jueves, 9 de julio de 2015

Prioridades

Ayer hablando con una amiga me di cuenta, en los últimos meses, en especial, las últimas semanas, he estado llena de cosas, de trabajo... en la oficina, con el negocio, con mi familia, con el clan, con mis buenas intenciones de retomar mi escritura fuera de blogs. Todo es importante. 

Siempre he sido desordenada en mis prioridades, supongo que es el orden que siempre he deseado, porque al final soy desordenada porque la gente cree que soy desordenada, solo porque mi orden, no es como el de ellos.

A veces me he descubierto con la infamia de darme miedo decir "estoy construyendo una familia", porque seamos honestos, el "curso normal" de construirla es quedar embarazada, parir y criar a la criaturita, pero como siempre, las cosas me llegan como tienen que llegar, para sacarme de mi zona de confort y esta "familia" en la que me estoy insertando ya viene crecida, en edad y en número. A veces me siento como intrusa, como visita, como alguien que puede o no llegar x días, a veces me da miedo que siga así. 

Mis papás me enseñaron que la familia es SIEMPRE la prioridad... LA prioridad máxima. He sido feliz creciendo así; por ello, ahora este clan, compuesto por Miguel y sus cinco hijos, es mi prioridad, aunque a veces no pueda entender, aunque a veces no pueda soportar la pena con ellos, aunque a veces no logro articular algunas frases. Encontrarme acá es raro, no malo, solo raro. 

Hace unas semanas empecé a quedarme a dormir en casa del clan, jamás había pasado por esto, siempre ha sido mi casa, mi espacio, mi territorio, mi refugio, el mío y el del gato que me acompaña desde hace un año. Mi espacio con mi desorden y mi orden, mi espacio con mis horarios (los rígidos y los flexibles), mi espacio con las personas que yo he elegido, mi espacio y mi soledad. Caer en la cuenta que eso terminará pronto es terriblemente preocupante, no porque no pueda, no porque no quiera, sino porque una etapa de mi vida terminará y a mi, eso de los cambios, aunque me gustan, me asustan. Lo sé, soy una ilógica. Siento que con el fin de esta etapa de mi vida, también termina una parte de mi. 

Luego viene la consecuencia, con el inicio de otra etapa de mi vida, también inicia otra parte de mi, que ya he sacado con mi propia familia. Por tanto, con lógica, es algo con lo que puedo. Es algo que he decidido con libertad y aunque me asusta, no importa, es mi decisión. 

Cuando a veces he estado muy ocupada, distraída, ensoñando, ya me ha caído un mensaje, nuestro grupo en whatsapp se llama así, como ellos, el clan. Alguno preguntando por qué no he llegado, otro preguntando si no estoy enferma, una preguntando algo sobre realidad nacional o todos poniéndonos de acuerdo para preparar el regalo del día del padre. Todos esos mensajes me dejan un solo mensaje... no hay razón para sentirme fuera de ellos.

Hago una relectura de mis prioridades, me fijo detenidamente en los detalles, en las fechas, en los objetivos en todo lo que hago, absolutamente todo (el trabajo, el negocio, mi ejercicio de escritora... todo) y todo apunta a una sola cosa: esta familia, que a veces no siento mía, pero que deseo asumir con la valentía con la que he asumido mis mejores retos.   

Tengo claro algo, mis prioridades siempre me han sonreído. 

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