martes, 17 de noviembre de 2015

Ese misterioso lugar llamado corazón

Mi corazón no le pertenece a nadie, es mío. Lo que sale de él es mi responsabilidad.

A veces no sé qué hacer con él, lo admito; en otras ocasiones no sé cómo reaccionar ante sus exigencias, pero a lo largo de los años he intentado llegar a un acuerdo armonioso para no matarnos mutuamente. No es fácil. 

Por extraño que parezca, la gente que logra llegar a él es casi imposible que salga, no es ingenuidad, es simplemente que me siento amada y amo a esas personas, que en esencia son mi familia, mi mejor amiga, mis cipotes adoptivos y los miembros de la tropa galáctica. No es que no quiera al resto de la humanidad, es que me detengo justo a tiempo para no sobrecargar a esa máquina que me bombea sangre.

¿Qué pasa cuando dentro de mi corazón se enfrentan dos o tres afectos distintos? Tiempo, quisiera tener más tiempo o partirme en cinco personas, una dedicada para cada área de mi vida: mi familia de origen, mi familia actual, mi trabajo/mi emprendimiento, mi amiga y locuras por hacer y una solo para mi, para no soltar los ratos de soledad que tanto bien me han hecho toda la vida. Pero no puedo, no puedo y algo me dice que no es correcto. Toca hacer malabares.

¿Será acaso que ando sentimental y no logro ver que los reclamos, los encabronamientos, las exigencias afectivas, el llanto por el teléfono son solo formas de afecto de la gente que está en mi corazón? Lo peor de todo es que si los entiendo, no los comparto, pero si... los entiendo, sería genial que ellos entendieran que estoy reacomodando todo para seguir siento la misma persona que los ha querido durante todos estos años. 

Esta mañana Miguel me dijo que casi termina de ordenar y limpiar su closet, ese hombre... como yo, está acomodando todo para que yo me instale en su vida definitivamente; durante varias semanas lo he visto buscar espacio para mis cosas, ideando la forma de que yo no me deshaga de nada de lo mío, dándome la bienvenida con todo y mis libros, mis afecto, mis planes, mis miedos y mis esperanzas. El resto de habitantes de mi corazón deberían estar felices por eso, yo estoy feliz por eso. 

Esta mañana hablé con mi madre, de nuevo me ha reclamado amar a otras personas. Esta mañana mi amiga me ha informado que algo le molesta, esta mañana he llorado un poco. Esta mañana las he entendido... porque ellas están en mi corazón también.    

Posiblemente todo se reduzca a algo bien sencillo, a este misterioso lugar llamado corazón le va haciendo falta estrenar una nueva forma de seguir queriendo a sus habitantes. Una forma que nos deje a todos felices. Incluyéndome. 

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