martes, 30 de abril de 2013

Esa muchacha en bikini

se llama Martha, en la fotografía que la ha inmortalizado, tiene 24 años, ya lleva el cabello corto, como siempre la he recordado, es negro sin fulgor y su piel blanca no tiene ni una sola arruga. Recostada sobre la toalla, sobre la arena de una playa anónima de nuestro país. Siempre le ha gustado el mar, no sé por qué.  Toda la vida ha sido coqueta, maliciosa, siempre tuvo muchos pretendientes y una larga lista de novios, hasta que Oscar llegó a su vida y se instaló permanentemente. Él sentía que aquella sonrisa de ella en la foto le pertenecía. De alguna manera así era.

Martha es trabajadora, le gustan las fiestas y vagar, siempre le gusta vagar... ir al mar, conocer pueblos. Ama a José José y siente una pasión escondida por Rod Stewart. Siempre ha querido formar una familia, es una de sus metas. Su mamá murió cuando ella era una niña de 6 años y desde entonces ha estado viviendo con tías y su hermana mayor. De su papá y sus tres hermanos no sabe mucho, solo que son bolos chichipates y que ostentan el apodo comunitario de "los diablos". A pesar de eso... en su corazón no existe el rencor ni el resentimiento... de hecho, más adelante estrechará sus vínculos y los amará como si fueran niños otra vez, en aquella finca de los Planes de Renderos donde nacieron. Su papá morirá en su casa 14 años más tarde, a salvo de los odios y otras malas pasiones.

"Es linda" dijo Oscar cuando vio la foto, recordó cuando la tomó, porque él la tomó... tomó, también... la secuencia, donde esa misma muchacha de blanca piel y cuerpo muy delgado, en bikini está acompañada de una niña de un año de edad, piel morena y pelo negro muy liso y rebelde, ataviada únicamente con un calzón colorido, ambas distraídas aparecen viendo en direcciones diferentes, Martha hacia el horizonte lejano, la niña concentrada en hacer garabatos en la arena. 

Aquella mujer, es decir... Martha... y aquella niña... es decir... yo éramos las primeras piezas, junto a Oscar, de esta familia de locos que somos. 

Hoy, aquella muchacha del bikini cumple años, ostenta otro tipo de belleza, su cabello es rojizo y ya tiene un nieto, sigue trabajando, el carácter le ha desmejorado, pero ahí está, amando-odiando al mismo hombre desde hace treinta y cinco años, sigue gustándole el mar... y sigo sin saber por qué. Ella empieza a ver otros horizontes y yo sigo entretenida haciendo garabatos en este blog.

Feliz cumpleaños Martha.

No hay comentarios: