viernes, 24 de octubre de 2008

El gusto de llegar temprano... o el gusto de esperar.


No crea, apreciado lector, que soy una persona puntual... no...lamentablemente padezco del mal de mis compatriotas. Los salvadoreños somos impuntuales, es penoso admitirlo, pero es cierto. Llegamos tarde a casi todo, graduaciones, fiestas, reuniones sociales de alto nivel y las de mas confianza, actos culturales, actos religiosos, bodas, bautizos, confirmaciones, cultos, citas médicas, a clases, al trabajo, a la casa...


Yo misma he tenido retrasos memorables, sobre todo con mis "hijos" los cuales se han quejado con justa razón.


Y también he sufrido el retraso de algunas personas, las cuales tuve que esperar por laaaaaaaargo tiempo, porque sabía que llegarían... mi madre se ha gozado de dejarme esperando durante horas en uno de los lugares más incómodos para mi: un centro comercial en plena temporada navideña. También es memorable la ocasión en la que esperé a cierto sacerdote guatemalteco que había venido al país a hacer una visita, esperé mas de dos horas en el mismo centro comercial, pero en esa ocasión al menos estaba acompañada de los ya mencionados hijos.


Hoy, de hecho... estoy esperando, resulta que me acabo de enterar que la amiga con la que nos reuniríamos previo a la celebración de mi cumpleaños No. 31 no vendrá hasta dentro de una hora... o sea que probablemente esperaré una hora y media.


Entré a un lugar bastante colorido y rumbero, pedí un jugo, mas bien... una mezcla de jugos y me han concedido el uso de esta maquinaria de la globalización. Sigo esperando...


Esperar cuando se sabe que hay un tiempo delimitado en la espera es esperanzador. Pero hay esperas un poco agobiantes, por ejemplo, cuando esperamos una respuesta concreta a una situación incómoda, o como ha sucedido esta semana, cuando esperamos la respuesta de un exámen clínico alentador.


Hoy me he preguntado a mi misma, ¿qué he estado esperando en este recorrido de vida? y me da miedin pensar que ya llegue temprano y no me di cuenta! me perturba la idea... sin embargo supongo que puedo llegar temprano a la próxima cita pactada con cualquier persona... o conmigo misma. Pero, ¿qué hacer cuando me dejen esperando tenazmente? Hoy alguien me dijo... "no le pida paciencia a Dios"... ya la ca... porque esperar siempre me lacera la poca paciencia que tengo, y con eso de no pedirla al Divino... pues... solo me queda... esperar...

1 comentario:

iba pasando dijo...

15 minutos puedo esperar como máximo a una persona, aunque sea mi madre. Pero como ella me enseñó la puntualidad no creo que me haría semejante barbaridad.