martes, 11 de mayo de 2010

Mayo

Honestamente odio mayo.

Varias cosas me hacen odiarlo, entre dichas razones está el hecho de haber vivido la muerte de tres personas muy queridas en un mismo año. No puedo evitar ser melancólica en mayo, justo cuando empiezan las lluvias… entra en juego esta mi tendencia a quedarme viendo al firmamento mientras cae el agua del cielo y termino llorando por cualquier estupidez. No logro decidirme si mayo es caliente o frío… porque, para entonces Abril ya agotó mi tolerancia al clima cálido y el cuerpo me clama un poco de frío.

Mayo y su religiosidad mal puesta, sus rezos interminables por intercesión virginal, flores de olores hostigantes, obligación de felicitar a mujeres que ya parieron y que se empeñan en recordarnos su sufrimiento y abnegación en aras de mantener vínculos viciosos con sus vástagos, sumado a la odiosa tendencia de sentirme culpable por existir. Bien feo el sentimiento.

El mayo recién pasado me dejó recuerdos dolorosos del accidente y los peores dolores sentidos en la columna vertebral, el recuerdo de dos o tres inyecciones de analgésicos al día para soportar dicho dolor, el bastón que me dio aspecto de abuela del siglo XIX y el corsé que me inflingió dolor e incomodidad todo en aras de quedar “medio-bien” y poder caminar sin cojear, agacharme sin dificultad y hacer el amor sin sufrimiento.

Al final no sé si es mayo o soy yo… no lo sé.

Este año, mayo no inició tan bien que digamos, siempre en la familia me encuentro con los nefastos reclamos por mi “indiferencia” o mi necedad de no comportarme como una mujer normal; seis días en el hospital en los cuales no vi a mi madre nada más que en los momentos de mas dolor y en los que aprovechaba de hacerme los comentarios y preguntas que prefiero que no me hagan. Mayo me maltrata.

Sin embargo, desde el viernes pasado traté de hacer un pacto con este mayo, le pedí una tregua porque en serio… en serio… quisiera coleccionar buenos recuerdos en este mes… a pesar de la pelea materna en la noche de ese mismo viernes y que me hizo acreedora de la ley del hielo general hasta las 6 p.m. del día lunes.

Mayo… o mi madre, que para los usos convenientes es lo mismo… me recordó que no soy merecedora de hacer planes a futuro, que soy una persona atascada y que no se me pueden otorgar nuevos recuerdos… entonces decidí que no tenía por qué pedirle permiso, así que me fui.

Voy a seguir siendo la persona que no planifica las cosas, que llega cuando quiere, que habla solo lo que desea y con quien desea y que contesta solo las llamadas que desea. Voy a seguir siendo la malditaza que he sido desde hace tiempos, seguiré desempleada y preguntándome si en realidad muchas cosas valen la pena.

Seguiré viviendo más mayos, a parte de este, pero la diferencia es que ahora, aunque no le guste coleccionaré buenos recuerdos.

2 comentarios:

ER dijo...

Mayo siempre me ha gustado por el inicio de las lluvias, los zompopos, las tarántulas, las hormigas voladoras (aunque sospecho que no son hormigas).

De niño jugábamos fútbol bajo la lluvia en cancha de tierra(lodo) hasta regresar hecho una mugre a la casa. Hoy ya no juego pero si me encanta salir a mojarme cuando empieza la lluvia. Un domingo con lluvia todo el día es lo mejor que puede haber.

KR dijo...

Mi tendencia fatalista siempre me hace algo cegatona y no me doy cuenta de algunas cosas... vos sabes que amo la lluvia, solo que la de mayo no se decide a caer... pero cuando cae... ah... que maravillosa es.
Tenemos que estar pendiente de una lluvia en domingo para coleccionarla en nuestros recuerdos compartidos.