martes, 8 de octubre de 2013

Dolor de espalda, una pastilla, jugar mahjong y los gatos en mi tejado

Tuve una mala noche.

A mis múltiples lesiones se les dio la idea de joderme todas de una sola vez, así que desde las 2 p.m. anduve una combinación de dolor de cabeza, espalda y bajo vientre.

Lo más terrible es el dolor de espalda.

De hecho es el que ha estado presente desde el domingo, primero lo atribuí a mala posición para dormir una siesta del domingo, pero no, a estas alturas ya descarté esa teoría.

Es un poco triste que, cada cierto tiempo, hago inventario de mis lesiones y dolores... para una persona que pierde cosas a cada rato, ya debería haber perdido un par de estos dolores, los pinches siempre me encuentran.

Anoche no soportaba el dolor, así que decidí regresar a las drogas duras... con la valentía requerida me tomé una codeina y esperé el momento de soponcio para olvidarme de los dolores. De hecho el dolor de cabeza se fue, el de vientre también... el de espalda no.

Me dispuse a dormir, pero no contaba con la astucia del insomnio. ¿Les he contado que soy medio clavada con ciertos juegos? pues puedo pasar horas y horas jugando mahjong y no sé por qué, pero cuando me siento mal físicamente me genera cierta paz. 

Paz que se rompió a eso de las 11 p.m. cuando empecé a escuchar ruidos en el tejado. Al inicio eran pesados y como de una persona no tan grande. ¿Saben lo que eso genera en la mente de una mujer que vive sola y que tiene poca movilidad por el dolor de espalda? Me tuve que enfrentar a un par de dilemas: 1. No tenía saldo para llamarle a alguien. 2. ¿A quién llamar a esa hora? ¿de qué sirve? 

El tal ruido y mi muy florida imaginación me desconcentraron del juego y sentía ganas de llorar del pinche miedo. En serio. Me acordé de la vez que Miguel me contó de los ladrones se habían querido meter a la casa de una conocida de él . ¿Por qué me vengo a acordar de esas cosas en momentos no adecuados? 

Amo mi vida de soltera independiente en un 85%, un 5% corresponde a no gustarme por otras razones... y este pinche 10% por el miedo. 

Nuevamente me obligué a mi misma a ser racional y zarandearme y decirme... "calmate!, en este momento no podes sucumbir a tus miedos ¡No podes!"

Cuando el lado derecho de mi cerebro reaccionó puse atención y confirmé que los pasos que escuché eran los preparativos para una batalla gatuna. Entonces, volví a mi juego.

A eso de la 2 a.m. (y luego de superar la segunda etapa del Mahjong) decidí que no podía seguir sin dormir y con el dolor, hice algo arriesgado... me tomé otra pastilla, era imposible que no me noqueara. Sucedió lo imposible... no me dormí, al contrario sentí que mi estado nervioso empeoró y ahí me tenían recordando cuentos de miedo que Emmety y Fernando me han contado. 

Finalmente el efecto psicoseador de las dos pastillas pasó a las 4:20, a esa hora sentí como AL FIN el sueño empezaba a llegar. Supe que era momento de avisarle a mi jefa que era posible que me durmiera y que llegara tarde al trabajo, le mandé un mensaje diciéndole las peripecias hechas para quitarme el dolor y que sentía que iba a hibernar. 

En efecto, vine tarde... 8:30 a.m. y eso gracias al buen taxista que me auxilió y no permitió que me viniera en bus ya que iba a llegar más tarde y más moloteada... porque, adivinen qué... sigo con el pinche dolor de espalda. 

En días como hoy es necesario no hablar con nadie. Este esta doloroso me pone menos tolerante. Permiso, voy a sumergirme en el trabajo para ignorar este dolor. 

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