miércoles, 13 de enero de 2016

Nos vamos quedando huérfanos

La mañana del lunes amanecí con un sueño y una noticia.

El sueño: mi papá había muerto y en mi sueño yo estaba sufriendo una inmensa tristeza, tan grande que cuando desperté no atinaba si había soñado o era cierto. Fueron segundos angustiantes, tanto que para exorcisarlos le conté a Miguel que a penas iba despertando de sus sueños.

La noticia: David Bowie acababa de morir. 

Me sentí un poco huérfana, no es que yo sea tri fan de Bowie, pero la música de los 80's siempre está ligada a la figura de mi papá y él, en mi sueño, acababa de morir. Creo que no estoy lista para la muerte de otros. Para la mía si, pero la gente que quiero tiene prohibido morirse en tiempos próximos. 

Morir. Morirse. 

Todos tenemos claridad del concepto de la muerte desde muy pequeños, pero ese hecho tan finito y definitorio de la humanidad solo tiene sentido cuando alguien nos explica las implicaciones emocionales de que alguien admirado o querido muera.

Yo tuve claridad sobre la muerte desde muy pequeña, mis abuelas murieron siendo muy niña y sabia que la mentada muerte era solo ausencia, pero fuera de eso... ¿qué? Por supuesto vi muertos, muchos, durante el tiempo de la guerra, hasta supe del papá de un compañero de clases de segundo grado al que mataron y no supe de su dolor porque la muerte no era tan concreta para mi. 

En 1991 mi papá me explicó exactamente qué era la muerte, faltaba mucho tiempo para que yo tuviera a mis primeros muertos. Pero aquel año mi papá tuvo la oportunidad de decirme que alguien había muerto y que a raíz de eso habláramos sobre eso. "Freddie Mercury se murió" dijo una tarde, mientras yo pasaba el trapeador por la sala de la casa. Recuerdo que me quedé callada y quieta, Mercury ya era parte de mis repertorios pre adolescentes y no creí que la gente famosa se muriera, solo los viejitos y políticos, los demás éramos inmortales. Bueno, Freddie no al parecer. Me dijo que había muerto de SIDA, una enfermedad "de culeros". No le entendí bien. Habían tantos conceptos que no entendía para entonces. 

Eso pasó hace 25 años. Muchos muertos han llegado a mi vida, a veces pienso que demasiados.

Mi papá está vivo, espero que siga así por un buen tiempo, pero por qué recordé todo eso al escuchar la noticia de Bowie, bueno, porque en el momento en que me anunció la muerte de Freddie pasaban en la tele el video de "Under Pressure", donde Bowie cuanta junto a Queen, canción que me envió Emilia el lunes, para recordar a dos grandes que ya se fueron de este mundo. 

25 años han pasado, en todos esos años he visto morir familiares, amigos, alumnos, gente que he admirado en la música, la literatura, la religión, he visto morir plantas y un par de mascotas, abuelos y primos, padres de amigos, madres de gente que se cruzó en mi camino. Todos dejan un hueco. Todos nos van dejando un poco huérfanos, un poco solos, un poco desolados. 

La muerte nos deja huérfanos y a veces solo se puede recurrir a lo más bello que dejaron las personas para seguirlas teniendo vivas.

Hasta pronto David, saludame a tu amigo Freddie.


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