viernes, 13 de noviembre de 2009

El frío

Soy de tierra cálida, no soporto el frío.

El frío me cae mal, es bien grosero, no me gusta para mi, pero tampoco para otras personas... no sé.. me cae mal.

Por una razón inequívoca esta madrugada la pasé en un hospital, mientras hacía guardia, buscaba la manera de no dormirme justo al alba. No era la única. En el pasillo la encontré a ella.

Tenía la edad de una abuela, la piel morena y bastante agrietada, su cabello negro-cano amarrado con una pajilla, pequeña pero maciza. No le pregunté el nombre, ni le dirigí la palabra, no le hablé... soy un desastre de relaciones públicas, lo admito.

Esta señora me impresionó, quizá la dimensión hospitalaria me hizo verla de manera sobresaltada. Quizá estaba ahí con una nieta golpeada en la última tragedia nacional, o a lo mejor estaba en el área de la fibrosis quística... o su pequeñita simplemente estaba pasando una de las tantas enfermedades respiratorias. No lo sé... no sé nada a veces.

Yo estaba a este lado del mundo, aflijida por mis problemas, que al final son una babosada, ella estaba allá, al otro lado de mí, con su falda negra, sus zapatos sucios y rotos, con su sueter insuficiente. Titiritaba de frío. Temblaba incontrolablemente y mientras tanto, yo existía en la dimensión tibia de mi sueter de lana, de mi ridícula seguridad citadina, de mi altivez mal puesta. Me partió el corazón verla dormitando de pie, no sé cuántos días tendría ahí, no sé cuántos sufrimientos previos la habían traído a ese hospital frío y asceptico. Y yo que iba de salida no logro comprender tanto frío y tanto abandono. Mi sueter no es suficiente para quitarle el frío a esta mujer, mi indignación no le va a mejorar la vida, mis sueños no se conjugarán nunca con los de ella, a veces el frío me cae mas mal.

2 comentarios:

iba pasando dijo...

Disfruto el frío como oso polar en fiesta, cuando hace frío trato de viajar al norte del país que sé que está más frío.. inolvidable aquella nevada-granizada en el pital.

Pero al igual que la lluvia, no la puedo disfrutar completamente al pensar en las personas que están en la calle temblando de frío, sin poder dormir, que hasta les crujen los huesos.

A veces sentimos frío que no puede ser solventado con un suéter por más caliente que este sea. Cuando el frío no viene del ambiente...

KR dijo...

Exacto, ese frío que viene de la indiferencia o de otras circunstancias menos cálidas es el mas perro, es el más feo y es el que más mal me cae.