miércoles, 25 de febrero de 2009

Amor sitiado

Yo no sé ni porque te quiero tanto
si a veces me dejas cansada de tanto ruido
de tanta miseria, de tanta suciedad.

Sos mi ciudad donde me abandono cada mañana
al pasear por tus avenidas llenas de perros sin dueño,
llenas de improperios a los pies que te caminan.

Yo te amo querido
con tus tufos y tus gritos
con tus carretas y tus pitos desaforados;
con cada una de mis histerias también te quiero,
aún cuando me asustas con tu rostro macilento
y es que eres el mejor de mis amantes...
nunca me has reprochado mis vanalidades,
no te han importado, incluso, mis debilidades.
Gracias.

Nadie... casi nadie
entiende mi amor por vos,
todos te huyen,
se alejan espantados
yo, sin embargo,
encuentro ternura en tu rostro,
en tus manos de ajonjolín
en esos tus brazos de ramas descaradas
sos bello... y nadie lo ve.

Recuerdo que cuando era niña
te tenía un poco de miedo
y vos no te imaginabas en lo que evolucionaría...
y aquí estamos
macerados de puro gusto.

Siento tu abrazo lleno de humo
tu caricia de olor a mango maduro
tu terrible bofetada de maldad,
pero te amo
con tu edificios abandonados
con tus infames burdeles
con tus calles congestionadas
con tus iglesias quebrantas
con tus oscuras sombras pasajeras...
yo te amo.

Y lo sé...
tu me amas también.

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