martes, 14 de junio de 2016

No sabemos lo que es el amor

Habitualmente querer trae implicaciones que uno calcula, el problema surge cuando llega algo que se imaginaba que existe pero que no habíamos comprobado. Algo se rompe dentro de una. Tengo algo roto y no es desde hace un par de días, sino que esto inició hace poco más de un año.

Aún así, una decide... yo decidí seguir. Bajo parámetros y estándares personales para protegerme, para saber que resistiré lo que venga, en resumen: decidí amar. Pero amar es una cosa rara, un verbo extraño, una actitud rebelde, un futuro incierto. Amar.

Siempre lo he pensado, escribir me sirve para procesar sentimientos y experiencias, me sirve para poner a funcionar el cerebro y desacelerar el corazón, me sirve para recordarme que el amor primordial es a mí misma. Me sirve para recordarme las verdaderas razones para amar a la gente que amo: mis hermanas, mi pareja, mis papás, mis hijos, mi mejor amiga y un par de amigos. Cierren ahí, ese es mi inventario esencial. No hay más. Luego viene el amor a la gente que me rodea a diario, pero ese amor es distinto, es menos cálido, menos paciente (a veces). 

Yo no sé qué es el amor, tampoco persigo la quimera de querer saberlo, solo vivo el día a día con mis decisiones, aunque a veces me pese, aunque a veces, como ya me ha dicho Miguel, no aprendo. 

El dolor me ha mejorado, hoy amanecí más serena y el dolor se manifestó solo como una pequeña molestia, creo que si... si voy aprendiendo. Ojalá que todos tengamos esa maravillosa oportunidad: reconocer dónde nos equivocamos y asumir nuestras decisiones y sus consecuencias, no importando cuáles sean.


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