Ante la operación de mi hermana me ofrecí a no salir durante toda la semana para cuidar a Sebastian.
No recuerdo cuándo había sido la última vez que pasé una semana completa en casa, día tras día, día tras día.
Es bien peculiar la vida domestica. Para empezar, sigo levantándome a la misma hora y me duermo más tarde, ya se me había olvidado lo que implica cuidar a un niño pequeño: sus horarios, cocinarle cada comida, escuchar sus conversaciones/soliloquiso; además todo eso, hacer todo el oficio de la casa, lavar la ropa, planchar, lavar los trastos, barrer y trapear, lavar el baño, sacudir los muebles y sacar la basura… además de jugar con plastilina, coordinar los horarios para ver tele (El rayo McQueen, la Era del Hielo 3, Tarzan 2, Space Jam), bañar y peinar al sobrino careto y mechudo, sacarlo a que le dé el aire al parque, hacerle la leche y prepararle el pan con jalea y mantequilla de la merienda, regañar a Gabriela al escuchar que jode al niño por gusto, ponerle la pijama al niño, darle su pacha (si… el sinvergüenza de mi sobrino todavía toma pacha para dormirse), cantarle “Los cochinitos ya están en la cama… muchos besitos les dio su mamá…” y explicarle “n” veces que su mamá está en el hospital porque le están “arreglando” la vena… sinceramente ha sido una experiencia kafkaneana de la que me alegra que terminará el domingo.
He comprobado algunas cosas:
1. La paciencia se me ha ido reduciendo.
2. Quizá no tengo vocación materna.
3. He empezado a admirar a mi hermana y su aguante a la rutina diaria.
4. Odio las rutinas diarias.
5. Soy mala para el oficio doméstico a pesar de haberlo ejercido de manera profesional en la adolescencia.
A pesar de todo eso que no me gusta… y de las cosas de las que reniego, todo se me va al carajo y el corazón se me encoje “diafeo” al escuchar en la madrugada a Sebastian que dormido llama a su mamá o que mientras se toma su leche vespertina interrumpe el sumergir su galleta en ésta para decirme: “Kala, shtoy trishte… mi mamí no viene del hoshpital…”
En realidad esa es la parte que no me ha gustado de esta vida doméstica.
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