradezco, es que me haya mandado a "la" Carmen, esa mujer que me ha rescatado en tantas formas, en tantas ocasiones. A mi solo me queda una tan sola cosa...tratar de ser (al menos) la mitad de la amiga que ella es y decirle como ella me dijo una vez... "no importa la hora, no importa el lugar, ni la circunstancia... si necesitas ayuda no dudes en llamar".

Feliz cumpleaños Carmen.

lunes, 13 de mayo de 2013

38 dólares

El viernes pasado, mientras esperaba a una amiga en Galerías, me aburría de lo lindo, pensando en que a veces no "disfruto" de gustos femeninos comunes... me fui a ver ropa.

Entré a Zara.

Recuerdo que hace diez años compré un pantalón ahí, era hermoso... negro, de corte bajo y un ruedo inglés precioso, la tela era lustrosa y suave. Amé mi pantalón y me acompañó hasta que empecé a engordar descontroladamente hace tres o cuatro años.

Vi los precios, tan acordes a ese ambiente brillante y lleno de luz, con ese olor a capitalismo desmedido, tan incongruente a las tallas XS, la que solo necesita media yarda de cualquier tela para hacer una blusita, una faldita, un pantaloncito... si, en diminutivo porque no hay otra forma de describir esas tallas.

Por supuesto, una linda señoríta, también diminuta, se me acerco para preguntarme si sabía lo que buscaba (pregunta más bien retórica, con la retórica respuesta de que no, no sé qué busco en esta vida... aún), le dije que si necesitaba su ayuda la llamaría. 

Qué raro entrar a esos ambientes, donde la pieza más barata (un par de calcetines) vale $9.99, donde un vestido vale $99.99, donde un par de zapatos (feos e incómodos) valen $120.

Luego recordé que en algún lugar del periódico, en algún momento del último mes, leí que en Bangladesh un edificio destinado a talleres de la industria textil se derrumbó, al parecer la estructura no era adecuada y debido al peso de las maquinarias, las personas y otros factores... se vino abajo. No... no hubo un temblor que lo tumbara. Solo así... se derrumbó.

Murieron 1,127 personas, más de 2,000 siguen desaparecidas. La industria textil europea (sobre todo inglesa y española) ha trasladado sus talleres allá, a aquel país donde se encuentra la mano de obra más barata de todo el mundo, así es... todo el mundo. 

EL 95% de los empleados recibe el salario mínimo que es de $38.

Treinta y ocho dólares... al mes.

Sentí una gran tristeza de pensar en ese salario mínimo y ver la etiqueta de una blusa que decía $45. UNA BLUSA!

Pero como dice Karina, no nos vayamos tan lejos... pensemos en las maquilas acá en el país, allá enclavadas en valles como la Troncal del Norte o camino al aeropuerto... grandes construcciones hechas de láminas galvanizadas donde pasan horas y horas miles de mujeres, sin protección, sin agua y con solo dos oportunidades para levantarse para ir al baño. 

Me conmociona pensar en GAP, LEVI'S, BENNETON, MANGO O ZARA, no porque me conmocione ver su colección Primavera-Verano, ni porque diga "manufacturada", ni porque sean lo que sean para levantarle la autoestima a una persona vacía. Me conmociona saber que sea como sea, cuando sea... usted y yo nos sentimos tentadas a ver esas prendas y suspirar y que el mundo mierda este no se tienta el corazón para dar mejores salarios, mejores prestaciones y condiciones de trabajo a esta gente, que no importando que estén en la India o en El Salvador o en Malasia... jamás en su vida entrarán a un almacén de estos, como lo hice yo... y como lo hicieron decenas de personas el viernes pasado.

Se niega a llover

Mayo está castigándome creativamente este año... no, no han sido muertes, ni enfermedades de la familia, incluso ni siquiera mis quejas médicas podrían catalogarse como tragedias... lo que sucede es que no llueve.

Parece mentira, parece que en todo el país ha caído, al menos una, tormenta fuerte que ha refrescado los ánimos de este pseudo paisito tropical, en cambio, pareciera que donde llego, llega una gran sequedad.

Tanto ha sido la desfachatez de esta sequía, que ya se han formado grandes promontorios de nubes negras, hermosas y cargadas de agua... se desata el viento de vendaval y de repente... nada... silencio, sequedad, muerte.

Lo sé, les parece exagerado de mi parte, como siempre hago gala de mi dramatismo con el que veo este horripilante mes. Pero entiendan, que llueva es de los mejores recursos que tiene la vida para aliviarme las penas. Porque cuando llueve me da la sensación de que vuelvo a vivir, que alguien me besa, que me regalan un abrazo, que se preocupan por mi, que renazco y dejo atrás toda la tristeza, por ende, esta sequía no solo es agobiante, es casi necesaria.

Hace un rato, salí al patio de la casa, caían dos o tres pingas de agua... no fueron suficientes. u_u No sé hasta cuándo pueda resistir esta ausencia. No lo sé.

domingo, 12 de mayo de 2013

"Dios te bendiga"

o la historia de cómo me persigno sin darme cuenta.

Hace un año atrás, cuando apenas nos íbamos conociendo con Miguel tuvimos la necesaria plática sobre las creencias. Así soy yo, lo siento. Tengo que tener ciertas conversaciones con las personas que conozco, dependiendo de los resultados decido o no seguir con otros temas.

Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que fui a la iglesia, me he retirado del ejercicio de cualquier rito, por  supuesto, al pertenecer a una familia profundamente católica conservadora esto ha sido motivo de discusiones, llantos y reproches (por parte de ellos). Por mi parte, solo puedo decir que nada siento al respecto de este tema.

Pero la costumbre y años y años de práctica quedan. 

Es así como una noche, mientras la casa se llenaba de ese silencio quieto de los sueños ajenos, estaba en mi cama sin poder dormir para variar y de repente, sin pensarlo, sin darme cuenta hasta milésimas de segundos antes de terminar, me persigné. 

Fue un movimiento sin pasiones y casi imperceptible, inició mi mano el recorrido de la señal de la cruz, cuando estaba en el tercer punto me di cuenta de lo que hacía, comprendí que la costumbre materna de realizar ese acto mecánico durante toda mi infancia había saltado desde mi subconsciente hasta el acto reflejo. Me sentí rara. Inevitablemente recordé a un ex pretendiente que, cada vez que pasábamos frente a una iglesia se persignaba. ¿Ven por qué una tiene que preguntar eso a ciertos hombres? Para no asustarse a media calle. 

Esta noche me pasó, no lo mismo, pero si algo parecido.

Pasé todo el día sola, toda la tribu se fue a hacer mandados y visitas oficiales... pero como yo aún ando mal de un mi dolor extraño me quedé. Supongo que este mayo no me ha dado tragedias, pero si me ha dado una terrible hueva. El asunto es que cuando volvieron, ya muy tarde, Sebastian se venía "cayendo" del sueño e inició su larga rutina de cepillarse los dientes que ha empezado a mudar, ponerse la pijama y repartir el rosario de besos a todos en la casa. Yo fui la última a la que llegó. Mecánicamente le di un beso en su cachetillo y sin pensarlo, ni meditarlo le dije "que dios te bendiga". Cuando terminé la frase ambos nos vimos con cara de susto, yo por haberlo dicho y él de escuchármelo a mí. 

Sentí tan raro, recordé que hace unos días le decía a Miguel que me preguntaba ¿qué pasaría si volviera a "creer" en dios? Supongo que son nostalgias sacadas de la manga del tiempo. 

Lástima que mi sentido de la fe ya está demasiado curtido, ya no encuentro nada en qué creer. Es como un abandono, como una tristeza bien rara, como si todo se detuviera. 

Sebastian se fue a la cama, con cara de interrogación al haberme escuchado decir "eso que nunca digo". Yo me quedé acá, con cara de consternación sobre lo que mi mente ha guardado. 

sábado, 11 de mayo de 2013

El vicio del pinterest

Hace poco más de un año descubrí esta "red social".

Confieso que la abandono por largos períodos de tiempo... pero de vez en cuando regreso y cuando regreso lo quiero ver todo.

Así es, me gustan las fotos, siempre me han gustado y me gustaría (en lo secreto) poder aprender a tomar buenas fotos, pero soy medio maleta para eso, creo que es por falta de buen equipo... además de mi mala vista.

El asunto es que el pinterest me relaja, ajá... me gusta ver fotos, muchas y la ventaja de este vicio es que ya vienen ordenadas, las categorías que más veo son: arte, fotografías famosas, artistas/escritores, decoración de hogar, comida y bebidas (de las que ya probé hacer varias recetas), arquitectura, diseño gráfico (sobre todo de papelería institucional), moda femenina (sisisisi... soy una incongruente), películas y tapas de libros. Además de esos, tengo dos o tres "tableros" para cositas que veo y que pueden servirles a mis hermanas... por ejemplo... fotos de pasteles y galletas (para Gabriela) y otros dos que son de manualidades y bisutería (para Lorena y Sebastián).

También tengo un "tablero secreto" que solo yo puedo ver y que a él van a parar mis placeres culposos, por decirlo de alguna manera.

Ciertamente esta página da para mucho, expones y encontras cosas interesantes que, en tardes de sábado, como este, suelen dejarme pensando un poco. Al fin y al cabo, el arte es para eso, para dejarlo pensando a una.

Delen una miradita, les va a gustar

jueves, 9 de mayo de 2013

"No somos nada, la vida es prestada"

La frase que da título a este post me la dijo Karina, un día de estos que nos reunimos, entre otras cosas para  recordar lo lindo que es trabajar juntas.

Es cierto, la vida es corta, no es solo porque lo he estado pensando desde marzo; sino porque en realidad así es. 

Conocí a don Napo un día de diciembre, yo recién tenía 6 años y Lorena, mi hermana, tenía un mes de haber nacido, recuerdo que le ayudó a mi papá, único hombre de la casa, a bajar los muebles que traíamos en un pick up el día que nos mudamos a Mejicanos, veníamos de un apartamento de la Zacamil y esa casa era en la que creceríamos Lorena y yo.

Don Napo, esposo de la niña Reina y papá de Carolina, madrina de bautizo de Lorena y mi madrina de confirmación, establecieron una relación de cercanía y amistad muy grande con mi familia. Para cuando yo era una cría de seis años, él ya era canoso y tenía el carácter amargo de los viejitos oriundos de La Unión. No puedo hacer un recuento de todos los recuerdos que tengo de esa familia. Siempre estuvimos cerca: en los terremotos, en la ofensiva del 89, en las celebraciones, en los sustos, en todo.

Hasta que un día, motivados por varias razones nos fuimos de aquella casa. Yo tenía 19 años para entonces.  Tan acostumbrados estábamos a aquella región encantada, que regresábamos a menudo a visitar a los Mejía (ese era el apellido de aquella familia), luego la vida, que es una maldita, nos fue insertando en otros ambientes y otras rutinas, así que las visitas empezaron a ser menos frecuentes... solo en navidad, una vez en semana santa y así.

No sé desde cuándo mi familia no visita a esa familia. Yo tengo consciencia de no haberlos visto desde antes de irme a Guatemala en el 2010.

Ayer me enteré, me lo dijo Lorena... el 25 de abril murió don Napo. La vi muy afectada, a mi me sorprendió la noticia pero me pareció natural. La vida es así, incluye la muerte, claro... creo que en mi sentido práctico de la vida... siempre espero que sea así, que la gente se muera cuando le da la gana, no cuando lo asalten, o lo atropellen o le llegue una desgracia de salud o un desastre natural. 

Don Napo ya no está. Solo me queda el recuerdo de sus cabellos totalmente blancos desde que tengo uso de razón, de su inseparable machete, de su taxi roído y de sus gritos, no de enojo, sino porque los de oriente hablan gritando. Sea donde sea que esté... le mando mis saludos. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Confieso

Porque no hay más remedio,
porque confesarlo es solo una forma de sobrevivir.
porque ¿ya qué?

Nada casi tiene sentido,
a lo mejor estoy aburrida,
no de vos, sino de mí.

Así es,
eso es, estoy aburrida de mí.
De esta tristeza que se esconde once meses
y sale toda y con fuerza cada mayo.
Hace años me deshice de toda deidad,
eso me dejó sin el consuelo de oraciones perdidas.
Hace años me abandoné a medio mayo,
desde entonces todo se quema en esta alegría
que no me pertenece,
que no me satisface,
que no me deja vivir en paz.

Te lo confieso amor,
estoy aburrida,
no de tu tiempo, sino del mío
que no parece mejorar,
no de tu vida, sino de mis ardores,
de este indecente corazón
que insiste en que hay mejores cosas que mayo.

Estoy harta de este dolor,
de este asalto de lágrimas nocturnas,
de estas nubes que no llueven.
Harta de mí,
de mi incontenible sangre,
de mi útero ingrato.

Cansada de los buenos propósitos,
de esta desidia que me acompaña desde hace semanas,
de este ruido interno que no me deja ser encantadora.
de mis manchas, de mis defectos, de mí.
Estoy cansada de mí.

¿Existe algo que me llene de alegría?
¿que me deje canciones esperando
para cuando todo vuelva a vivir?

Todo se reduce a promesas, amor.


lunes, 6 de mayo de 2013

Regalo

Karina es una muchachita, ya no tiene edad para serlo, pero ella es feliz y se esmera en no dejar de ser un ser luminoso.

Me agrada.

Lo sé, a lo mejor ella, como el 80% de las personas que conozco, se irá, dejará su espacio para otra persona, pero mientras eso pasa, se encarga de hacerse notar y querer.

Para mí las personas que llegan a ser importantes no lo son por estatus o por grandes cosas, no... en realidad a mi la gente que le impactan las cosas pequeñas son merecedoras de atención, pues en lo pequeño, en lo sencillo hay una enorme riqueza.

Una noche, mientras repensaba muchas cosas, apareció esta ave nocturna y entre plática y plática me dijo... "te tengo un regalo". Debo decirles que es uno de los mejores regalos que me han dado en un tiempo, es una historia, de esas historias que te hacen pensar que de vez en cuando es necesaria la compañía silenciosa de alguien que te quiera.

Gracias Karina.


Omelette from Madeline Sharafian on Vimeo.

domingo, 5 de mayo de 2013

Cosas que hacer

Platicábamos con @FlorsyPower sobre varias cosas cotidianas: el trabajo, la desidia laboral, la falta de un trabajo fijo, los males de salud, de las estrecheces económicas, de la familia, de la gente que conocemos.

Todo es un ir y venir de cosas y circunstancias, entre tanto tiempo nos perdemos y resulta que siempre tenemos "algo que hacer" que nos aleja de lo que nos encanta: escribir.

Podría ser que también sucumbimos ante nuestros propios tropiezos y trampas que nos auto imponemos. Es una duda que me genera esta sequedad creativa.

Esta tarde, mientras trataba de dormir un rato (y de hecho lo logré) pude pensar en "lo que tengo que hacer", esa lista larga de obligaciones que está esperándome para cuando mi desidia se largue, claro, eso estoy diciendo desde hace quince días y no parece que avance demasiado.

Pero hoy, mientras conversaba con Flor, me di cuenta... yo necesito hacer otras cosas, otras que no tienen que ver con informes, investigaciones o entrevistas. Cosas que me motiven y que me dejen con ganas de seguir siendo creativa.

¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Encontrar una canción, ver una película con Sebastian, escribir un libro, ver las estrellas, salir a caminar bajo la lluvia, comer un mango maduro, escribir versos, manejar lejos, cocinar un nuevo platillo, ver el mar, darle un beso a mi mamá?

Esas son las que deberían estar en mi lista, no otras. La vida es tan compleja.


viernes, 3 de mayo de 2013

Canciones

Es muy conocida mi afición por la música, tanto así que... solo si estoy sosteniendo una conversación con alguien no tengo puestos los audífonos. Para mí la vida es más bonita con música.

Las canciones también son como las personas, algunas son tranquilas, otras aceleradas, unas románticas, otras llenas de dolor... lágriamas, risas... las canciones son como personas y algunas personas son como canciones.

Hace un año, el muy bandido de Miguel escogió una canción y la eligió tan bien que debido a ese sencillo recurso llamó mi atención y pues... doce meses después acá estamos, seguimos haciendo planes que implican un bar, viajes y cortinas para una casa.

Por supuesto yo le he dado algunas canciones, unas le han agradado, otras no tanto (porque no compartimos los mismos gustos a pesar de parecernos tanto) pero hace unos días yo tropecé con esta canción que es una belleza, cuando leí su versión en español, porque es brasileña la cantante, me di cuenta que la canción es la enumeración de muchas cosas que gustan... que a mí me gustan... y que de alguna manera son un símil muy adecuado con diversos momentos con ese santaneco que me saca de quicio y que me devuelve el ánimo con un par de besos.

Considerada una de las mejores canciones en portugués y para mí es un poco más que un poema que logra reunir en cada palabra el significado de tener a una persona que es el fin de una ladera, un pajarito en el cielo, un pedazo de pan, el fondo de un pozo, un rostro con disgusto, una cuenta y un cuento.

Por supuesto, él me ha dado otras canciones... unas me han gustado, otra no tanto, porque es tan bueno no tener los mismos gustos, es bueno saber que las canciones, además, marcan épocas y espero que esta te marque este mayo.