martes, 26 de mayo de 2009

el sábado...

todo iba bien... hasta que decidí dejar mi ser ermitaño y acepté la invitación de mi madre a tomarnos un cafecito.

Los detalles del accidente y del dolor que he tenido que soportar todos estos días me los reservaré para un cuento de terror.

Solo declararé lo siguiente: de ahora en adelante le haré caso a mis intuiciones y mis sueños serán referentes inequívocos, el sábado desperté a las 4 a.m soñando que estaba herida... y pasó.

Me duele existir.

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