jueves, 21 de julio de 2011

Yo no te conocí

nunca te hablé, no vi tu rostro nunca, no tengo un registro memorístico de tus cabellos, ni del color de tu piel, ni de la expresión de tus ojos, pero me imagino que fuiste como cualquier pre-adolescente de este país. A lo mejor te gustaba la música, o ver novelas, o chatiar... no lo sé

A pesar de esto, me has hecho llorar desde hace dos días, lo que no sabes vos es que soy particularmente chillona aunque no lo parezca. Lizz y Dorislea si te vieron, Maritza si supo de ti, seguramente Nelson te vio en algún momento... Lea posiblemente se cruzó en tu camino en el instituto en alguna tarde calurosa en tu Armenia y qué dichosas ellas y él de haberte conocido.

Hace poco, tu historia, o al menos una parte de ella, llegó a mis oídos. Desapareciste una tarde, no te encontraron y era tan improbable que hubieses escapado de tu casa, eras tímida, tanto que no te atrevías a entrar a las reuniones de los comités juveniles, te quedabas ahí paradita cerca de la puerta junto a tu amiga, sin atreverte a entrar. Dorislea te animaba. Una vez fuiste, no más.

No más clases, no más cuchicheos inocentes, no más ánimos, ni curiosidades propias de tu edad. ¿Tenías 12 o 13 años? ¿tenías hermanos y hermanas? ¿qué han dicho tus padres? ¿llorará aún tu madre? No lo sé. Lo que sé quisiera no saberlo: Te llevaron a la fuerza, te maltrataron, te golpearon y te violaron. ¿Alguien se opuso? ¿alguien te defendió? ¿alguien te dio consuelo? No. Te mataron.

Yo no sé tu nombre, es de los cientos de cosas que nunca sabré de ti, lo que sé quisiera no saberlo, porque no quisiera que te haya sucedido. Pienso inmediatamente en mis hermanas, en las muchachas que van a los comités que atiendo en Ciudad Arce. Pienso en todas las mujeres que mueren de esta forma violenta... y lloro, por supuesto, tu nunca supiste que soy particularmente llorona, que me indigno, que siento un calor en mis oídos cuando sé este tipo de historias, que se me apesadumbra el corazón y que música triste me persigue desde entonces.

Te encontraron, muerta ya, mutilada, viendo al cielo y yo lo único que espero es que, no importando dónde estés ahora, nos des fuerzas, que nos des valentía y que hayas encontrado paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

NOS "TOCA" VIVIRLO.... nos toca el corazón, las tripas, el cerebro... nos genera muchas cosas, pero sobre todo impotencia...
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