jueves, 7 de mayo de 2009

Con el perdón de Dios y de ustedes

Resulta que he desaparecido, varios son los motivos y las excusas... hay más excusas que motivos a decir verdad.

No es que me crea lo suficientemente y creíblemente indispensable para muchos, no... pero sin embargo las numerosas llamadas celuliticas, los correos, las miradas de desaprobación cuando al fin me ven... todo eso me remacha el ánimo ya remachado que he andado.

Y he estado en este mundo, no me he ido... he estado agazapada y oculta en el anonimato y sin embargo no he dejado de aparecer en público, justo a la entrada de un centro cultural me atrapó en despiste total el director de un museo que me había andado rastreando todo el día. Y me reclamó. Tiene razón. No contesto. No me aparezco cuando ellos quieren... aparezco cuando me ronca el gusto. Y mi gusto se ronca bien poco últimamente.

Ayer aparecieron varios: un chileno, un residente permanente por vínculo costarricense, una costarricense, un buen ánimo y un mal trato vial y afectivo... el pasado y el futuro se han jugado buenas pasadas en la sala de la casa donde estoy habitando.

A lo mejor lo que está pasando es que voy teniendo cada vez menos paciencia, más ligereza y eso no quiere decir que no es que no me importen las cosas... es que estoy cansada, estoy con la sensación de no tener las cosas claras (algunas).

He soñado lo mismo dos noches seguidas. Los vínculos no son tan buenos después de todo. Me preocupo y estoy en estado sobresaltado de expectativa... sé que todo va seguir como si nada... sé que todo se resolverá, pero el tiempo no corre a mi ritmo y eso me frustra.

Hoy voy y tengo que poner cara linda, dar apretones de mano y saludar de beso a señoras bien y sonreír cuando me presenten a nuevas personas y sonreir mas cuando vea a los ya conocidos... no es que me incomode... es que estoy cansada.

Creo que estoy cansada de habitar en esta piel...

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