(o la historia de una experiencia oriental, un rescate y la justicia kármica)
Resulta que el miércoles, en un impulso casi ingenuo e insensato, agarré un bus hacia Usulután, iba en búsqueda de la matrícula deseada, añorada y pedida en oración a la inmensidad de la fe.
Para no hacer largo el cuento... me fui casi a la una de la tarde, llegue a las tres treinta, entre convencer, cuadrar, asaltar, negocia y hacer sentir mal a mi clienta por haberme hecho viajar HASTA ALLÁ para prácticamente casi nada... me dieron las cinco de la tarde, cuando llegué a la terminal de buses, me enteré: ya había salido el último bus hacia San Salvador... "¡Y dice Cristo a padecer!"
El colmo de los colmos es que mi celular se descargaba rápidamente y estaba intermitente, se apagaba, se encendía... se apagaba y volvía a encender. Empecé a hacer conecciones neuronales y de trayecto, luego de meditarlo mi itinerario era: Usulután - Zacatecoluca - San Salvador.
Mi aflixión crecía al ver que iba a perder la "conexión del vuelo". Expliqué claramente la situación al sr. busero de la ruta 326 que va desde Usulután a Zacate, me dijo que haría lo posible para llegar a tiempo para abordar el último bus de Zacate a la capital, pero me lo advirtió, cabía la posibilidad de perder la conexión.
Mientras el amable busero corría espantado por la carretera, empecé a enviar mensaje de auxilio, s.o.s, meidei, meidei... a mi jefa. Me contestó que me rescatarían... y entonces... mi celular murió. Casi lloro en ese momento. Bien feo sentirse en medio de la nada, a medio atardecer y sin comunicación a la realidad habitual... entonces me di cuenta de mi entorno, llevaba a la par a una señora que trasportaba una gallina, la cual casi que iba empollando en mi hombro derecho... y al otro lado iba un borracho cantor de los mejores éxitos del Buki Mayor... Ay de mi!
Faltando unos quince kilómetros para llegar a Zacate, el busero me lo advirtió, perdería el bus a San Salvador. En ese instante me dolió la cabeza.
Saqué la bateria de mi cel y en un intento casi inútil, infantil y fantástico... empecé a frotarla... no me pregunten por qué lo hice, quizá en mi inconciente todavía estaba dormida la experiencia en mi infancia cuando mi primo Ricardo me daba paja de que así podría "cargar" las baterias de mis juguetes. Tontera la mía... a lo mejor quería tener fe en algo.
Yo no sé cómo... encendí el celular y logré hablar con mi jefa nuevamente... al ratito me llamó don Jorge... y empezó a bromear "toscamente"... ja!!!!! para qué... ahí surgió mi pipil insurgente y le di una insultada de "a galán" pero cuando acordé, el celular se había apagado y luego me enteré que no logró escucharla... ni modo... lástima porque fue una puteada bien diplomática.
Llegue a Zacate, corrí al lugar de partida del bus a San Salvador, pero nada... era un mero recuerdo, desolada caminé a un Biggest que estaba casi enfrente... logré hablar con mis compañeros, me lo confirmaron... llegarían a traerme. Cuando estuve segura, me acordé que no había desayunado ni almorzado y era hora de cena.. asi que cené.
A la hora y media, llegaron la Srita. Norma, mi jefa, y con ella: Don Charlie y Don Jorge. Me chingaron de a galán, con zaña y sin misericordia... ta bueno... lo acepto... abrí una nueva categoría... "world class"...
Cenaron y nos fuimos.
Yo creí que hasta ahí todo sería distinto... como me encanta equivocarme!
Íbamos antes del desvío a Costa Azul cuando le cae una llamada al celular de la Srita. Norma, medio intercambió unas palabras, dijo que era Don Julián, el supremo jefe, para avisarnos que por no sé qué razón la carretera estaba cerrada, que buscaramos un lugar para dormir y que al día siguiente regresaramos a San Salvador. Cerré los ojos y pensé "no puede ser". Hasta el momento mi familia no sabía que había ido a oriente, no sabían donde estaba y llamarlos y decirles: "miren... no voy a llegar hasta mañana" sin esperar un interrogatorio más espeso... iba a ser imposible.
"Busquemos un motel para quedarnos" dijo alguien... Honestamente, y aunque ellos saben que los aprecio... la idea de pasar una noche en un motel con mis compañeros... no es que sea demasiado alentadora o atractiva. En ese momento se me ocurrió llamar a mi papá, confesarle mi ubicación y pedirle orientación geografica, pues mi papá casi tiene un gps integrado... él podría darnos una mejor alternativa que un motel a la orilla de la carretera.
Nos detuvimos en una gasolinera para abastecernos y ahí sucedió lo inesperado, la Srita. Norma no encontró su cartera, no la tenía, la perdió. Esa mujer estaba asustada, lamentaba la pérdida y dijo "Esto no es broma"... ahí empecé a sospechar que aquello de la carretera bloqueada era paja. Empezó a bloquear sus tarjetas, llamó al Biggest de Zacate para ver si la había olvidado ahí... nada.
Nos subimos al carro, cuando empezamos la marcha, lo confesó... era paja lo del problema vial... seguimos el camino, todos callados, aporreados, cansados... Don Jorge solo me dijo "esto es puro Karma, por venir jodiéndola".
Sentí rápido el trayecto, llegué a mi casa y caí en estado catatónico de cansancio, pedía tono y ya ni me acuerdo del cuento chino que di por explicación de mi llegada tan tarde. Me fui a acostar y traté de dormir.
Al día siguiente, los cuatro implicados andabamos con cara de hastío y desvelo, me terminaron de reprochar el hecho del rescate, por lo que se perdieron la novela, pero ahí Don Jorge me lo confesó: "Estabamos bien aflijidos por usted, disculpe que le hablé feo, pero es que no hallabamos qué hacer... nos sacó un gran susto".
A eso de las nueve de la mañana, una señora llamó a la oficina, llamaba desde Zacate, había encontrado la Cartera de la Srita. Norma y encontró los contactos. Ella viajó hasta allá para recuperar sus documentos y tarjetas.
"Esos viajes son buenos" me dijo mi jefa ahora al despedirnos, "son una gran experiencia... y uno aprende mucho... aprende a no andar perdiendo carteras".
4 comentarios:
Lo de las baterías si funciona, electrofíscia pura.. tengo un control como diez años con las mismas baterias, siempre las froto rotándolas al interior del control y siempre funciona.
Hace días que ya no "salgo" por cuestiones de trabajo; tenía la suerte de salir siempre con motorista asignado con quienes entablaba amistad y conocen los mejores comedores y baratos de las carreteras. (detestaba ir a san miguel o más allá por el calor)
Una vez extravié mi billetera en la oficina y tuve que cancelar las benditas tarjetas (para luego encontrar a la extraviada en el ropero de mi casa.. entre enojado-aliviado) Dejé de usar billetera para no perderla je je, bien apuñados salen los billetes de la bolsa del pantalón
jajajaja... ahora ya me rio de la experiencia, pero vieras que ese día andaba que me llevaba el diablo.
Yo soy bien "patechucho" y creo que si hubiera andado a todo mecate mi celular me hubiera aflijido menos, pero si... eso de andar incomunicada y corta de dinero no me parecía tan gracioso.
El único departamento del país que no conozco es Morazán, todavía tengo esa deuda histórica conmigo misma de ir y visitarlo, ando planeando la fuga, pero (honestamente) espero que no sea por cuestiones laborales sino de "extensión personal de la aventura".
Jajajaja. No se como te pasan estas cosas.-
Ay querido Roberto... yo tampoco me explico cómo es que soy magneto de desgracias... me siguen y me alcanzan a cada rato... pero en serio que después me dan risas tantas babosadas y tantas "pasadas" vividas.
Hey... que bueno que al fin escribis, habías estado calladito.
Recuerdalo... te amo.
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