viernes, 27 de diciembre de 2013

Escribir es un impulso vital

El sábado se lo decía a Marlon, es imposible pensar mi vida sin escribir. Lo hago desde los 14 años, pero fue cuatro años después, a los 18 cuando empezó un vicio más pernicioso: los cuadernos.

Resulta que durante años coleccioné decenas y decenas de cuadernos... de todos los tamaños, colores y grosores. De todas las tapas posibles: blandas, duras y semi duras. De bolsillo y de bolsón. Con páginas blancas, rayadas, cuadriculadas y de papel reciclado.

Mi mamá me odiaba con pasión cada vez que  le daba por hacer limpieza y encontraba mis cajas llenas de cuadernos, unos llenos, otros usados a la mitad y algunos (no pocos) con unas cuantas páginas usadas. Siempre me insistió en que los botara, que no valía la pena guardar tanta "basura".

Esta tarde Miguel me pasó un post escrito por Henán Casiari, mente maestra de la Revista Orsai, que se titula "Pequeño homenaje a mis cuadernos", en él me enteré que soy una cuaternófila, dícese de la persona que colecciona cuadernos.

Fui leyendo todo el post y no me da pena decir que me reí al verme reflejada en muchas cosas descritas ahí, pero también empecé a llorar al ir llegando al final, cuando caí en la cuenta que este blog ha sido mi cuaderno en los últimos cinco años, que recoge gran parte de mi vida, de mis dificultades, de mis amores profundos y de mi pasión... escribir.

Encontrarme en estas "páginas" electrónicas me da tranquilidad, no tengo hijos a quienes heredar lo que soy o lo que sé, pero me doy cuenta que, con importancia o sin ella, voy dejando rastro de mi existencia acá. Este blog que me ha traído gente nueva, que me ha hecho reencontrarme con mis exalumnos, que describe la ogra que soy o la maravilla que a veces habita en mí.

Anoche platicábamos con Flor y con Otto sobre eso que llamamos "proceso creativo", puedo decir que investigo, leo y puedo escribir otras historias a base de eso, pero hay otra cosa. Vivo, me doy el lujo de encontrarme conmigo misma en cada post escrito.

Este año que va a iniciar ya tiene un par de cuadernos por ahí, creo que es hora que regrese a las páginas normales, esas que puedo tocar, en las que puedo garabatear, escribir pequeñas notas al margen de lo escrito, a las que puedo oler. Este blog seguirá acá, recibiendo letras, comentarios y visitas. Es lindo saber que sigo siendo cuaternófila y que lo seguiré siendo lo que me resta de vida, espero.

Pueden leer el artículo acá, usted que también como yo, es cuaternófilo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

¿Se acuerdan?

Hace una semana nos dimos a la tarea, con Miguel, de hacer la lista de las diez mejores canciones de tres décadas... ya llevamos dos décadas, solo nos falta una en inglés... y en el proceso decidimos hacer una sola lista que abarca veinte años de canciones en español... espérenlas pronto, acá... en este blog.

Pueden seguir sus existencias. Gracias.

Sonreír ante el futuro

Supongo que ha de ser por estar en cierre de año, me he puesto demasiado analítica, tanto que eso no me dejó dormir anoche. Pienso lo que quiero y para dónde quiero caminar. Supongo que es normal, e incluso, podría catalogarlo como responsable conmigo misma y con quienes me rodean.

En el camino uno se da cuenta que hay cosas maravillosas, pero también cosas que empiezan a pesar, que no están "tan bien" como se dice, que debería haber soluciones menos radicales y menos drásticas. Debería. Platicaba con Otto anoche sobre todo y sobre nada. Antes ya me lo ha dicho él, "el arte lo cura todo" y le creo. Sería demasiado incoherente si no lo creyera y viviera de esa manera. 

A veces, muchas veces las cosas no salen como quiero o no van hacia donde yo quiero, por supuesto, no depende solo de mi, si solo dependiera de mí las cosas fueran distintas, pero lo sé... serían soluciones egoístas y como no me gusta que otros decidan por mí, pues no puedo ser tan idiota de decidir por otros. Supongo que es cuestión de tiempo. 

Al amanecer salí al balcón de mi casa, me di el bárbaro lujo de ver el amanecer, ver como el sol arrastra estrellas en el firmamento y se pinta la cara con otros colores. Fue hermoso. Pensé en ese momento que no importa si salen bien o no las cosas, curarse significa saberse suficientemente fuertes para sonreír a un futuro que va llegando. Saberse suficientemente fuertes para tomar decisiones. 


martes, 24 de diciembre de 2013

Hablar con él

Nos conocimos hace muchos años ya... exactamente hace 16. Él era jesuita en ese entonces y yo era una profesora inadecuada en el colegio jesuita del país.

Muchas cosas han sucedido desde entonces, él ya no es jesuita y yo renuncié al colegio. Algo si logramos rescartar, seguimos luchando por la autonomía que nos define como personas. Durante nuestra amistad nos acompañamos en procesos importantes: abandonar a los jesuitas, ser personas independientes, afectos desordenados y amistadas inocuas. Ha sido lindo tenerlo como amigo, es mi único amigo que JAMÁS me ha reclamado cuando desaparezco, porque resulta que él es igual que yo, no nos desentendemos, solo tomamos distancia de algunas personas para vivir y dejarlas vivir. Claro, eso no lo entienden ALGUNAS personas. En fin...

El sábado pasado nos reunimos de nuevo, luego de seis meses de no vernos. Nos dimos el recuento de los daños y los logros de este año, sonreímos de orgullo al escuchar al otro enumerar alegrías y nos preocupamos cuando supimos que el otro estuvo en apuros. La distancia no nos apendejó y seguimos siendo tan amigos como aquella tarde en la que él llegó a su ex-colegio a dar catequesis y yo le indiqué su grupo.

Marlon y yo seguimos acá, esperando a que la vida siga sorprendiendo y esperando a que las palabras sigan llegando para contar nuevas aventuras. Gracias amigo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

No sé cómo titular este post, así...

La verdad es que una escribe porque no hay otra manera para sobrevivir el día a día. Es como respirar. Es como tomar un manjar y saborearlo. Es obvio que hay días en los que me toca alimentarme de algo sin forma y sin sabor, pero al final me llena y ya.

Siempre he apreciado el tiempo de traslado de mi casa al trabajo, unos leen, otros escuchan música y otros van viendo cómo sobrevivir junto a la avalancha de gente que coexiste en un bus. Yo escucho música y pienso. Me hago preguntas. Planifico mi vida. Sueño y veo la viabilidad de esos sueños. Pienso. A veces he pensado que pienso demasiado. No importa. Me gusta.

Esta mañana, mientras una hermosa multitud nos apelotonábamos en la 44, recordé que mañana cumpleaños Karla, una excompañera de colegio. Nunca fuimos amigas en realidad, pero su ser me marcó por las dificultades que pasamos al hacer nuestro trabajo de graduación de Bachillerato juntas. Nos odiamos y luego nos perdonamos el día en que nos dijeron que habíamos pasado sociología. La recordé y caí en la cuenta de algo...  ahora que somos adultas somos casi las mismas, es decir... hemos cambiado y sin embargo seguimos siendo las mismas. Muchas cosas nos han pasado: Ella migró, yo me quedé. Ella estudió gastronomía, yo estudié letras. Ambas hemos hecho lo que nos dio la gana, tuvimos novios, amantes y borracheras. Este año se casó y yo he mantenido la relación más larga de mis 36 años de historia. Creo que hemos sido felices cada una por su lado y a su manera. 

Karla y yo tenemos algo en común, a parte del nombre. Hemos apostado por sentirnos vivas, a pesar de encontrar dificultades y gente que la detienen a una en ese anhelo. Eso es bueno. A lo mejor somos lo suficientemente tercas. A lo mejor nos parecemos un poquito a pesar de ser tan distintas. 

Hoy pensaba en todo eso, mientras casi 100 personas cohabitábamos en un bus, pensaba que es lindo sentirse viva, saber que hay más por hacer, más por llorar y por reír, más por sanar y a lo mejor tendremos que coleccionar una herida más, pero existe la seguridad de que sobreviviremos, ya lo hicimos 30 y pico de años. 

No sé cómo titular este post, si... pero eso no importa, me siento viva y espero que vos también, Karla. Feliz cumpleaños desde ya.




Transformaremos mundos
inventaremos mares que cruzar
si nos perdemos, nada pasará
ahora lo entiendo, amar es liberar...

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Procrastineo solidario

Resulta que Miguel y yo estamos pasando por una etapa de reverenda hueva... propiciada porque a él no le dan sus vacaciones anuales como debería ser y porque para mí es una tradición tener hueva en esta época del año, yo culpo a que durante años trabajé en un colegio y a estas alturas ya era un alma libre que recorría Guatemala y Honduras al antojo.

En medio de esta crisis hemos tenido que soportar las embestidas de la adultez y cada uno se mentaliza (tipo meditación china) para trabajar. Claro, cada uno busca la manera de sobrevivir, por ejemplo él lee artículos de difusión científica y se tortura viendo que en la librería que amamos en Guatemala están toooooodos los libros que él quiere leer de científicos locos. Yo me entretengo escuchando música y hoy retomé mi afición por leer las listas que publica la Rolling Stones de las mejores canciones, cantantes y guitarristas de todos los tiempos.

Por supuesto ha implicado un par de desacuerdos entre Miguel y yo... pues cada quien tiene su criterio... y como ambos somos "ampliamente insistentes", por no decirnos necios, hemos llegado a una conclusión... vamos a determinar nuestras propias listas. Como queremos ser justos con el devenir de la historia, las haremos en décadas, pero saliéndonos un poco de lo tradicional, el punto de partida es el año en el que nací, 1977 hasta la actualidad.

Posiblemente nos adentremos a las listas de canciones, en un inicio, cantantes, para seguir y por último las listas de películas... de libros no nos hemos planteado, pero si nos queda chance y ánimo puede ser que incluyamos esa lista también.

En medio de todo ese procrastineo les iremos dando a conocer nuestras listas :D

lunes, 16 de diciembre de 2013

La familia que llega

Dos escenas...

Escena 1:
Domingo antepasado, luego de una juerga histórica mi casa parecía campo de batalla... es decir... muertos por todos lados (latas de cerveza y una botella de pisco a medio morir) y heridos por todos lados (gente dormida en el sillón, en la cama)... Las últimas heridas se levantaron a eso de las 7:30, se bañaron y se fueron, solo quedamos Miguel y yo en plena disposición de dormir hasta que la cama nos escupiera.

De repente... escuché un ruido, me pareció que era alguien que tocaba la puerta de la casa, luego el silencio, cerré los ojos y en ese instante... si, alguien tocaba a la puerta, me asomé a la ventana y vi el camión de mi papá abajo. Se me fue el alma!

Regresé a la cama y le dije a Miguel de la visita. Bajé y me encontré con la sorpresa de que no solo mi papá estaba esperando a que abriera la puerta, sino también mi mamá. No tenía esa sensación desde que en cuarto grado dejé un examen de formación cristiana y llamaron a mi mamá para decirle y preguntarle por qué no había hecho la primera comunión. Soy tan pecaminosa... y mis padres lo saben.

Entraron, llegaron a razón de ir a dejar algunas cosas a mi hermana, Gabriela con el susto en la cara me murmuró que ella no sabía de la visita inesperada, como para evitar que la regañara cuando se fueran mis papás, en un descuido subí a mi cuarto donde dejé medio dormido a Miguel, cuando subí estaba poniéndose la ropa y me soltó la frase más inocua que me ha dicho en casi dos años de conocerlo: "si me encuentran, que me encuentren vestido"... era como sentencia de muerte en tiempos de guerra. Lo besé y me fui hacia abajo otra vez, estratégicamente me senté en las gradas impidiendo que subieran.

Mi papá y sus frases míticas... al ver todo el laterío... "¿has puesto negocio?" o_O Por supuesto, con él es mejor agarrar la "broma" en el aire y seguírsela... obviamente no le mentí, le conté que varios amigos y amigas habían llegado una noche antes a cenar y que habíamos bebido. No le mentí, eso fue lo que sucedió, lo que no "sabía" era que Miguel seguía en la segunda planta, con un plante de goma como el que yo andaba. De repente... solo se escucharon dos golpes... pun... pun... en ese instante pensé..."Miguel se quitó los zapatos".

En efecto, cuando volví a subir, ya cuando se habían ido mis papás vi sus pesados zapatos de hombre tirados. Me dio ternura verlo acostado boca abajo, esperando a que los padres de la loca con la que duerme de vez en cuando se fueran, en la espera y gracias a la goma, se quedó dormido.

Escena 2:
Ayer, ocho días después de esa escena pseudo chistosa volvieron a llegar mis papás a mi casa, por supuesto, hoy si me avisaron con tiempo y además Miguel no se había quedado a dormir. Encontraron limpio y ordenado. Sin vestigios de borracheras y excesos.

Fue lindo verlos, hacer un mandado con ellos y regresar a mi casa, cocinar y comer juntos.  Al fin vi a Sebastian, tenía casi dos meses de no verlo.

Por supuesto, mi papá pasó ocho días pensando cómo tocar el tema. Lo conozco, sé que se enfrentó (de nuevo) al terrible momento de ver cómo preguntarme o cómo decirme ciertas cosas. Ya me lo ha dicho Miguel, ser papá es una cosa difícil. Y le creo.

Este domingo mi papá me preguntó directamente por Miguel, ese hombre que sabe que existe desde hace más de un año, pero del que nunca había podido hablar sin hacer un chiste. Porque resulta que mi casa está impregnada de su presencia... su cepillo de dientes, un par de camisas, un hermoso traje negro, su pijama, la garrafa de Cadejo, las jarras que me ha heredado, la cacerola de barro, las películas que me ha regalado y que estoy mirando de nuevo. Y este otro hombre que me ha amado desde siempre andaba preocupado, viendo la manera y las palabras adecuadas para preguntarme algo básico... "¿te trata bien?" No quería saber nada más, ni quien es, ni qué hace, ni de dónde viene y hacia dónde va... no, eso para él es una cuestión secundaria... lo que quería saber mi papá es si este hombre que coexiste conmigo de vez en cuando no me maltrata, no me grita. "Es una buena persona". Le dije a secas.

En eso mi madre apareció de algún lugar y por supuesto reventó la burbuja en la que nos encontrábamos mi papá y yo, no pude agradecerle su preocupación. Esa preocupación que siente desde que entré a la adolescencia.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Carta para decir adiós definitivamente

Querida E:

Podría iniciar esta carta con un "Hoy te vas a ir para siempre. Lo prometo", pero no. Prefiero iniciar diciéndote que te he extrañado tanto, tanto como el primer día en que ya no contestaste ni mis llamadas, ni mis mensajes, ni mis correos.

Siempre he pensado que ser amiga es una cosa difícil, una tiene que tener tacto, solidaridad y lealtad y a veces es imposible, me ha faltado el primero. Creo que a ninguna se nos dio demasiado. ¿Te acordás cómo nos conocimos cuando íbamos a noveno grado? Precisamente fue por la falta de tacto en algún recreo cuando dije alguna tontera respecto a las niñas nuevas que venían de colegios de monjas y que no serían capaces de graduarse con nosotros. Por supuesto, de todas esas niñas nuevas de colegio de monjas, solo vos te graduaste. Porque eso siempre has tenido... a parte de una inteligencia muy grande... una perseverancia más grande aún.

Teníamos 14 años en ese entonces, no sabíamos nada de la vida y estábamos jugando con las emociones, como cuando los gatos juegan con los ratoncitos antes de devorarlos. Crecimos juntas. Lloramos, reímos y nos enamoramos, nos acompañamos en los desamores, en los conflictos familiares y en la muerte de tu papá. 

Crecimos juntas, estudiando, trabajando y desapareciendo largas temporadas para que la otra se dedicara a explorar otros terrenos y al juntarnos de nuevo contarnos lo maravilloso que había sido vivir. Viajamos, les tomaste cariño a mis hijos y llegamos a las puertas de los treintas como si fueramos las mismas adolescentes de 1993, compitiendo entre ambas solo para verificar que una admiraba a la otra. Comprobando que convertirnos en mujeres había sido un arduo trabajo.

Reconozco que han sido las personas a las que les he creído que realmente me han tenido amor, vos sos una de esas. Siempre pendiente de mi salud, que toda la vida ha sido una mierda, pendiente de ver cómo me bajabas los triglicéridos o de ver la manera de hacerme dormir. Debo admitir que es por vos que sobreviví a la crisis de insomnio más grande que he tenido. Fuiste vos quien me metió al carro y me llevó al hospital luego de casi 18 días sin dormir. Me dejaste en manos de mi familia y te retiraste, vos también estabas cansada. Comprendí que necesitabas espacio, siempre tuvimos claro cuando estar y cuando no estar. 

Cuando nos reencontramos yo estaba mejor, tenía trabajo y vos estabas feliz. Volvimos a ser las niñas que nos gustaba ser, a las 4 p.m. nos despojábamos de los tacones, los blazers y huíamos a ver el atardecer mientras bebíamos, no importa si ron, café o coca cola, en realidad nunca importó qué hiciéramos juntas, siempre era lindo tener tu compañía. Siempre era lindo comprobar que te amaba y que vos me amabas.

Pero como te dije antes, ser amigas a veces es difícil, entre las dificultades más grandes está perdonar, creí que algunas cosas estaban habladas y solventadas, pero no fue así. Hasta que una mañana de febrero sacaste al horrible animal oscuro que había habitado en tu corazón durante años. Te entendí, te lo prometo. Comprendí cómo te sentías y te pedí una disculpa, nuevamente. 

Desde entonces han pasado 22 meses y muchas cosas. Buenas y malas, más buenas en realidad. Te escribí varias veces, pidiendo más disculpas, invitándote a varios eventos importantes en mi vida y que tuve que vivirlos sin vos, en tu cumpleaños, en fechas especiales. Siempre tu silencio. Decidí no escribirte más, pero vos te quedaste en medio de este silencio previo a que se me salgan las lágrimas al extrañarte.

Cuando conocí a Miguel me contó que su mejor amigo había muerto un año antes de encontrarnos nosotros. Ahora él sabe que mi mejor amiga no se ha muerto, pero que ya no está. Que, estúpidamente, termino contándole cada anécdota que vivimos juntas y una vez me lo dijo, no entiende cómo es que no logramos ser amigas de nuevo. Es simple, vos ya te fuiste. La que no te ha dejado irte he sido yo.

Esta mañana pensé en eso. Es buen tiempo para dejarte ir. Atesorar lo que debo atesorar porque sos de las personas, fuera de mi familia que mejores recuerdos me ha dejado, pero este atesorar solo será para mí, ya no mencionaré tu nombre, ya no esperaré a que aparezca una carta tuya en mi correo, ni tampoco contaré "la vez que E y yo..."

Es hora de decirte adiós definitivamente, de cerrar un ciclo que no había querido cerrar (quizá estúpidamente), de dejar de pensar... "si E estuviera aquí..." cada vez que los chicos invaden mi casa, de ponerme melancólica cuando escucho ciertas canciones, de esperar a que regreses. Hora de que cada vez que sueñe contigo, como anoche, te de un abrazo de despedida, hasta que dejes de llegar a mis sueños.

Reitero el amor que siempre te he tenido, desde aquel recreo en que nos peleamos por primera vez. 

martes, 10 de diciembre de 2013

Terminar algo

Me cuesta terminar algunas tareas. A veces pienso que padezco de ese déficit atencional o simplemente procrastineo demasiado, no sé... A veces me tardo demasiado, pero al final termino. Esto es en general, pero en cuanto al proceso de redacción se ve más aún. En especial cuando se trata de escribir en formato largo. 

Este fin de semana pasado al fin terminé un texto que había nacido hace un par de años, tuvo varias mutaciones, varios cambios de rumbo y a veces los cambios fueron los caminos mismos. Durante meses, semanas mastiqué la personalidad de cada personaje, de cada ambiente, de cada circunstancia. A veces me hacía la loca y los dejaba meses reposando en algún rincón de mi cabeza hasta que volvía a retomarlos. 

Debo confesar que este trabajo se desarrolló casi siempre en mis noches de insomnio, pocas veces (aunque si las hubieron) me vino la inspiración con la luz del día. Comprendí muy bien cuando Gabriel García Márquez dijo que los personajes de una historia que uno inventa son como hijos, como hermanos, que viven con uno. Los míos vivieron bajo mi techo en diversos lugares... en Guatemala, en Suchitoto y acá en San Salvador. Pasé un tiempo de luto al dar muerte a una de mis personajes favoritas, no tuve más remedio que matarla y para ser coherente, murió de cáncer endometrial. Por supuesto otros personajes siguieron la vida que les otorgué y además de seguir dándome tristezas, también me dieron alegrías. 

Algunos días me acostaba a dormir pensando en ellos y en las cosas que quería hacerles vivir... y amanecía pensando en la mejor manera de hacer eso precisamente, hacerlos vivir en las páginas en blanco que se me ofrecían límpias y fragantes para crear algo.

Mucha gente estuvo involucrada en este proceso, la mayoría de veces ni siquiera sabían que me ayudaron de alguna manera, me prestaron sus voces, su forma física y a veces solo me contaron una historia que me pareció digna de ser contada. Por supuesto solo quienes lo hicieron lograrán reconocerse al leer estas páginas cuando puedan estar impresas.

No sé cuánto tiempo falta para que este conjunto de historias llegue a las manos de las personas quieran leerlas, no sé si les gustará o simplemente pensaran que me deberían de cambiar la profesión en el dui; posiblemente yo me vaya a la tumba con varios de los secretos que encierran sus pesonajes, con varios idearios que no logré plasmar, con la alegría absoluta de haber terminado algo mío. Absolutamente mío.

De momento no tengo idea de publicarlo en digital, porque (no es broma) lo que le tengo destinado son un rimero de casi 400 páginas. Si lo más difícil ya pasó... encontrar cómo publicarlo será menos arduo.

De momento, estoy feliz.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Carta para sobrevivir

Mis queridas amigas:

Ustedes han estado presente en mi vida durante muchos, muchos años. Tanto que, cuando llegaron, eran apenas un par de niñas. 

Esta vida quiso que se quedaran, ambas han tenido el desarrollo de miles de muchachos en este país, se graduaron de bachilleres, fueron a la universidad, estudiaron psicología y ahora trabajan. Casualmente ambas están pasando por lo mismo... tienen el corazón roto. 

Las circunstancias y las parejas esas que ya no lo son, las han puesto en la misma tonalidad, en ese color claroscuro que vivimos las personas que pasamos por rompimientos. 

Durante años yo viví así, no porque me cortaran o porque cortara a los muchachos que se me acercaban, era porque en el fondo no solo es el peso de la soledad es el que chinga, sino sentirse como en una burbuja. Así es, una se siente como en una burbuja. 

En esos días no entendemos que a pesar de que la persona que queremos no está o se ha ido, existen otras personas, no importa si son la familia donde una ha nacido o esa OTRA familia que nos acoge con amor sincero: los amigos. Rehuímos de todo aquello que nos enfrente a una posibilidad que pasa latente en toda persona: la incapacidad de formar vínculos con una persona en específico... ser parte de la historia de alguien y tener un papel en sus días. 

No, vivimos en una burbuja. 

La burbuja de ustedes llegó a mi casa el sábado pasado y aunque me alegra constatar que ahora al menos ya se ríen un poco más, aún está presente esa envoltura invisible que se infla y no nos deja pasar a los que si las amamos incondicionalmente. Entiendo esa necesidad de solitariedad que sienten ahora, es lógico que quieran pasar cierta parte del proceso solas, comprendiendo que tienen que arreglar y solucionar líos muy personales que vienen a saltar justo cuando hay un rompimiento.

Para mientras, los que estamos fuera de esa burbuja las esperamos, con paciencia y con todo el amor que ya les tenemos. Las esperamos porque, independientemente si tienen o no pareja, ustedes ya estaban en nuestras vidas. Se afincaron, al menos, en mi corazón y son, junto al resto de sus "hermanos", uno de los grandes amores de mi vida. 

Todas las mujeres pasamos por estos tiempo, yo misma pasé lo mismo el año pasado justo para estas fechas y una no encuentra qué hacer con tanto amor que le sobra, por eso les digo: tienen derecho a sentirse tristes pero también tienen la responsabilidad con ustedes mismas de no dejarse vencer. Reconocer no solo el amor que les tenemos los demás, sino también reconocer el amor que sigue dentro de ustedes. El hecho de sus separaciones no quiere decir que el amor no exista. Al contrario. El amor se vuelve un factor determinante para todo: para decidir si van a volver con sus parejas, para decidir que no hay remedio, para decidir vencer a la tristeza, para decidir que las lágrimas que lloran valen la pena o no, para decidir volver a reír con todas sus fuerzas. 

Quería decirles eso, que a pesar de estar en esa burbuja, yo sigo acá, acompañándolas mientras están ahí y esperando a que salgan y que podamos ver, juntas, que el amor... en realidad existe. 


sábado, 7 de diciembre de 2013

Saber, no saber y la manera en que termino siendo una tonta

La vanidad me dio por el lado menos vistoso.

Ayer, a la hora del almuerzo, solo estábamos mi compañera más coqueta y yo. Me tocó interactuar con ella. Si, lo digo con toda la odiosidad de la que soy capaz, porque sus preguntas desatinadas pidiéndome una explicación (SENCILLA, POR FAVOR) de quién era ese viejito negro que se acaba de morir, porque según ella no es posible que haya tanto revuelo, a menos claro que fuera una persona importante... y me muerdo la lengua y le explico con toda la tolerancia posible que... primero... vivió en Sudáfrica, que ahí hace años era pura mierda vivir, que había desigualdad, ignorancia y mucha pobreza, que había un sector de la población discriminado y que él era parte de ese sector, que abogó, luchó y buscó la igualdad... que lo metieron a la cárcel, que pasó mucho tiempo ahí, que cuando salió casi 30 años después le dieron el Nobel de la Paz, que después fue presidente de su país y que le apostó a los deportes para la unificación del pueblo. Mientras ella me mira con sus ojos hermosamente pintados y me dice... "a vos se te vieran bien chivas unas luces en el pelo... es que lo tenes tan bonito" o_O

Por supuesto lo malo de ser una agrandada de mierda es que escucho esos comentarios y pienso que no quiero ser como ella, quien no ve las noticias al mediodía para informarse del acontecer mundial, sino para ver el maquillaje de las presentadoras, su ropa y contar que la tal presentadora está embarazada y que por eso se ve tan gorda, hasta que la veo más allá de esas superficialidades y me traigo a mí misma a la tierra de las orejas.

Ella es una mujer que en nada se parece a mí, que nuestras historias son tan disimiles que no sería posible pensar que compartimos la mesa cada día de lunes a viernes.

Al contrario mis vanidades son otras... me encanta generarles conflicto emocional a esa parvada de mujeres al decirles que una no necesita el vínculo matrimonial para amar, que una puede optar por no ponerse el "de" o que mejor aún, que nuestras parejas deberían generar impacto cuando se pongan nuestros apellidos... y por joder... les digo que Miguel será Miguel R y no yo Karla G. Me ufano de decirles que lo importante no se envuelve en vestidos de gala o criticar a la Myle Cirus (o como se llame) o a cualquier otra cantante adolescente no me hace madura o que el mundo está más podrido aún porque nunca ponen una presentadora gordita a dar las noticias, solo esqueléticas mujeres que ponen bien alto el estandar de belleza para hacernos sentir feas cuando vamos a vernos al espejo y comprobar que no, que no es posible para nosotras tener ese cuerpo y usar esos tacones.

 Y no me entienden y yo no las entiendo.

Pero luego recuerdo algo bien importante, yo no sé un montón de cosas, a veces me siento vacía y en ocasiones deseo cosas que a lo mejor ellas ya vivieron. Me siento tonta, más tonta aún de lo que creo que son ellas, porque al menos a ellas no les avergüenza decir las cosas que dicen y son auténticas... aunque a mi me parezca que sus pensamientos, dudas y vacíos no tienen sentido.

A veces siento que no encajo, que soy una desmedida y una vanidosa solo porque tengo datos inútiles para la vida en mi cabeza. Saltan entonces mis complejos de tipa fea, de ratón de biblioteca, de atea poco consumada, de poco despampanante mujer fatal, de mujer incapaz de conectar su sentido guapachoso a la hora de bailar.

Yo podré explicarle a mi compañera muchas cosas, pero definitivamente ella puede darme una maestría en otros temas.

Bailemos, mejor


lunes, 2 de diciembre de 2013

Diciembre

Es legendario mi odio a esta época. Creo que empezó en mi infancia. Nunca me ha gustado la navidad, entre el ruido de la pólvora, la cantidad inmensurable de gente que aparece de nósédónde y mi incapacidad de manejar ciertos sentimientos... prefiero no vivir este mes.

Resulta que el ÚNICO diciembre que no me pasó esto fue el año pasado, por supuesto, vivía en Suchitoto y eso me salvó de vivir y ver el black friday, las trabazones y la gente demasiado felices. Pasé solo una semana en San Salvador, del 22 diciembre hasta el 1 de enero... y eso porque no me dieron permiso de quedarme allá. En serio lo consideré. Pero la familia es la familia y pues, tuve que ir.

Este año ya vivo en San Salvador, fue increíble la cantidad de gente y el horrible tráfico que había el viernes pasado! Salimos con Miguel a hacer UN mandado y nos tardamos tres horas en ir y venir cuando lo normal es tardarse solo una hora y cuarto en el dichoso mandado. Cuando regresamos a casa almorzamos y nos acostamos a dormir, no sé si a él le pasó, pero yo sentía como si me hubieran chupado la energía. No sé si es que era cansancio acumulado, pero le dije que me acostaría media hora. Cuando abrí los ojos habían pasado tres horas, tiempo en el que él también durmió profundamente.

Pensé que menos mal que no tenemos carro, el bus nos traslada donde sea...aún que haya tráfico atascado o desviado solo nos limitamos a esperar, pero no nos estresamos por ver por dónde irnos, no se lo deseo a nadie, en serio.

Sumado a todo esto... Gabriela ya me preguntó si no decoraremos la casa para la ocasión festiva... ¬¬
Esta niña me va a matar, en serio. Pero antes de morirme debo pensar si acceder a su ímpetu de duende navideño y permitirle poner (en sus palabras, siquiera) bricho en las gradas. ¿Cómo negocias la festividad con una entusiasta nata? ¿Cómo te salvas de su ánimo?

Anoche hablé con Sebastian, tengo un par de meses sin verlo. "¿Vas a venir para navidad?" me preguntó. Esto es el acabose! Creo que a mi sobrino le está pesando el sentimiento de nostalgia y ahora quiere que sea parte de la celebración familiar. u_u

En este mes es cuando más me resuena eso que dice mi madre... soy una mala persona. No me gusta diciembre, en serio.

Procesos

A pesar de ser una persona con una vida caótica respeto los procesos, más cuando son por un momento de creación, en mi caso de escritura.

Por supuesto, para crear hay que tener procesos y eso implica una cosa aún más importante, tener paciencia

Esta madrugada pensaba en mi forma de escribir, una vez Miguel me dijo... luego de observarme varios meses...que yo escribía demasiado fluido y sin revisar mis textos finales. Un poco si tiene razón, pero en realidad hay un proceso oculto que hasta para mí (a veces) es imperceptible.

Por ejemplo, es evidente que se me haga más fácil escribir en la madrugada, tengo que estar escuchando música, en algunas ocasiones elegida según lo que escribiré, en otras simplemente necesito tener los oídos tapados para ignorar otros ruidos, la compañía adecuada es café o coca cola helada... me acelera el ritmo...

Son detalles de cómo puedo, en lo personal, desarrollar un texto, por supuesto existen otros detalles... por ejemplo, debo tener mesa y silla, admiro a la mara que puede sentarse en el sillón a escribir o tirarse a la cama y producir desde ahí. Yo no puedo, debo estar sentada tal cual oficinista... debido a eso la mesa del comedor casi siempre está llena de papeles, libros y la compu y tengo que retirar todo cuando vamos a usarla para lo que en realidad es.

Recuerdo que cuando estaba en la redacción del proyecto más largo que he tenido, redacción que me llevó VARIOS meses, tuve la experiencia de sentarme durante HORAS a escribir, no puedo levantarme a medio camino porque sino no logro agarrar el hilo conductor cuando regreso y empiezo a escribir patinado, es decir, escribo sandeces.

Ahora bien, eso es escribir, pero antes está el hecho de "averiguar" o investigar para escribir algo... a veces solo me limito a observar y eso uso, en otras me ha tocado entrevistar gente... algunas personas ni se dan cuenta de que las estoy entrevistando, otras si porque ni modo, me ven la grabadora. Otra fuente para mi es leer los periódicos, editoriales y los artículos que me pasan Miguel, Edgar y Tatiana (quienes son los que más me pasan datos). Debo admitir que también mis bayuncadas son parte de esa fuente de escritura, ni modo, de algo me debo reír en esta vida.

Todo proceso creativo es importante, no importa si es para escribir, pintar, escribir música o realizar cualquier tipo de creación, incluso no artística... programar, cocinar, cuidar un hijo, cuidar plantas o animales, decorar una casa... todo tiene un proceso y si ese proceso es bueno algo lindo y bueno surgirá.

Debo terminar algo... por supuesto... bajo esas circunstancias y luego de un fin de semana un poco agitado, el proceso no ha aparecido y acá estoy, en el amanecer del tercer día y yo sin tener puerca idea de cómo terminar.  u_u

Pinche proceso.

domingo, 1 de diciembre de 2013

De música, días con viento y extrañarte... todo al mismo tiempo

Ayer tuve una entrevista... por primera vez, luego de muchísimas entrevista que me ha tocado hacer, me hicieron una entrevista a mí, pasé con mi entrevistadora hablando casi tres horas. Ella, junto a su equipo de trabajo, están haciendo una investigación sobre un tema muy interesante: el amor entre los 35 a los 50 años.

Como soy parte de la pequeña población que iniciamos relaciones amorosas entre esas edades pues ahí me tenían, conversando sobre qué se siente eso de tener pareja reciente a los 36. 

En tres horas pude recordar todo lo que ha sucedido con Miguel, desde su primer comentario acá en este blog hasta la tarde del viernes, la que pasamos juntos, acostados... totalmente dormidos porque el cuerpo nos exige descanso luego de semanas de trabajo arduo y entender que el cuerpo ya no es el mismo, que el ritmo nos ha cambiado desde los gloriosos años veintes cuando "cansancio" era una palabra lejana. 

Hacer ese recorrido temporal pudo darme luces claras sobre "esto" que vivo con un hombre de 47 años, padre de familia, trabajador y medio loco (como yo), me dio una visión amplia de lo que planeamos, los sueños que compartimos... pero también me dejó pensando en algo... en lo que cada uno desea de un futuro no tan lejano. Es decir, él puede tener ciertos planes, ciertos deseos sobre lo que el quiere de este tiempo compartido. Pero también yo los tengo y pueden ser un poco distintos. Es la forma que tenemos de ser individuos independientes y autónomos, que es... al final... una de las grandezas que tenemos entre nosotros, no perdernos en el otro. 

Pensé mucho... en las cosas lindas, en las cosas que no fueron tan lindas que digamos, en los momentos de soledad, los de solitariedad y en los momentos en los que logramos vernos, en nuestras conversaciones en skype, en sus consejos, en mis enojos, en su cara de serio, en sus manos y en mi cuerpo. Pensé en las mañanas en las que amanezco a su lado y las muchas otra en las que solo puedo extrañarlo cuando sale el sol. En los libros que leemos, en los que deseamos comprar y los viajes que tenemos pendientes. En la música que nos une.

Al regresar a mi casa le mandé un mensaje, él estaba saliendo de la graduación de su segundo hijo. Sé perfectamente que, aunque él insistió en que eso era una "ceremonia aburrida y normal", estoy segura que en su interior estaba orgulloso y feliz por su muchacho. Estaban por cenar y me dio alegría que estuviera con sus cuatro hijos. Son el gran amor de su vida. Le dije lo que tenía que decir y me despedí. Yo me deshice del sueter, de los zapatos y puse la canción que una vez me asignó, abrí la puerta del balcón y salí. El viento me abrazó, hizo danzar mis cabellos y yo dije su nombre en un susurro. Extrañándolo. 

El amor es así, aunque se manifiesta de maneras distintas según nuestras edades... siempre es el mismo. Algo que se deja a merced del viento y que nos hace pronunciar un tan solo nombre mientras la música suena.