domingo, 29 de noviembre de 2009

Acaba de empezar el último día de noviembre

y parece que fue ayer cuando empezó, se fue rápido este penúltimo mes del 2009, demasiado rápido para mi gusto.

Ni siquiera tuve chance de apreciar a mi gusto los acontecimientos, los viajes y los encuentros con personas (grabadora incluída). Sin embargo y a pesar de esta rapidez, logré conocer a algunos personajes, me siento cómoda con algunos y hasta me he sorprendido con y de otros...

Escribí dos capítulos del proyecto y aún estoy viendo la manera de que el segundo sea mejor, porque no me quedó como yo quería, quizá estoy jugado otra vez a exigirme lo mejor, sería bueno. Muchas páginas llenas, minutos interminables frente a la "página" en blanco de la computadora, gracias a Dios no escribo a mano, porque presiento que me hubiera acabado una resma solo en el capítulo 2, no por su extensión, sino por los borradores desechados, las páginas rotas y los desesperados rayones que antes hacía, cuando no tenía compu cerca.

Terminó Noviembre, al fin pude pagar muchas cosas, pero me faltan otro montón de cosas pendientes, se graduó Gabriela y Lorena acumuló otro año de vida, hoy me fijé detenidamente en Sebastian y lo veo más largo y con un par de libritas ganadas, mi tío Guayo vino a caer a nuestra casa en huída de su casa y hemos conversado claro y pelado a estas alturas de lo que en realidad un hombre cincuentón como él quiere del resto de la vida: estar tranquilo y que no lo jodan, y resulta que eso quiere toda persona.

Noviembre ha sido bueno, mi papá al fin consiguió trabajo y yo también. Noviembre estuvo bueno, con sus luces y oscuranas, con sus lluvias y sus sequías, con sus muertos y sus vivos, con el silencio y con la música que no me deja en paz. Noviembre, te podes dormir ya... te espero dentro de un año.

Bien poquito importa


Gracias Ricardo Frances, un día de mi ajolotada adolescencia encontré la música de este grupo... nunca más se fue. Justo en esos días, en los que uno se puede dar el lujo de pensar en amores eternos y a muerte, y donde uno pude ser lo que se le pega la gana, a mi se me ocurrió que quería aprender a tocar guitarra y fue el mismo Ricardo Frances quien me enseñó a tocar esta única canción... nunca más aprendí a tocar otra, con esta me bastó... jejeje... y así este arpegio en mi menor, que comienza con las cuerdas MI, SOL, SI, Y MI tocadas al aire quedó untado en mi memoria de manera indeleble.


Casi veinte años después, al fin... veo cercana la posibilidad de ver esta legendaria banda, cuyas canciones se apegaron mucho a aquellos amores de antaño, hoy no se la dedicaría a mi pareja, si tuviera alguna, tal vez se la dedicara a Sebastian, o a lo mejor a Roberto, aunque no debería de olvidar ni a Emilia, ni a mi propio ánimo, al fin y al cabo, son estas personas (y otras que no menciono) las que me han acompañado siempre y con las cuales puedo decir... "ya no me importa nada mas", "nada interesa ya, estas aquí"; podría dedicarsela a mis sueños, a Dios o a mi sombra; se apega muy bien a los recuerdos y a las esperanzas futuras. No sé.


Nunca me interesó mucho la opinión ajena, pero es mentira, siempre sopla un viento que mueve nuestras velas, las palabras ajenas a veces nos han herido, jugamos juegos ajenos sin saber las reglas, nos apegamos a creencias que no son nuestras del todo, confiamos más de lo debido y en mas de una ocasión (lamentablemente) me he sentido invadida y embaucada, pero...

viernes, 27 de noviembre de 2009

No sé...

tal vez estoy pasando por los efectos secundarios del cansancio, todo el día he andado distraída (MAS QUE DE COSTUMBRE!!), pienso cosas que nada tienen que ver con mis tareas, quizá mi cerebro anda buscando escapar, no sé.

Además, para variar, Freddy Mercury y David Bowie han andado cantándome todo el día "Under Pressure"... ¿Seré yo, Señor?... estaba pensando que quizá también se me ha bajado la serotonina porque he andado asi como triste pero sin tristeza, como con melancolía sin recuerdo fijo que adorar... no, sino que así como quien no quiere la cosa... no sé.

He luchado todo el día por dormirme de pie. Ya una vez me pasó hace años... si, esta mujer se quedó dormida de pie, pero eso se los contaré después. Recordé lo que dice Emilia, en esta época del año el cuerpo recuerda que en la infancia estabamos de vacaciones... y no dan ganas de hacer nada... nada de nada. Solo existir, porque ni modo... uno no deja de respirar. No sé.

¿Será el desvelo?
¿serán las presiones?
¿será que nada de nada en la producción?
¿será la distemia?
¿será que necesito doparme?
¿será que el corazón me anda platicando "quedito" y no le he entendido el mensaje?
¿Qué será?
No sé.

lunes, 23 de noviembre de 2009

No hay palabras

que puedan salvarme esta vez, tampoco existen las suficientes para pedir perdón (de nuevo). En cambio tus palabras han sido claras y contundentes: Soy un ser miserable, soy lo peor... inmerecedora de cualquier tipo (por mínimo que sea) de misericordia.

Tenes razón, no tenes que soportar las consecuencias de mis gravísimos errores, es cierto, estás "así" por mi culpa, por mi rotunda y grandísima culpa, por mi culpa... por mi gran culpa. Esa es la única verdad en todo esto.

No hay suficientes palabras en nuestro idioma particular para que me las grites, una por una, en mi cara.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La mamá de mi sobrino,

mi comadre, mi confidente y la que me pega unas grandes regañadas por desubicada, se supone que yo soy la mayor y aunque la cuidé por mucho tiempo, el destino nos jugó la pasada más inverosimil y ahora ella me cuida a mi.

Tiene un modo lindo, una paciencia de prodigio pero cuando se enoja... es insoportable, me cayó mal cuando éramos unas niñas, era consentida y chillona, me sacaba de quicio y una vez (la única vez que) mi papá me castigó fue por su culpa y la de un limón. Ahora somos mujeres, ahora seguimos compartiendo el recinto, el alimento y las esperanzas.

Mi hermana, digna de confianza, de seguridad... hoy cumple 26 años.

Feliz cumpleaños Ona.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Mis pies

Mi mamá siempre me ha dicho que tengo pies lindos, que toda clase de zapatos me quedan bien, gracias a que son delgados.

Yo que soy una inconforme con todo, nunca me han gustado mis pies, no sé... estupidez la mía.

Ahora que los veo, ahí apoyados cómodamente sobre mi escritorio, ahí ampollados de tanto caminar, inflamaditos, así como "gorditos con gracia" pero con dolor al mismo tiempo... pienso que si... que si me gustan mis pies.

Hace un rato Walterio Iraheta dijo que sus pies son sus alas... y se le ocurrió retratar un montón de zapatos. Muy en lo personal no me gutó mucho esa "serie" de fotos, si admito que encerraba mucho misterio y recorrido, mucho trabajo... ahora que la recuerdo... me parece que el asunto del camino que cada uno decide recorrer no depende tanto de los zapatos, sino de sus propios pies. Quizá si yo fuera la artista visual que quisiera ser... retratara pies, no zapatos, pero eso ya son otros cinco pesos distintos....

El asunto es que mis pies no son mis alas, ni mis aletas, ni mi medio evasivo de defraudar mis horas, mis pies son mi soporte, son la base verdadera de mi estructura física, son mi fuente de trabajo. Son mi medio de aventura.

Amo mis pies, con sus diez dedos, con sus ampollas múltiples, con su dolor debido a los tacones, los quiero aunque se me duerman de tener la pierna cruzada, incluso los amo cuando me dan calambres, los amo.

Amo mis pies porque me llevan a ti.

De cómo un elefante irrumpe en mi tranquilidad

Luego de una semana muy ardua, muy tensionante... muy de todo... al fin me encuentro frente a la computadora esta noche de viernes, ni tiempo de tratar de escuchar entrevistas, ni de actualizar cronogramas, ni de revisar mi correo... ni de revisar los blogs que sigo y que ayudan a "pedir tay"... nada, totalmente alejada de acá.

Pero regreso hoy.

Les cuento lo del elefante.

Anoche llegué a mi casa inmensamente cansada, solo dije buenas noches y caí en descanso del Señor, tal cual llegué, solo me quité los zapatos e, según testimonio de mi hermana, instantáneamente me dormí.

Soñé, tenía muchas noches de no recordar mis sueños, anoche si. Resulta que estaba platicando con cierta ingeniera sobre un negocio que quiero concretar, me dijo "venite" y la seguí. Me llevó a un lugar donde habían muchas personas acicalándose, me senté en una silla, frente a un espejo e inmediatamente una mujer muy joven empezó a cortarme el cabello, no me gustaba cómo lo estaba haciendo, así que protesté, me levanté de la silla y empecé a caminar a la salida del lugar.

No sé en qué momento don Jorge llegó a mi lado y, para variar, iba regañándome por alguna razón misteriosa, no logré saber por qué me estaba regañando, el asunto es que caminabamos por un camino empolvado y un poco inclinado, de repente... vi un terreno así como una granja, pero en vez de vacas, gallinas o cuchitos... pude ver rinocerontes, jirafas y unos leones. Para variar... estaba ignorando lo que me estaba diciendo don Jorge y le dije: "mire que lindos los rinocerontes". Diciendo eso estaba cuando me percaté que había un grande, gris y hermoso elefante justo a unos quince metros de nosotros. No se veía muy contento que digamos.

Con don Jorge nos quedamos paralizados por un instante, le dije: "no se mueva don Jorge, ese animal esta bravo", cuando terminé de decir la última palabra vi que mi compañero, PARA VARiAR!, no me estaba poniendo atención y salió corriendo, volteé y vi que el elefante empezó a correr para embestirnos... yo me tiré a un lado del camino, me acuerdo que terminé en una zanja y vi que don Jorge corría para escapar del paquidermo enfurecido. Vi que cruzó un recodo y el elefante muy enojado lo seguía de cerca...................... solo escuché que el pobre hombre gritaba: "noooooooo, auxiliooooooooo!!!"

Cerré lo ojos, y cuando los abrí, don Jorge venía caminando todo maltrecho, despeinado, empolvado y a su impecable traje gris le faltaba una manga, la corbata la traía casi en la cintura... me acerqué para auxiliarlo y solo me dijo: "me dio riata el elefantito!"

Desperté en ese instante.

Definitivamente no sé qué puercas tengo en mi retorcido inconciente, no sé si es la preocupación laboral, no sé si es exceso de trabajo, o exceso de jodarria en esta oficina donde he venido a caer. Vieran que chistoso, aunque mi pobre compañero no le veía la gracia al elefante psicópata. Bien yuca...

A ver qué sueño hoy.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Cansancio

ya entré en estado de cansancio demoledor... siento como si me han "untado chile" en la espalda... y puedo asegurar que no es una sensación agradable.

Ayer, un viaje a Zacate, una posición incómoda, un strees de los mil diablos y mi jefe preguntándome por la producción. Me llama mi madre, tengo que resolver un par de problemas domésticos, no avanzo en el otro proyecto... no me quiero ver al espejo y constatar mis ojeras de mapache... "Good face!" como dicen por ahí.

Por favorcito, cuando salga... apague la luz, voy a dormir un ratito.

viernes, 13 de noviembre de 2009

El frío

Soy de tierra cálida, no soporto el frío.

El frío me cae mal, es bien grosero, no me gusta para mi, pero tampoco para otras personas... no sé.. me cae mal.

Por una razón inequívoca esta madrugada la pasé en un hospital, mientras hacía guardia, buscaba la manera de no dormirme justo al alba. No era la única. En el pasillo la encontré a ella.

Tenía la edad de una abuela, la piel morena y bastante agrietada, su cabello negro-cano amarrado con una pajilla, pequeña pero maciza. No le pregunté el nombre, ni le dirigí la palabra, no le hablé... soy un desastre de relaciones públicas, lo admito.

Esta señora me impresionó, quizá la dimensión hospitalaria me hizo verla de manera sobresaltada. Quizá estaba ahí con una nieta golpeada en la última tragedia nacional, o a lo mejor estaba en el área de la fibrosis quística... o su pequeñita simplemente estaba pasando una de las tantas enfermedades respiratorias. No lo sé... no sé nada a veces.

Yo estaba a este lado del mundo, aflijida por mis problemas, que al final son una babosada, ella estaba allá, al otro lado de mí, con su falda negra, sus zapatos sucios y rotos, con su sueter insuficiente. Titiritaba de frío. Temblaba incontrolablemente y mientras tanto, yo existía en la dimensión tibia de mi sueter de lana, de mi ridícula seguridad citadina, de mi altivez mal puesta. Me partió el corazón verla dormitando de pie, no sé cuántos días tendría ahí, no sé cuántos sufrimientos previos la habían traído a ese hospital frío y asceptico. Y yo que iba de salida no logro comprender tanto frío y tanto abandono. Mi sueter no es suficiente para quitarle el frío a esta mujer, mi indignación no le va a mejorar la vida, mis sueños no se conjugarán nunca con los de ella, a veces el frío me cae mas mal.

La Cartera

(o la historia de una experiencia oriental, un rescate y la justicia kármica)

Resulta que el miércoles, en un impulso casi ingenuo e insensato, agarré un bus hacia Usulután, iba en búsqueda de la matrícula deseada, añorada y pedida en oración a la inmensidad de la fe.

Para no hacer largo el cuento... me fui casi a la una de la tarde, llegue a las tres treinta, entre convencer, cuadrar, asaltar, negocia y hacer sentir mal a mi clienta por haberme hecho viajar HASTA ALLÁ para prácticamente casi nada... me dieron las cinco de la tarde, cuando llegué a la terminal de buses, me enteré: ya había salido el último bus hacia San Salvador... "¡Y dice Cristo a padecer!"

El colmo de los colmos es que mi celular se descargaba rápidamente y estaba intermitente, se apagaba, se encendía... se apagaba y volvía a encender. Empecé a hacer conecciones neuronales y de trayecto, luego de meditarlo mi itinerario era: Usulután - Zacatecoluca - San Salvador.

Mi aflixión crecía al ver que iba a perder la "conexión del vuelo". Expliqué claramente la situación al sr. busero de la ruta 326 que va desde Usulután a Zacate, me dijo que haría lo posible para llegar a tiempo para abordar el último bus de Zacate a la capital, pero me lo advirtió, cabía la posibilidad de perder la conexión.

Mientras el amable busero corría espantado por la carretera, empecé a enviar mensaje de auxilio, s.o.s, meidei, meidei... a mi jefa. Me contestó que me rescatarían... y entonces... mi celular murió. Casi lloro en ese momento. Bien feo sentirse en medio de la nada, a medio atardecer y sin comunicación a la realidad habitual... entonces me di cuenta de mi entorno, llevaba a la par a una señora que trasportaba una gallina, la cual casi que iba empollando en mi hombro derecho... y al otro lado iba un borracho cantor de los mejores éxitos del Buki Mayor... Ay de mi!

Faltando unos quince kilómetros para llegar a Zacate, el busero me lo advirtió, perdería el bus a San Salvador. En ese instante me dolió la cabeza.

Saqué la bateria de mi cel y en un intento casi inútil, infantil y fantástico... empecé a frotarla... no me pregunten por qué lo hice, quizá en mi inconciente todavía estaba dormida la experiencia en mi infancia cuando mi primo Ricardo me daba paja de que así podría "cargar" las baterias de mis juguetes. Tontera la mía... a lo mejor quería tener fe en algo.

Yo no sé cómo... encendí el celular y logré hablar con mi jefa nuevamente... al ratito me llamó don Jorge... y empezó a bromear "toscamente"... ja!!!!! para qué... ahí surgió mi pipil insurgente y le di una insultada de "a galán" pero cuando acordé, el celular se había apagado y luego me enteré que no logró escucharla... ni modo... lástima porque fue una puteada bien diplomática.

Llegue a Zacate, corrí al lugar de partida del bus a San Salvador, pero nada... era un mero recuerdo, desolada caminé a un Biggest que estaba casi enfrente... logré hablar con mis compañeros, me lo confirmaron... llegarían a traerme. Cuando estuve segura, me acordé que no había desayunado ni almorzado y era hora de cena.. asi que cené.

A la hora y media, llegaron la Srita. Norma, mi jefa, y con ella: Don Charlie y Don Jorge. Me chingaron de a galán, con zaña y sin misericordia... ta bueno... lo acepto... abrí una nueva categoría... "world class"...

Cenaron y nos fuimos.

Yo creí que hasta ahí todo sería distinto... como me encanta equivocarme!

Íbamos antes del desvío a Costa Azul cuando le cae una llamada al celular de la Srita. Norma, medio intercambió unas palabras, dijo que era Don Julián, el supremo jefe, para avisarnos que por no sé qué razón la carretera estaba cerrada, que buscaramos un lugar para dormir y que al día siguiente regresaramos a San Salvador. Cerré los ojos y pensé "no puede ser". Hasta el momento mi familia no sabía que había ido a oriente, no sabían donde estaba y llamarlos y decirles: "miren... no voy a llegar hasta mañana" sin esperar un interrogatorio más espeso... iba a ser imposible.

"Busquemos un motel para quedarnos" dijo alguien... Honestamente, y aunque ellos saben que los aprecio... la idea de pasar una noche en un motel con mis compañeros... no es que sea demasiado alentadora o atractiva. En ese momento se me ocurrió llamar a mi papá, confesarle mi ubicación y pedirle orientación geografica, pues mi papá casi tiene un gps integrado... él podría darnos una mejor alternativa que un motel a la orilla de la carretera.

Nos detuvimos en una gasolinera para abastecernos y ahí sucedió lo inesperado, la Srita. Norma no encontró su cartera, no la tenía, la perdió. Esa mujer estaba asustada, lamentaba la pérdida y dijo "Esto no es broma"... ahí empecé a sospechar que aquello de la carretera bloqueada era paja. Empezó a bloquear sus tarjetas, llamó al Biggest de Zacate para ver si la había olvidado ahí... nada.

Nos subimos al carro, cuando empezamos la marcha, lo confesó... era paja lo del problema vial... seguimos el camino, todos callados, aporreados, cansados... Don Jorge solo me dijo "esto es puro Karma, por venir jodiéndola".

Sentí rápido el trayecto, llegué a mi casa y caí en estado catatónico de cansancio, pedía tono y ya ni me acuerdo del cuento chino que di por explicación de mi llegada tan tarde. Me fui a acostar y traté de dormir.

Al día siguiente, los cuatro implicados andabamos con cara de hastío y desvelo, me terminaron de reprochar el hecho del rescate, por lo que se perdieron la novela, pero ahí Don Jorge me lo confesó: "Estabamos bien aflijidos por usted, disculpe que le hablé feo, pero es que no hallabamos qué hacer... nos sacó un gran susto".

A eso de las nueve de la mañana, una señora llamó a la oficina, llamaba desde Zacate, había encontrado la Cartera de la Srita. Norma y encontró los contactos. Ella viajó hasta allá para recuperar sus documentos y tarjetas.

"Esos viajes son buenos" me dijo mi jefa ahora al despedirnos, "son una gran experiencia... y uno aprende mucho... aprende a no andar perdiendo carteras".

miércoles, 11 de noviembre de 2009

'89

Hace veinte años, justo a las ocho de la noche, mi niñez terminó. Quizá sea un cliché, pero así lo siento y ahora, en mi adultez lo valoro asi. En ningún momento califico ese terminar como algo negativo, no. Crecer siempre nos lleva a nuevos horizontes, así me pasó a mi hace veinte años.

El once de noviembre de 1989 marcó el calendario para la mayoría de capitalinos, la tan sonada guerra civil tocó de manera más directa nuestras vidas. El recuerdo real y palpable de esos días lo tengo muy presente aún, desde unos días atrás vi a mis papás prepararse para algo que no sabía que sucedería, frijoles, arroz, agua embotellada, todo fue apareciendo de repente en nuestras alacenas, recuerdo que le comenté a mi mamí mientras guardaba una garrafa de vidrio de aceite "El Dorado" que teníamos comida para un ejercito y ella me contestó: "esa es la idea". No pasó de eso el comentario. Años después me confesó que ella y mi padre ya sabían de la ofensiva que se avecinaba.

La dichosa "ofensiva hasta el tope" me impresionó en muchos aspectos, pero justo el día que iba a comenzar sucedió algo que me marcó para siempre. Mi madre ese día me dió una cachimbiada de "diospadrenuestro" porque no lavé un barril que tenía que llenar porque se iba a ir el agua y no tendríamos reserva del vital líquido. Fue simple, olvidé que tenía que lavarlo, al enterarse de ello mi mamá me castigó.

Ese día no me marcó porque oí disparos y pasos en el techo de mi casa, no, y no crean que lo importante fue la cachimbiada... ese día, a mis doce años, decidí que nunca más permitiría que nadie, ni mi mamá, ni mi papá, ni mucho menos alguien mas me golpearía nuevamente. Hasta el momento lo he cumplido.

Un día de estos oí a mi jefe hablar de la perdida de la inocencia, creo que dicha pérdida no se liga al inicio de la vida sexual activa u otros menesteres, la inocencia termina cuando uno es conciente de las cosas que lo rodean y toma decisiones y las lleva a cabo. Por eso digo que ese día, hace veinte años, yo al fin perdí la inocencia y me fijaba más y pensaba mejor para evitar los castigos. Me funcionó el método.

Pasé la ofensiva con la mano vendada y tuve suficiente tiempo para pensar en la mejor estrategia para crecer.

11 de noviembre

Esta mañana, cuando don Julian nos dijo que este día sería un único día, un día que nunca volveríamos a vivir, no me imaginé que sería como fue.

Al final, mis compañeros tienen razón... soy todo un caso, cada día, al finalizar la jornada pienso en lo que hice bien y en lo que hice mal, admito que mi balanza no siempre es justa o no siempre me gusta el resultado.

Quiza me sucede que siempre espero mas de las circunstancias y de la gente y aunque me esfuerzo por lograr mis objetivos casi nunca lo logro. Me enojo y me enojan ciertas actitudes (mías y de otros). Justo en ese momento me acuerdo de mi guía, quien mil veces me ha preguntado qué clase de persona quiero ser. Seguir siendo alguien que no me gusta o construir la persona que me agrada. Entonces me calmo y hasta me rio de las bromas.

Hoy recorrí mucho camino, en muchos sentidos, terminé lamentando algunas cosas y los frutos no me parecieron tan grandes al final de todo, pero sin embargo me quedan más claras las cosas. Quiero seguir en esta ruta.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El muro

Tenía yo 12 años para entonces, me faltaba experimentar en carne propia los embates de una guerra civil, me esperaban mis clases de filosofía y de sociología para comprender un poco los "conceptos", la historia y toda la infamia sobre las vidas inocentes.

Pero bueno, uno a los 12 años poco sabe de esos asuntos, uno está ocupado en el arduo trabajo de sobrevivir a un contexto no buscado por uno mismo.

Así recibí yo la caída del muro de Berlin, no conocía a mis amigos casi europeos, mi conciencia de clase empezaba a marcame la vida y el estilo de reacciones, me erizaban la piel las escenas vistas en "Teleprensa" (cuando aún eran trasmitidas por el canal 2) de personas que morían en el intento de cruzar una frontera. Lo único que sabía era que no querían estar de un lado y que querían estar al otro. Mi mente todavía no sabía de Marx y la Segunda Guerra Mundial había sido tema de examen en mi sexto grado recién terminado. Ver gente joven, muy joven que celebraba, alzaban los brazos, gritaban y lloraban de emoción me dejó la impresión de que la libertad es UNA GRAN COSA, superior a cualquier concepto, más grande que cualquier expectativa, más importante que un verso incluso.

Hoy es distinto, palabras como "Democrática", "República", "Paz", "Libertad de Expresión" y tantas otras que ahora desarrollarían una gran lista, han ido y venido en mis ahora 32 años. Hace veinte años no comprendí lo que significaba que un montón de hombres y mujeres derribaran con mazos, sierras, y sus propias manos un muro, pero ahora me pregunto ¿dónde están esas personas muertas de felicidad de ese día? No sé si todavía esperaran algo mas de la vida, yo sigo esperando que su alegría se me contagie, que esos conceptos ya no sean cosas imaginarias, todavía espero llegar al día en que la dicha y la felicidad derriben mis propios muros.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Desastre

A mi me asusta la idea de las desgracias, a lo mejor mi fortaleza ya no es fortaleza... hace un rato entró a mi cuarto mi madre, vino y me sacó de mi mala maña de estar ausente del mundo y me dijo: "hay varios muertos por la lluvia". No es novedoso de los fallecidos en mi país, cada día fallecen miles aquí y en el resto del mundo, gente que no conozco, gente que ni sabía que existían antes de saber que ya murieron.

El desastre nos circunda, nos rodea a diario, pero al final y después de pensarlo mucho, estos tales desastres es consecuencia de todo lo vivido por cada uno, no es una justificación de estas nuevas muertes, siempre moriremos pero sería bueno morir no tan trágicamente.

El cerebro me patina en estos momentos y el corazón tiene un ritmo apesumbrado.

Kelly

A esta mujer la conocí cuando ambas estabamos en el apogeo de la adolescencia, íbamos entrando al bachillerato, ella venía del turno vespertino y yo aterrizaba del turno matutino.

Ella tiene la característica de llamar la atención de golpe y lo deja a uno totalmente sopapeado por la impresión.

Es locutora y aunque ya le he comentado que de vez en cuando la escucho... casi soy su fan radial y mi hermanita (quien difiere mucho conmigo en el gusto musical) ha sido hipnotizada también por esta formidable locutora.

Kelly tiene mucha historia guardada, no es porque sea vieja, neles... a penas vamos despuntando a la edad media, hoy cumpleaños y ahora que la recuerdo me vienen a la mente los recreos en el colegio, las marchas de comunidades juveniles, de las platicas en el CAE, la vez que se quedó en mi casa a dormir porque en Loyola ya no habían cuartos para dormir... y me la recuerda, cada vez que la veo, la botella de vino chileno que desde hace un año está esperando la oportunidad de jugar "cultura chupística" con nosotras.

Felicidades Kelly, que esta vida... y todas las que siguen... solo sean de pura felicidad y total, rotunda y merecida LIBERTAD.

Besos colocha linda.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Escribir mientras llueve

es vivir temerariamente la dimensión traicionera del recuerdo. Este estado acuífero deja friolentamente inestables a las emociones. Todavía mientras pienso en las palabras vocífereadas recientemente me doy cuenta que a veces no me agrado a mí misma, porque quiero luz y no busco serlo, me doy cuenta entonces que soy una especie de engaño para mí misma.

Escribir mientras llueve también me deja la sensación de que el tiempo se ha detenido esta noche sabatina, nada existe en realidad, todo chapotea en la irreverencia de vivir con un remedo de fe.

No tengo miedo de escribir mientras llueve, solo tengo temor de los pensamientos instalados en mi cabeza.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El mueble

Cuando ejercí la profesión de hija pródiga y me largue a vivir sola empecé a adquirir objetos y muebles que me facilitaran y ornamentaran la vida... así también empecé a adquirir deudas en aras de la obtención de tales posesiones.

Uno de mis muebles favorito siempre fue mi chinero, blanco con cuatro gavetas laterales y un gavinete grande donde guardaba azafates, cacerolas y otros utensilios, además tenía dos gavinetes superiores protegidos con puertas de vidrio... lindo! desde que lo vi en el almacen me enamoré de él y entable una relación con dicho mueble, me asistió en el momento de cocinar, adornó mi cocina color azul marino y como él es de color blanco... combinaba magnífico.

Me costó terminarlo de pagar, porque lo saque en sustos y los últimos si fueron sustos para poder pagarlos... me quedé sin trabajo, faltando seis meses para terminar de pagarlo y que fuera real, rotunda y eternamente mío.

Cuando regresé a casa de mis padres, me propusieron la venta del chinero, mi tia lo había visto y lo vijió para sí. Me negue, le dije a mi mami que nos serviría a nosotros y como a mi mamá también le simpatizaba se salvó de ser vendido.

En esta nueva mudanza... nos acompañó, ya tiene cinco años de edad y aunque por la mudanza amenazó con desarmarse porque los cinco muchachos que lo trasladaban lo dejarno caer y creí que sus puertas de vidrio se quebarían, logró llegar de una sola pieza a nuestro nuevo hogar.

¿Por qué es imperante que escriba de mi chinero esta noche? Resulta que hoy... al regresar del trabajo, luego de cambiarme y revisar mi correo electrónico... fui a la cocina a buscar mi cena y café cuando lo vi................. Sebastian que ha estrenado su faceta artística ha realizado una obra de arte tipo Kandinsky en sus puertas blancas con crayolas rojas, azules y amarillas, también logro distinguir un poco de verde por ahí.

No sé si pueda acostumbrarme a su nuevo look, aunque me guste el arte... no me gusta verlo plasmado en mi mueble.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Había una vez

una mujer joven desempleada... había pasado casi dos años sin trabajo fijo y andaba deambulante y en desesperación, un día, lunes era... según se acuerda en la actualidad... agarró la guía de empleos y vio que habían entrevistas en un imponente café de una torre muy famosa en el país, no sabía ni de qué se trataba, pero ella arregló su "ridiculum" y fue.

Esa tarde vio que muchos hombres en trajes y mujeres con pinta de ejecutivas hacían una larga fila fuera del café. Ella llegó decidida con esperar lo que tuviera que esperar... y así hizo.

Para no hacer largo el cuento, el asunto se trataba de vender tumbas en un cementerio. Si. Ella quizo hacerse la versatil y se quedó en el puesto. Pero duró poco tiempo, rápido se fue.

No, no fueron las historias de aparecidos en el cementerio mientras ella trataba de cazar futuros compradores, no... no fueron las larga jornadas de ventas, ni tampoco fue el hecho de que le tocaba andar en tacones y aplanar calles y avenidas de San Salvador, tampoco fueron las bajas comisiones y que nunca pudo vender ni siquiera un solo nicho. Lo que sucedió es que no soportaba ver tanta tristeza a la hora de firmar un contrato.

___
Continuará.... solo que me acordé ahora por ser día de los muertos y vi el cementerio en cuestión rebalsando de gente (viva).

En contraposición

de mi modo feo, de ese modo que me hace ver las cosas grises, de esa manera mía de auto-joderme con pensamientos pesamistas... ahora resulta que mi corazón se alegra al escuchar ciertas canciones y me lleno de emoción de ver algunos nombres cuando suena mi celular... ah... que bueno fue escucharte... honestamente, todo iba bien y ahora está mejor.

Si.. quiero otro café, pero ahora contigo

Sobredosis

Si tuve la suerte y el buen tino de dejar a tiempo los antidepresivos y los somníferos... si resistí a las fulminantes sobredosis de calcio que mi madre me administraba para no padecer de osteoporosis cuando llegue a viejita... no sé si resistiré a esta sobredosis de cafeína que me ha administrado mi hermana en "aras" de poder seguir avanzando en el proyecto.

Yo bromeando le dije esta mañana, justo antes de irme a una entrevista que tenía que hacer, que no había dormido nada... paja... si dormí, poco pero dormí, desde que regresé me ha dado tres peroladas de café (bastante cargadito) dos vasos grandes de coca... y hace un momentito... Sebastian entró a mi cuarto para dejarme tres dulces de miel... café y azúcar... creo que pasaré un buen rato en estado eléctrico.