en los que me siento bien tonta, bien embobada, como con sueño y mucho cansancio rezagado.
siento que no existen las mayúsculas, ni tampoco tienen tanto sentido las tildes, que la rigidez de mi vocabulario me pesa y que no soporto más la neblina mental que se apodera de mi cerebro.
hay días en que quiero estar enfundada en mi sueter cafecito justo cuando estoy bajo el sol, porque igual tengo frio, porque igual no me importa la cara que otros ponen preguntándose porqué soy así.
hay días en que quiero escribir cartas interminables a mis amigos, esos que infámemente viven en Leeds, en San Francisco o en Bruselas... incluso a los que conmigo comparten el territorio pero que tengo tanto tiempo de no verlos.
hay días en que quiero bajarme a medio camino de mi destino y agarrár para donde apunta mi nariz o donde sopla el viento y no ver que alguien me llamó 15, 18 o 24 veces para saber dónde estoy.
hay días en que quiero solo escuchar canciones tristes o melancólicas, como para sazonarme en mis depresiones y poner la ciruela de mi distimia.
hay días en los que no quiero saber de bebés fallecidos falsamente y luego vueltos a morir, de expresidentes expulsados del paraíso o de valentías ajenas al quebrarle la cara al bruto que lo jode de más y en el anonimato, no quiero saber de mickey mouse o de falta de pisto, de transplantes de médula ósea y mucho menos quiero saber de esas cosas que me hacen llorar sin lágrimas.
hay dían en los que simplemente quiero cerrar los ojos y no saber nada.
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