sábado, 9 de mayo de 2009

Meramente...

En las mañanas oscuras y lluviosas de hace dos años, en el Museo Forma nos debatíamos qué autor era el correcto para amenizarnos los momentos. 

David, mi compañero de trabajo y sufrimiento siempre me pedía que pusiera a Andrea Boccelli, en especial aquella canción titulada "Amapola".

David no tenía una voz privilegiada que digamos... pero cantaba esta canción con tal sentimiento que un día me hizo llorar. Yo cantaba con él y el horror del vacío se nos disipaba un poco y así sobrevivimos a la soledad. Quizá porque eran tiempos tristes para mi, o quizá porque me he vuelto una tremenda llorona.

Mi estimado compañero está enamorado. No sé si está enamorado de una mujer en particular o de el sentimiento en sí. Me parece que su enorme corazón no debería de sufrir por estas razones, nadie debería y menos hombres como él.

Hacernos este tipo de preguntas es básico en el desarrollo afectivo y supongo que David ya le ha hecho esa pregunta que todos hacemos a una flor en un momento de la vida.

Y como no puedo subir la música directamente al blog (DE NUEVO!!) pues les linkeo a Andrea Boccelli y su blanca flor solitaria... súbale volumen y cante a pulmón renovado, y si el recinto donde se encuentra está carente de muebles, como estaba ese museo y esta casa-oficina... mejor, su voz tendrá mas libertad de llegar a esos oídos que deseamos.

¿cómo puedes tú vivir tan sola?
Yo te quiero
amada niña mía
igual que ama la flor
la luz del día
Amapola, lindísima Amapola
no seas tan ingrata
y ámame
Amapola, Amapola, Amapola
¿cómo puedes tú vivir tan sola?


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