Hablemos de fútbol: Alemania es mi favorito. Punto. No hay mucho más que decir.
Todo empezó en 1994. Hace exactamente 20 años, tenía 16 años y un muchacho (un año mayor que yo) llegó y me dijo lo más horrible que pudo decirme: yo le gustaba.
No me mal interpreten, me gustaban (y siguen gustándome) los hombres, solo que en aquel entonces yo tenía mucho que recorrer en el torturoso camino de la inteligencia emocional, así que hice lo que tenía que hacer: le destrocé el corazón.
¿Qué tiene que ver toda esta historia de desamor con que yo le vaya a Alemania? Sencillo, resulta que el pobre bicho llega una tarde, mientras yo gastaba una pelota de BKB en el aro de la cancha del colegio y me informa que el mundial USA 94 ha iniciado y que él le va a no me acuerdo qué equipo. Yo que no sabía nada del acontecimiento deportivo le suelto un "yo voy con Alemania" al azar y recuerdo sus enormes ojos saltones abriéndose desorbitadamente y me dice... "las niñas lindas como vos no deberían de ir por un país nazi".
Debo confesar que en ese momento terminé de lanzarlo al desprecio al pobre. Detuve la pelota y me le acerqué... y le dije "el problema de este puto planeta es gente como vos que no puede enterarse de alguien (en este caso, de un país) que la caga en algo porque entonces son el diablo toda la vida". Lo dejé parado a media cancha y yo me fui a la biblioteca a pedirle a Toyita (la bibliotecaria) un libro de historia universal. A la pregunta de que qué andaba buscando contesté "historia europea del siglo XX"... lo dije con la misma desfachatez que hubiera usado una mujer de abolengo al pedir un "Chanel No. 5" en una perfumería de Paris. Tomé el grueso y polvoriento libro y me fui a mi rincón de lectura habitual. Pasé tres horas leyendo sobre ambas guerras mundiales y sobre la post-guerra... hacía pocos años había caído el muro de Berlín y al llegar a ese hecho, caí en la cuenta que se me había pasado la hora de irme a casa. Llegué tarde y por supuesto mi papá me regañó, creo que el pobre creyó que me había entretenido con alguna amiga de cuchicheos o con algún novio clandestino.
- "¿y me puede decir, usted señorita, por qué viene tarde?"
- Me quedé leyendo en la biblioteca y me agarró la tarde
Mi papá había llegado algo temprano a casa porque los partidos del mundial no se los perdía, aquel año mi mamá sacó a plazos en Simán un hermoso sillón reclinable y le dio su regalo del día del padre, justo para la inauguración cuando cantó la Gloria Stefan y no sé qué otros artistas latinos en la ceremonia.
Tratando de hacer las paces con aquel hombre, le pregunté por qué equipo iba... "Brasil" contestó (hasta la fecha sigue yendo por ellos, con la única excusa de que son latinoamericanos), se me quedó viendo como preguntándome cuál era mi equipo de preferencia y yo entendí... solo dije "Alemania". La misma reacción... ¿por qué les sorprendía a los hombres que yo fuera por los teutones?
Ante su reacción me atreví a ir más allá... y agregué: "y cuando me gradúe del colegio voy a irme a Alemania a estudiar medicina". Casi se atraganta con la limonada que estaba tomando en aquel momento, con un movimiento decidido enderezó su flamante y bello sillón reclinable y me dijo... "¡Estás loca!" Por supuesto me dio risa, con él nunca he podido ser pésima.
Recuerdo que aquella noche, mientras cenábamos me preguntó por qué iba con un país lleno de odio. Y le contesté que me daba mucha pena que solo porque habían habido errores de sus dirigentes se les señalara eternamente, que además que los que la habían cagado ya estaban muertos... y añadí... para sorprender y vanagloriarme frente a mi papá... "Además... una selección que ganó el mundial justo después de la guerra en Suiza... debe tenérsele respeto, porque el 'Milagro de Berna' en 1954 no fue así nomasito, era primera vez que jugaban después de que la FIFA los suspendió de participar en el mundial del 50" dije.
Mi papá no dijo nada.
"Si ya los habían castigado - añadí - ya deberían de ir perdonando que los majes hicieron algo malo"
Obviamente aquello lo había leído en el libro de historia germánica que Toyita me había prestado aquella tarde. Es cierto, honestamente pensaba que era injusto que a aquellas alturas - 1994 - la gente siguiera pensando que Alemania seguía siendo la "bitch" de Europa. Los que nos portábamos "mal" no teníamos derecho a la redención... eso quería decir. Estaba en apuros. Al final sería tratada como la pobre Alemania. Y eso que no le conté a mi papá sobre su recuperación económica en la post-guerra y de los avances tecnológicos y científicos de la gran hundida germania.
Posiblemente la "bitch" fui yo al insultar la inteligencia de Alfredo, quien se quedó parado a media cancha sin entender por qué yo siempre parecía enojada con él, o a lo mejor no debí tratar de impresionar a mi papá con la perorata histórica porque seamos honestos... a mi el fútbol no me importaba... lo que me interesaba era encontrar a alguien que como yo, le tuviera un poco de piedad a una nación mal portada que trataba de ser un poco más gente luego de haberla cagado 'diagalán'.
No recuerdo quién ganó el mundial de 1994, no tengo muchos recuerdos tampoco de otros mundiales... soy mala aficionada, solo recuerdo, cada cuatro años, que yo le voy a Alemania, más que por sus estadísticas o por el subcampeonato en el 66, cuando perdió frente a Inglaterra, por su Franz Beckenbauer en 1974 y luego en 1990, o sus hermosos estadios para Alemania 2006 o su mítico portero Oliver Kahn o su Klose, Podolski y su hermoso y actual entrenador Joachim Löw, sin pasar por alto a sus nada teutones Özil y Mario Gómez y la 'h' de Khedira... o el "hat trick" de Müller... más que por todos ellos, yo voy por Alemania por el divino derecho de rectificar los errores del pasado.
Alfredo se perdió a dos años de habernos graduado de bachillerato y mi papá sigue siendo hincha de Brasil y como él me ha enseñado lealtad (a veces de esa ciega) yo sigo siendo de Alemania.
Necesito comprarme una camiseta de esa selección, no tanto porque van a ser los campeones (aunque sea solo para mí), sino para acordarme que uno no debe andar juzgando errores ajenos.
3 comentarios:
Recuerdo que 1982 fue el primer mundial de futbol que ví. No se borra de mi mente naranjito (la mascota) y a unos jugadores que les decían "los tanques" alemanes.
Por su frialdad, su buen juego me gustaron desde el inicio.
La dureza del idioma, las salchichas munich y la cerveza Schwarzbier (negra) me terminaron de enamorar.
'La dureza del idioma, las salchichas munich y la cerveza Schwarzbier (negra) me terminaron de enamorar.'
Ciertamente...
Pues me ocurrió algo similar. Mi afición infantil -entre cinco y seis años- por el equipo me impulsó a buscar los músicos de Argentina en la adolescencia, luego sus autores al inicio de mis 20, hasta que poco después leí su historia política, económica. Y creeme que todo contribuyó a que se afianzara la pasión por ese fútbol. Aunque ahorita nimi están jugando.
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