lunes, 5 de abril de 2010

Resumen de días sin Internet

Debido a la vorágine de tiempo y espacio en la que vivo... no he tenido acceso a Internet durante varios días... qué feo es, ahora que estoy acostumbrada a este vicio, vivir sin él!

He aquí el paso de mi retorcida mente

Nómadas


Quizá sea que no lo había notado, esta mañana mientras mi mamá se hacía a la idea de una nueva mudanza, ella misma me dijo que se sentía muy nómada, dos mudanzas en menos de seis meses es ya una especie de nomadismo.


Nos vamos otra vez, esta casa fue buena, acogedora, espaciosa y muy callada, le agradezco cubrirnos, adentrarnos en una nueva relación familiar, un poco menos grosera para mi y más estrecha para los demás, Sebastian disfrutó su amplio patio, yo su distancia prudente con los demás, pero es hora de decir hasta aquí.

Educarse en todos los aspectos tiene sus pro y sus contras, pero vale la pena.

Mi mamá se dice nómada, yo me he mudado mas veces que ella, y quizá ya me hago a la idea, aunque no me gusta el trajin del movimiento domiciliar, lo compenso con el presentimiento de nuevos horizontes y ahora, con una preparación a mi independencia pronta. (020410, 1:30 p.m)


Rituales

Soy un ser humano de rituales, siempre busco puntos de referencia memorísticos para no perderme en mi propia mente, por eso, cada vez que me desplazo de lugar de vivienda ando acarreando recuerdos, fotos y miles de “cosas inservibles” como las denomina mi mamá.

Hoy inauguro un nuevo ritual: deshacerme de todo lo que sea “cosa inservible”, me llevo solo lo que de verdad tiene un valor económico: mis libros; y lo profundamente sentimental: las fotografías de la familia. Nada más.

Ya no quiero cargar con cartas, postales ni tarjetas de cumpleaños pasados, la gran mayoría de los remitentes ya no están cerca de mi corazón, todos se largaron en la hora última y los únicos que se quedaron a mi lado, siguen dándome recuerdos casi a diario. Ahora me voy a un nuevo lugar y poco a poco, desde hace poco menos de tres meses, he ido conociendo a otras personas, así que tengo asegurados nuevos recuerdos.

El nuevo ritual que ahora inicio es coloeccionar nuevos amaneceres y desechar todo lo que un día llenó mis armarios pero que en definitiva me hicieron estorbo al final.

(020410, 3:14 p.m.)


El gomoro de la tía Tencha

La tía Tencha era la tía con la que se crió mi mamá luego de la muerte de mi abuela, ellas: Sebastiana, Hortencia y Eva eran inditas de la zona de Panchimalco, cada una se buscó un “chelón” para ir “mejorando” la raza y al menos a mi abuela Tana le sirvió porque la mayoría de mis tíos (incluyendo a mi madre) salieron más ladinos, claro, la genética es infalible y heme aquí, con todos los rasgos de esas tres inditas juntas.

Pero el título de este post no viene a cuenta de las vueltas de las leyes de Mendel sobre mí, sino de una planta que antes era de mi tía-abuela Tencha y que unos días antes de morir le heredó a mi mamá.

Es una planta profundamente horrible, no es un cactus, pero tiene espinas, no es un arbusto, pero es pequeña, no tiene hojas pegadas a los tallos, sino que sus tallos son las hojas, pero sus ramas no son de madera, es una cosa tan fea que, con esperanza, esperamos a que no aguantara el cambio de clima cuando migró a nuestra casa allá por Mejicanos hace ya unos dos años.

Tratando de averiguar su nombre la he descrito en internet y nadie da razón de su especie, la única descripción algo parecida es la que da Gabriel García Márquez de una planta en uno de sus cuentos peregrinos, él la denomina “Gomoro”, por eso decidí bautizar con ese término a la caprichosa planta, esa que solo una vez ha dado una tan sola flor, color morado y tan espinoza como el resto de ella misma.

Por un momento creímos que moriría, pero no… en cambio ha empezado a reproducirse y ahora tiene unos tres hijos que comparten su maceta.

Esta mañana, en plena mudanza se tuvo que decidir si nos llevabamos el gomoro de la tía Tencha, por supuesto, la emotivadad imperó en esta casa de mujeres y la caprichosa planta hará el viaje hasta nuestro nuevo hogar, para no abandonar el único legado que ha quedado de las abuelas Palacios, a parte de mi apariencia pipil.

(030410, 11:30 a.m.)



“Esta no es una casa,

es un vórtice de entropía que gira”

Sheldon Cooper, Episódio 2, Temporada 1, frase aplicada a este día de mudanza.


4:44 a.m.

Hay nuevas marcas que me parecen que hablan de la historia reciente de mi familia. Luego de tres día de todos los diablos, en el que implicaciones personales de los cinco adultos que convivimos juntos, resentimientos históricos, reproches retenidos durante siglos eternos, bromas y personalidades forjadas a través de fuegos tan diferentes saltaron, luego de todo eso, poder acostarse, hacer recuento de los dolores corporales, pasar inventario a las ideas, acomodarse en un nuevo espacio y dejar un espacio que nos acogió cuando fue necesario me ha dejado más claro el panorama.

Yo siempre me pongo plazos, la mayoría de veces los cumplo… tarde o temprano… no sé qué sucederá con este nuevo plazo impuesto, es una especie de meta personal en la cual la autonomía tiene que jugar el papel principal.

Una porción de cielo, hasta ahora desconocida me cobija y aunque me siento muy lejos de el resto de la humanidad que quiero no me abate.

Luego de mucho luchar contra malas costumbres, he triunfado.

Veo a mis viejos, tirados… totalmente exhaustos y me siento orgullosa de ambos. Nuevamente han ejercido el heroísmo.

(040410, 4:44 a.m.)

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