lunes, 20 de junio de 2016

La gracia

Llorar siempre me ha sido útil, me libera y termina de cerrar círculos, claro... hay todo tipo de llantos, al menos en mi experiencia personal.

A pesar de no relatar lo sucedido, el viernes y el sábado tuve oportunidad de llorar un dolor que me había estado molestando, Mynor siempre me recomendó eso, al corazón no hay que maltratarlo con resentimientos más allá de una semana y justo el sábado se cumplió el plazo. Ahora soy libre.

No porque lo sucedido no me importe o no me afecte, no porque lo haya olvidado, todo va más allá, es porque simplemente no puedo cambiar nada porque no depende de mi. Ahora solo protejo un poco más a mi corazón, al final, es el único que tengo. 

Alguien que me quiere inmensamente me preguntó el sábado por qué no sigo escribiendo, le comenté que sigo escribiendo, pero que no estoy publicando acá porque simplemente son cosas tan personales que me da pena. Me da pena. Pena. Recordé al escritor noruego que escribió la historia de su familia sin ocultar detalles y publicó todo con nombres reales. Se convirtió inmediatamente en un paria y ahora vive feliz y solo, alejado de toda su familia que lo odia. ¿Yo sería capaz? No lo sé.

Escribir siempre me ha sido útil, me libera y termina de cerrar círculos, lo descubrí hace 25 años atrás, cuando no lloraba por nada y esta fue la forma de enfrentarme con mi peor enemiga: yo misma. 

Hoy venía a la oficina en la mañana, pensando en todo lo que debo hacer esta semana... reuniones, guiones, entrevistas, escritos, estrategias y clases, almuerzos, compras de super, caricias para el gato, libros que leer, otros solo cargar y charlas a las que asistir. Todo me pertenece y no le pertenezco a nada. Supongo que es parte de sentirse en paz, saber que nada te pertenece y que no perteneces a nada. 

La gracia es simplemente ser. Ahora soy agradecida. He sanado. Me lo confirmó el amor, anoche. 




 I'm your art, i'm your byte.

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