miércoles, 31 de octubre de 2012

Día cansado

El día no está cansado. Yo estoy cansada.

Luego de dos o tres días de darle vuelta en mi mente a varias situaciones, luego de llorar, consolar, dar agua, escribir, pensar, sentir, enojarme, volver a sonreír, volver a llorar... me doy cuenta que a pesar de tratar de parecer "mentalmente controlada", las emociones me sobrepasan y se me ocurren tan magníficas respuestas a majaderías o propuestas concretas para la solución de una situación insostenible y todas esas cosas que una quisiera hacer para salvar este puto planeta, ¿qué digo planeta? siquiera a la gente que se tiene al rededor. 

Y me doy cuenta... estoy vacía. No tengo vida, me largo tarde de la oficina y llego temprano al día siguiente, no le he llamado a mi familia, planifico y luego modifico mis pensadas para ir a vagar. Me costó terminar un libro que se me podría haber ido como agua entre las manos en una sentada, pero no, pasaron más de dos semanas en terminar. Y respiro hondo.

Respiro hondo a esta hora... 7:10 p.m... le mentí a Miguel, hace media hora le dije que me despedía porque me iría a buscar vida fuera de estas paredes y no... estoy aquí, terminando dos documentos... hasta que me acordé de este blog, dos entradas en más de una semana, solo dos. Yo me sumerjo en estas aguas, no para refrescarme, no para saciar mi sed... es para ahogarme.

Ayer vi la luna llena mientras caminaba a mi casa... a las 11 p.m. este pueblo estaba desierto y tuve miedo, no por los peligros que implica a una como mujer andar tan noche sola fuera de su hogar, bueno... con la rumeit, pero dos mujeres... ¿a las 11 p.m.? Tuve miedo.

Tuve miedo de no hacer todo lo que me he propuesto para conmigo misma. No escribir MI libro, no terminar de leer los libros que me llegan, salir, tener amigos... o al menos ver a los dos o tres amigos que tengo, pensar (en secreto y con pena) que será difícil ir a México con Miguel... que quiero llegar a mi casa, barrer, regar las plantas, cocinar y ver tele... bueno, primero comprar una tele para verla. Pensar... "tengo ganas de ir a escuchar a la Sinfónica" y solo agarrar camino al Teatro, sin problemas de horarios.

Tuve miedo de sentirme, de pensarme y de estar aprisionada.

Amo mi trabajo, pero debo amar un poquito más a esta que escribe, a esta que camina por caminos empedrados, esta que es medio bruja y que des/confía cada vez en algunos seres.

Sumado a todo eso, tengo que regresar al mundo real... contestar correos pendientes, ir de compras para cosas indispensables para la casa, pensar que estoy perdiendo la sazón de tanto no cocinar, pensar que me estoy perdiendo tantas exposiciones de arte, tantas películas, tantas caricias de Miguel, tantos cuentos nocturnos de Sebastian, que mi hermana está enferma, que mi papá tiene un morete en su ojo izquierdo patrocinado por el choque hace una semana, que tantas constelaciones que vibran cada 24 horas sobre mi cielo, que tantas flores han estallado y yo no me he dado cuenta.

Lo sé.
Habla/escribe en esta noche mi cansancio.
Habla/escribe en esta noche mi decepción...
Pero inmediatamente viene a mi mente algo... no importa que ellos no comprenda, no importa que quieran vencer, por primera vez, desde que dejé a mi familia, que me alejé de Miguel... por primera vez... me he sentido parte de una comunidad... la de mis compañeros 




1 comentario:

Clau dijo...

Pues yo hoy, saliendo de esa larga estadía en el ISSS que puede ver en el FB, venía reflexionando que ya es tiempo de darle tiempo a la "mí mísma" que vive en mí. Sospecho que a ud le urge hacer lo mismo.