A él pasé mucho tiempo encontrándomelo en las exposiciones y otros menesteres culturales, al inicio nos saludabamos bien diplomáticamente, gracias a mi mala costumbre antisocial, hasta que un día intercambiamos más palabras que un "hola".
Siempre anda sonriente, siempre hiriente también, siempre con Oscar, siempre lindo (entiéndase limpito, bien peinadito, planchadito y perfumadito). Siempre me ha caído bien.
Esta mañana me pidió dos líneas y he pasado todo el resto del tiempo hasta ahora pensando en las dos líneas que necesita mi amigo, entre proyecciones por países, credenciales de la revista y otros menesteres como Valoarte y Somarts no me dejan en paz las neuronas, pero sin embargo, me detengo a ver la foto que me regaló para la oficina, está ahí pegada a la pared, logro ver el sol ocultándose entre las montañas y unas bellas nubes que me dan el descanso que no puedo tener ahora.
Y las dos líneas que se me ocurre escribirle son: Gracias por darme esta ventana "postiza", que logra sacarme de mis opresiones y de mis ofusgaciones laborales, sabes que te quiero mucho, como amigo, como artista y como especimen esparcidor de sonrisas.
He dicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario