lunes, 1 de abril de 2013

Quiero contar una historia

llena de palabras, llena de días y noches para recordar. Puede ser que no sea mi historia, a lo mejor vos no estés en ella. Puede ser que sea la historia de una de mis hermanas o la de una de tus hijas. A lo mejor el protagonista sea mi Sebastian o tu sobrino. No importa.

La gracia de contar una historia no es saber entretener, es saber recordar. Quizá por eso me gusta la idea de contar una historia, porque mi cabeza que es un caos, este corazón que es un torbellino, estas entrañas que me duelen encontraran calma y recordaran esa historia que saldrá de mis dedos, de mis teclas, de mi sueños. 

Quiero verte leer esa historia, agarrar cada página, cada palabra, cada letra con el primor absoluto de saber que es una historia de amor y horror, de saber que es fantasía y cotidiana, que es el compendio de un mundo terrenal y concreto con un mundo que solo vive dentro de mí. Que sepas que invertí horas, días... una vida completa en entrelazar cada hilo de esa historia. Que aunque yo la haya escrito y que vos la leas en realidad esa historia no nos pertenece a nosotros, que es para todos, que es para nadie, que es una forma de pasar a ser eternos y otra forma de finalizar nuestras vidas. 

No sé cuándo termine de escribirla, la inicié mientras te esperaba para acompañarte al hospital, ahí... en medio del paso de miles de personas, ante la mirada atónita de hombres que ya no creen en el amor... ante la mirada de mujeres que se sienten vacías. 

Serás vos el depositario de esa historia, tal vez te vuelvas guardián de los detalles más intrincados, entenderás el sentido de una canción en ella, entenderás los gestos de sus personajes, comprenderás perfectamente cada vocal, cada consonante, cada referencia, cada viento en los cabellos de sus protagonistas. Entenderás entonces muchas cosas que me rodean. 

Quiero escribir una historia, posiblemente vos le harás correcciones, porque así sos vos... me dirás qué hay que mejorar, qué es lo que no te guste... yo te escucharé, pero para entonces, ya te habré observado mientras la leyeras... y ahí se dará el inicio de otra.

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