No sé si la dejé en el carro de mi padre, no sé si la dejé en el supermercado esta mañana cuando pasé por algunos productos de primera necesidad de la oficina...
La he perdido... no está en mi morral, ni en mi maletín rojo, ni en ningún lado de mi oficina... Rolando me preguntó que si sentía un enorme vacío en mi estómago... le dije que sí, pero que es de hambre, precisamente empecé a buscar mi billetera para ir a comprar comida y poder saciarme. Dice Rolando que si no siento una GRAN aflicción es que no la he perdido, que la he de haber dejado por ahí... que pronto aparecerá. Dios lo escuche y que me ayude a dar con ella.
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